1 – Solo llevábamos un año como amigos. De hecho, hubo momentos de aquellos días en los que me pareció que alguien finalmente me entendía. Un día hicimos una juntada en su casa y se sumó su hermano sin que me moleste y sin que me entusiasme. Al principio fue solo comer algo que preparó su vieja y tomar unas cuantas cervezas. Charlas, risas, joda, una buena reunión. Cuando la comida se terminó seguimos bebiendo. Ya sabíamos que la noche empezaba y terminaba en eso porque ninguno de los tres teníamos plata como para salir. En esas a mi amigo se le ocurrió que juguemos con naipes. Fue un juego que nunca antes había jugado y que, después de esa noche, tampoco volví a jugar otra vez. Ni siquiera puedo recordar cómo se llama y cuáles eran las reglas. Solo tenías que intentar quedarte sin cartas, era parecido al “Desconfío”. Perdía quien finalmente se quedaba con todas las cartas. No sé cómo gané la primera vez que jugué y creo que perdí las dos siguientes manos. En esa primera vez que gané, una vez que ya no tenes cartas, quedas fuera de juego y libre para ver a los demás jugar. Y de a dos jugadores se podía poner medio largo el tiempo de juego. Primero solo los miraba jugar y luego repare que, de fondo, estaba sonando algo. Era Depeche Mode y su canción “Nothing”. Se ve que mi amigo y su hermano tenían un casete de ellos y yo no lo sabía. Solo por aburrimiento me puse a bailar solo la canción. Mi amigo y su hermano no me miraron en absoluto. Yo era un tipo bailándole al aire cerca de dos jugadores de cartas. Nada es lo que pasó luego. Las cervezas se terminaron y al rato también la reunión. Los años pasaron y las vueltas de la vida nos dejaron a él y a mí en lugares distintos. Era la persona que yo menos sospechaba que le pudiese gustar Depeche Mode. ¡Que el camino se encuentre con él!
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