Friday, May 31, 2013

LOS OIDOS FASCINADOS



En 1998, hace 15 años, aparecieron los dos últimos números de Esculpiendo Milagros en el formato revista. Para diciembre del 2001 apareció el verdadero último número de EE.MM, el n° 16, con formato de diario. Pero para mostrarles mejor de que estoy hablando, primero vamos a hacer una cronología. Acompáñenme en este emotivo flashback.

Entre mayo de 1992 y febrero de 1993 aparecieron los cuatros números de Escupiendo Milagros. Se bautizaron así en homenaje a un disco de The Blue Aeroplanes. Para mayo de 1993 pasaron a llamarse Esculpiendo Milagros, quizás por problemas de marca registrada. También hubo un cambio en el staff de escritores para aquel entonces. En 1993 aparecieron 5 números, este fue el año más prolífico para la publicación. En 1992 habían aparecido 3 números y en 1994 también se repitió la cantidad (los números 5, 6 y 7). En 1995, probablemente debido a problemas económicos, editaron solo los números 8 y 9, en mayo y el período agosto-septiembre respectivamente. Para 1996 las cosas mejoraron un poco y aparecieron los números 10, 11 y 12. Para el otoño de 1997 apareció el número 13 y luego llegó un hiato de más de un año hasta que por fin editaron el n° 14 para el invierno de 1998. El número 15 salió en la primavera de 1998. Tuvieron su regreso en el 2001 (el que mencione más arriba) y luego hubo un largo silencio que fue interrumpido en el 2004 cuando me enteré que volvieron con un blog spot. Este blog está muy bueno pero no es la revista, no puede serlo tampoco. 15 años después, la revista se extraña mucho. Demasiado. ¿Por qué?

Voy a pasarles una lista de discos que no pude ubicar en la red- en- la- que- se- puede- encontrar- todo.  Quizás busque en los lugares equivocados y también no estaría nada mal volver a las disquerías de coleccionistas para buscarlos. Pero por ahora me basta con enumerarlos:

1 – Biota – Almost Never

2 – Biota – Object Holder

3 – Biota – Tumble

4 – Cassiber – A Face We All Know

5 - Die Vogel Europas – Best Before

6 – CroMagnon – Zapp!

7 – EC Nudes – Vanishing Point

8 – Forever Einstein – Opportunity Crosses The Bridge

No hay nada o casi nada de estos  grupos dando vueltas por Internet. Hay solo alguna que otra canción suelta por ahí en You Tube y nada más. Parece que años atrás los subieron a la red pero luego de la caída de Megaupload, desaparecieron los archivos mp3 que subieron a la red. Hasta el momento nadie se molestó en volver a subirlos. Curioso asunto: cada vez que se elige un recorte, o sea, cada vez que se elige de que música se va a hablar, siempre quedan afuera estas agrupaciones con música difíciles de encasillar en un solo género. Y hace 15 años estamos huérfanos de una revista en Argentina que hable de esta clase de sonidos. También sospecho que desde aquel 1998 hasta este 2013 han pasado una serie de experiencias musicales excitantes que nadie siquiera se ocupó en nombrar. 15 años después estamos repletos de música invisible, música fantasma que parece no existir pero que sí existe.

Entre 1992 y 1998 leí sobre grupos y solistas en Esculpiendo Milagros que aún siguen pareciéndome fascinantes. Con los oídos fascinados estoy anhelando escuchar estos 8 discos que enliste más arriba, varios de ellos editados por el sello Recommended, un sello discográfico excelente.  Cualquier probable lector que sepa como ubicar estos discos, por favor, contáctenme en omarhmiguel@hotmail.com.  

