Thursday, September 24, 2020

Una doncella en los paisajes del Abasto


 

1 – La consigna de hoy es escribir sobre una canción cuyo título es un nombre propio.  Una vez más, al buscar cumplir con esa labor, también hago un humilde homenaje a una gran cantautora argentina. La canción se llama “Río Paraná” y el grupo que la interpreta se llama Suárez.

 

2 – Hasta donde puedo recordar, la última vez que nombre a Rosario Bléfari fue en el post del 27 de abril de 2012. Hace más de ocho años. Allí escribí que la había visto tres veces. La primera vez la vi sola, paseándose por el hall central del Abasto Shopping durante un Bafici. Miraba papeles y papelitos dedicados al evento como si fuese una doncella musical mirando y acariciando hojas y ramas de los árboles del bosque. La segunda vez venía acompañada de sus amigos por el hall central del Abasto Shopping durante un Bafici. Todos iban caminando ni muy rápido ni muy despacio, despreocupados, charlando, riendo. Y la tercera y última vez la vi con su hija por el hall central del Abasto Shopping durante un Bafici. Entraron por el acceso que da a un hipermercado, ambas llevaban cascos para andar en bicicleta y habían dejado sendas bicicletas afuera, encadenadas a lo que creo que era un bicicletero, para ingresar, chequear la programación del día (creo) y volver a salir a buscar esas bicicletas. Suárez tienen un tema que se llama “En La Bicicleta” que tiene un aire al “Tomorrow Never Knows” de The Beatles.

 

3 – Y muchos años antes de esto había visto a los Suárez en vivo. Si no me equivoco fue en el Centro Cultural Ricardo Rojas en 1996 o 1997. Grabe este recital en un casete que un amigo mío perdió sin querer. De ese recital recuerdo la voz y la mirada de Rosario, un tanto de hielo y un tanto de fuego, mientras cantaba y tocaba la guitarra. De fondo proyectaban “Soñar, Soñar”, la gran película del gran Leonardo Favio. Los Suárez tienen varias grandes canciones y geniales discos. Después la carrera solista de Rosario y en otros grupos dejaron canciones que no conozco, pero que también son geniales, según la opinión de ciertos seguidores de su obra.

 

4 – En “Río Paraná” ella y la banda describen un paisaje sonoro con mucha ligazón con sonoridades y creaciones locales. Es un pop hecho por personas que viven en Capital Federal y que también buscan emular algo del folclore litoraleño. El noise pop de ayer ya no está presente en este tema. Ahora todo suena claro. El video de la canción es muy lindo también. Trae una añoranza agridulce por un paisaje que se me antoja imposible. Más que de un río, parecen hablar de un dominio del ensueño. Hablan de un lugar que se hace nada ni bien uno pone un pie allí.

 

5 – Y un buen día, en mayo de 2016, les arme un recopilado de canciones a mis amigas. Todas las que cantaban eran mujeres. Incluso algunos grupos estaban formados solo por mujeres. Le puse de título: “¡Chicas al Poder!” Este “Río Paraná” estaba latiendo ahí. Por alguna misteriosa razón, nunca me terminaron de comentar si les gustó o no. No digo la canción sino el conjunto de 20 canciones. Ya lo dije antes: el resto de las personas viven las músicas de un modo muy distinto al mío.

 

6 – Además de las músicas, Rosario Bléfari actuó en películas y escribió. En el libro “10 Discos de Rock Nacional Presentados por 10 Escritores” figura ella hablando de “Horrible”, un disco de Suárez (pp. 181-205).

 

7 – Esta cuarentena, que ya no lo es tanto, nos desterritorializo. Estamos en nuestras casas experimentando algo así como un destierro. Pero un desterrado también puede hacer una patria a partir de esas cosas que ama y que siempre lleva consigo. Cada vez que escuches a Rosario cantar te vas a sentir navegando sobre ese barco que lleva el nombre de tu nombre.

 

 

 

Wednesday, September 23, 2020

La noche lluviosa de la autopista


 

1 – Fuimos a ver a Fabián a La Plata. El Hippie Johnny al volante ida y vuelta. Nuestra viejita en los asientos de atrás. Yo iba como una suerte de copiloto que no solo no sabe manejar, sino que les lima la paciencia a los otros tripulantes pasando por el reproductor de cds del auto una y otra vez el disco “Navega” de Jorge Fandermole. Que es un hermoso disco y fue una gran idea escucharlo entero la primera vez. La segunda vez se lo fumaron pacientemente en calmo (y me imagino) ansioso silencio. Para la tercera vez que iba volver a repetirse, el Hippie Johnny me ordenó que saque eso del estéreo del auto. Al volver le tocó el turno a él de musicalizar. Sucedió sin que buscásemos que pasara. Resulta que al volver nos sorprendió una tormenta que a nosotros nos dejó pasar, lentamente, pero sin detenernos mucho. Después nos enteramos que hubo autos inundados y tramos cortados de la autopista en un embotellamiento importante. Se ve que zafamos por poco. En esa marcha lenta bajo la lluvia y en la oscuridad, él puso un tema de Horacio Fontova que se llama “Que Mañana Rara”. El autor del tema es Jorge Costa. Saque ese dato del suplemento Radar del 26 de abril del 2020. Más precisamente de la columna homenaje de Pipo Lernoud. También hay otra columna de homenaje de Alfredo Rosso y la nota principal firmada por Mariano Del Mazo. Este último habla de aquel disco del Fontova Trío que apareció en 1982 y que traía, entre otras canciones, este tema psicodélico. El Hippie Johnny puso más canciones aparte de esta, pero a mí me quedo el recuerdo de este tema por sobre los otros. Además, creo que a las otras canciones yo ya las conocía. Justo esta no.