También se me ocurrió pensar que en estos 15 años puede que el panorama musical haya cambiado lo suficiente como para que ni siquiera haya lugar para que se editen aquellas músicas heterodoxas, experimentales, repletas de imaginación, de algún modo intransigentes. Puede que la sobre saturación de información que representó (y representa) Internet trajo un mar de músicas que se repiten y plagian las unas a las otras. Pero algo en mi mente me dice que este pesado pesimismo no se corresponde que con lo real, que algo más pasó y yo simplemente estoy mal informado. Escucho casi siempre de lo mismo porque me recomiendan casi siempre más de lo mismo. Busco cosas nuevas para escuchar leyendo las listas de lo mejor del año de distintas publicaciones extranjeras y de esa clase de fuente no surgen los sonidos más fascinantes. Este es un buen momento para que EE.MM  vuelva. Que vuelvan y demuestren que yo estoy equivocado, que en estos últimos 15 años pasó de todo. Solo había que revisar en la batea que casi todo el mundo ignora. También creo que cambiando mi modo de buscar información mejoraría mi panorama musical. Al fin y al cabo, decidir qué música escuchar siempre fue, y es, mi responsabilidad.

Thursday, May 30, 2013

BIBLIOGRAFIA ROCK



En nuestro país, el rock contó con un periodismo que lo narraba casi desde su génesis. Luego, en la década del 70, aparecieron los libros de rock. Nombres tales como Miguel Grinberg y Juan Carlos Kreimer vienen a mi memoria. Entre los ochentas y los noventas abundaron los libros dedicados a un artista o grupo de rock en particular y no tanto acerca de movimientos culturales. Se escribían y publicaban historia de gente por ser famosos o por haber fallecido. Durante los noventas también aparecieron varias enciclopedias del rock. Histo Rock de Guillen, la Historia del Rock que publicó en fascículos el diario La Nación (que en realidad fue la publicación en Argentina de un libro que se escribió y editó originalmente en España), los fascículos que publicó la revista Gente (¡!). En fin. Y no me puedo olvidar que el famoso uno a uno entre el peso y el dólar no solo trajo cds importados, sino también revistas importadas y libros importados. Y, a pesar de todos los antecedentes que mencione, nunca puedo sustraerme de la impresión de que no hay suficientes libros que consultar. Pero últimamente la historia de a poco está cambiando.

Desde el 2010 hasta nuestros días se editaron 4 libros que me llenaron de música y de asombro. Libros que me dejaron pensando. Libros que me impulsaron a volver a consultar viejas revistas, amarillentas fotocopias, libros baqueteados, para recordar, para confirmar. Esos 4 libros son:

1 – Después del rock – Simon Reynolds (2010, Caja Negra Editora)

2 – Retromanía – Simon Reynolds (2012, Caja Negra Editora)

3 – La historia secreta del disco – Peter Shapiro (2012, Caja Negra Editora)

4 – 10 discos de rock nacional – Autores Varios (2013, Paidós Entornos)

Estoy escribiendo este post para recomendar su lectura, aún sin estar de acuerdo con todo lo que leí. Incluso, en ocasiones, me quedó la impresión que ciertos temas  tratados en estos cuatro libros da para debatirlos más. Estoy escribiendo esto sin dejar de recordar que hay más libros editados que hoy no estoy nombrando, siendo esto otro indicador de que estamos en una nueva etapa. Luego de encontrar tantos discos en la red y dejar de buscarlos en las disquerías, ahora llegan los textos que hablan sobre lo que se escucha, quizás, insuficientemente. Estoy escribiendo esto y recordando que también hay libros subidos a la red en forma de archivos pdf. Y, principalmente, estoy escribiendo esto porque estos cuatro libros vienen con algo en común,  con dos nombres que se repiten y  me parece que vamos a tener que seguirles la huella: Diego Esteras y Ezequiel Fanego. Ambos son los compiladores del libro 10 discos de rock nacional y ambos figuran como Dirección Editorial de los tres libros de Caja Negra Editora. A mantenerse atento a la antena, si llegas a enterarte de una nueva aventura editorial de Esteras y Fanego, no la dejes pasar, casi seguro que no defrauda.

Wednesday, May 29, 2013

EL BESO DE LA ABEJA OBRERA (CAMINANDO POR LA NIEBLA)



Llegó el mediodía a la fábrica. Celeste y yo vamos a marcar tarjeta, de 12 a 13 la empresa no nos paga, esa hora no cuenta para la remuneración, era el mercado laboral que había en el neoliberalismo post flexibilización laboral a mediados de los noventas. Íbamos a cumplir veinte años pronto. Tamara se acercó corriendo a Celeste y se la llevó a un costado para chusmearle algo al oído. Yo sigo de largo, marco tarjeta y salgo al solcito de mayo para sacarme tanto frío. Todos los compas están sentados cerca del montón de escombros, comiendo cada cual lo que se trajo de casa. Pérez me dice “Con una hora te alcanza, ¿no?” Yo soy el que más rompo las bolas con llamar al sindicato para ver qué esa hora sea remunerable, que sea jornada de ocho horas con media hora para comer, como se debe. La semana pasada, mientras discutíamos todos, González me ubico: “Boludo, lo único que va a pasar es que te van a echar a la mierda”. El pelado Gatti me jodió: “Es una hora, Gordo, no jodas, vos que sos el creativo buscate algo que hacer con la Cele”. A mí no se me ocurrió nada que decir excepto: “¿En una hora?” y todos se me cagaron de risa. “¡Mira vos, el Gordo tiene el record!” gritaba Peralta en medio de las risotadas y Celeste me miraba con cara de “¡Pero que sos pelotudo, eh!” De ahí en más me volví el Bob Patiño de los muchachos. Cuando apareció ella, la agarré de la mano y nos fuimos a la vueltita, a comer entre otro montón de escombros, debajo de un árbol. Cuando rajábamos de los demás, escuchábamos silbidos y pavadas que decían los maestros del truco mágico: vivir con dos mangos. Nos pusimos del lado que daba el sol y Cele sacó hojas de diario de su mochila para usar tipo asiento y el taper con tarta de acelga. Yo saque la bolsa con pan y mortadela y salchichón primavera y la botella de medio litro de jugo de naranja. Ella miró la bolsa y preguntó: “¿Por qué no te hiciste los sambuches?” “Anoche tenía fiaca” le dije y ella me respondió con una media sonrisa y sacudiendo la cabeza como diciendo no y estiró el brazo derecho hacia mí. “Dame” y le pase la bolsa. Ella se puso a armarme los sambuches y se hizo uno para ella también. Mientras, yo saque el walkman y me puse a escuchar una hermosa canción. Al ratito la mano de Celeste me alcanza algo de comer. Yo apretó  el stop del walkman y le digo. “Podemos hacer una película que se llame: Ruido como linda música”. Se ríe en silencio con la boca llena, termina de tragar y me dice: “No tenemos para  hacer una película”. Entonces vale aclararle: “No. Lo que digo es escribir el libreto, el guion, y alguien con guita que lo haga”. Con aire distraído, mirando para otra parte, ella me pregunta: “¿Escuchando a Sonic Youth?” Como no entiendo, me quedo callado. Celeste me mira y repregunta: “¿Estuviste escuchando a Sonic Youth?” Ahí recién caí y le conteste: “No, estos son los Red House Painters. Tomá, escuchá.” Y le pasó mi walkman y le hago escuchar “Katy Song”, la canción que escuche hoy temprano a la mañana mientras pedaleaba de casa a la fábrica. Yo empiezo a comer y también me morfo un pedazo de tarta que ella trajo y la miro escuchar esa música que tanto me gusta. Estoy en silencio, miro para el campo y pienso. Ella para el walkman y no dice nada. Me pregunta: “¿Cómo sería tu película?”. Ahí me largo: “Seríamos nosotros dos que en vez de volver al toque a trabajar, nos ponemos a hacer fiaca atrás del dragón y lo escuchamos arrancar. Pegamos la oreja al corazón del dragón y escuchamos el quilombo que hace el horno, todas las hornallas bramando sus llamas, el ruido de rotas cadenas que hacen los engranajes, bueno, todo eso.” Ella escucha y pregunta: “¿Qué más pasa?” Bueno, el resto todavía no se me había ocurrido y se lo digo. “Eso no es una película”. “Sí, ya sé, amor, es el principio de una película” termino diciéndole. Ella se queda mirándome como extraviada y, como quien no quiere la cosa, cambia de tema: “El sábado pasado, cuando llegamos a Once a la noche, te quedaste mirando el cielo por un rato, ¿Qué mirabas?” Y otra vez me puse poético: “Imaginaba como sería si una araña enorme tejiese su telaraña entre los techos de distintos edificios, como se vería, de que se alimentaría, no sé, cosas así.” Cuando vuelvo a tierra, veo que ella me mira fijo a los ojos con onda pero también para ver en que ando yo. “Vos ves telarañas en los edificios altos, vos llamas dragón a una máquina que tiene un horno y hace ruido” me dice la Cele. Terminó de decirlo y empezó a reírse suave y dulcemente. Me mata cuando hace eso. Yo reconozco que soy un bicho raro, que me la paso hablando de armar una banda de rock, de armar un programa de radio, que me la pasó leyendo revistas, que quiero escribir en ellas. Después de un rato medio que me caliento y le digo: “¿Qué?” “Tenes que ordenar el quilombo que tenes en la cabeza”. Claro que ella va a la facu y hace una carrera que, en el futuro, la va a sacar de acá. Y está todo el tiempo insistiéndome que yo debería seguir estudiando y me parece que tiene razón. Pero ahora estoy con ganas de insistir con lo mío: “Sin soñar no se puede vivir”, le digo. “Y solo soñando no se vive” me retruca ella y me enamoro más y más de ella cuando me dice cosas así. Ella es así de inteligente y porque soy un cagón, no blanquee nuestra relación en mi familia. Ella vive con sus viejos, yo con los míos, así logramos zafar con los sueldos de mierda que cobramos. Si un día se le llena la panza de huesos, ahí voy a estar en el re horno. Yo no sé si estoy para criar hijos. “Y solo soñando no se vive” me dijo. La frase de Celeste se quedó haciendo ruido adentro de mi cabeza. Ella vio que me quede un poco mal y entonces con su voz de hembra me susurró algo para después apoyar su oreja izquierda sobre mi corazón: “Dale, che, contame que otra cosa pasa en tu película”. Y yo le digo: “Te veo a vos, Celeste, te veo volviendo a la noche de Capital hacia acá. Te bajás del colectivo que te deja cerca de la estación de trenes y vas caminando vestida toda elegante. Caminando atravesas el parque lleno de la niebla de la noche oscura. Caminando, regresando a casa. Yo te espero en casa y cenamos algo rápido porque queremos ir a la cama. Porque estamos cansados, porque tenemos ganas. Debajo de las cobijas me das el beso de la abeja obrera, todavía tenes la niebla de la noche toda como guirnalda por toda la cara. Apurado te bajo la bombacha y nos ponemos hasta la jeta. Te das vuelta y te pones boca abajo. Arriba tuyo, yo sigo buscando tu beso, el beso de la abeja obrera. Todo este calor es para vos, Celeste. El que quiere Celeste que no le cueste. Mañana va a ver cielo, Celeste. Todo este orgasmo es para vos, Celeste”. Ella escuchó todo esto callada y siguió callada un rato más. Me animé y le pregunté: “¿Y? ¿Mejoró algo la película?” Tardó en responderme: “Sí, hay que enganchar esas dos partes en un todo coherente, pero sí, me encantó.” “La canción esa que me hiciste escuchar también me gustó mucho pero para la película no la podemos usar porque parece triste” agregó. “Sí, la canción es triste y muy hermosa” le dije. Al toque pregunte: “¿Y qué música podríamos usar? ¿Sonic Youth?” “No” respondió Celeste. Y al toque me pregunta: “¿Y si hacemos la música nosotros?”