 

2 – Del Negro Fontova yo conozco sus canciones famosas: “Me siento bien”, “Rosita”, “Me tenes podrido”, “Saca la mano de la lata”, “Los hermanos Pinzones”. Una que recuerdo con afecto es la que musicalizaba un programa del Canal 7 que se llamaba “Aerosol”. Pero esta canción no la conocía. Y me dio gusto conocerla. Una guitarra acústica, un rugido de saxo, flauta, piano, delicadas percusiones. Sutilezas y fuerzas, un solo de guitarra eléctrica, la batería y el bajo que se aparecen a segundo término.

 

3 – Ya era un regreso a casa con sus elementos memorables, era una noche lluviosa en la autopista. No obstante, se sumó esta mañana rara desde el estéreo. Y Horacio se marchó este año. Yo no pensé este post como un homenaje, tan solo busco escribir sobre una canción que me recuerda a un viaje. Mucha gente se marchó este año. Yo todavía estoy acá, escribiendo. Me consuelo creyendo que en estos quehaceres los estoy homenajeando a todos. Mientras me vea con ganas de hacerlo, voy a seguir contando. Sí, Negro, tenes razón, ¡Que mañana rara!

 

 

Tuesday, September 22, 2020

Hay belleza en el colapso


 


1 – Me causó gracia la consigna: “Escribí sobre una canción que podrías escuchar el día entero sin cansarte”. Me causó gracia en el buen sentido, no porque me estuviese burlando, sino por su exageración. Quitando las 8 horas de sueño, al día le quedan 16 horas de actividades y si descontamos horas para alimentarse, higienizarse y diversas actividades (todo esto en un día en casa sin trabajar, claro) quedamos en 10 horas. ¿Te imaginas a vos misma/o conviviendo con los sonidos de una sola canción que suena una y otra vez durante 10 horas? Suena medio enfermizo el asunto. Sin embargo, entiendo el punto. Es hablar de lo que hayas escuchado varias veces manteniendo siempre, escucha tras escucha, ese impacto inicial. En mi vida de adulto, en especial haciendo foco en estos últimos quince años de escritura bloguera, me paso esto con dos canciones en particular. En realidad, me pasó con más canciones, pero hubo dos que se destacaron y que siempre recuerdo. Una es “Que Pena (Ele Já Nao Gosta Mais De Mim)” de Gal Costa. Es un temazo. Bossa nova y la preciosa voz de Gal y Caetano Veloso de invitado. Melodía preciosa. Orquesta lujosa. La escuche como cinco o seis veces seguidas, el problemita es que, al final de la canción, Gal Costa repite muchas veces “Que pena” y a mí me empieza a doler el corazón si escucho muchas veces seguidas eso. Es una canción esperanzadora, pero esa parte la vuelve un tanto desgarradora. La combinación es artísticamente exquisita y con todo, hay que cuidarse de que la intensa emoción no te deje averiado/a.

 

2 – La otra canción es el tema de este post. El grupo es Pluramon y la canción se llama “Border”. Este es un grupo que mencioné en un post de lo mejor del 2013 (ver post del 12 de enero de 2014) y el que daba inicio al largo camino de Fonolas (ver post del 24 de febrero de 2014). Y juro que creo recordar que alguna vez más, pero yo no recuerdo el post ni la fecha. Sí tengo a mano un viejo suplemento Sí de Clarín del 21 de marzo de 2014, que traía una foto de la bella Carla Quevedo en la tapa y, junto al nombre de la canción del proyecto de Marcus Schmickler, unas fechas significativas (1/4/14; 13/10/14; 19/8/14, esta última fecha relacionada a la película “20.000 Besos” en la que actúa la Quevedo, seguro que fue el día que conseguí el film). Sí recuerdo claramente que esta canción musicalizaba mi enamoramiento con su imagen pública. En aquellos días andaba con ganas de escribir algo que combinase las actuaciones de Carla con el track. Nunca supe cómo hacerlo y ahora ni siquiera tengo ganas de hacerlo. Pero la canción sigue presente en mi memoria. Supe escucharla durante más o menos media hora o sea unas seis o siete veces seguidas. Lo único que logró que deje de escucharla una vez más fue que me fui a dormir. Me fui a la cama cantándola.

 

3 – El proyecto Pluramon tiene cinco discos, de los cuales yo escuche tres: “Render Bandits” (1998) que es más electrónico, “Dreams Top Rock” (2003) en el cual la electrónica se combina con el noise pop y su más reciente producción “The Monstrous Surplus” (2007) donde continúa con el estilo sonoro del disco anterior. Ya han pasado 13 años sin noticias de este proyecto. Me imagino que Marcus habrá seguido editando lo suyo bajo otros seudónimos y en otros géneros musicales. De ese último disco que nombre es este tema. Debo agregar que en “Dreams Top Rock” las preciosas voces están a cargo de Julee Cruise. Para el disco siguiente Julee vuelve a aparecer, pero solo en cuatro canciones. Hay otras cuatro canciones cantadas por Julia Hummer, una de ellas es “Border”, en la cual el que arranca cantando es el mismo Marcus Schmickler.

 

4 – Un arpegio de guitarra eléctrica, una guitarra acústica, la batería tranquila, un bajo y algo que me suena a una mandolina en segundo plano. A los 26 segundos esa mandolina pasa al frente, un golpe de percusión resuena más fuerte y se asoma la voz de Marcus. Es una voz un tanto limitada, es cierto, pero acá queda muy bien. A los 52 segundos se suma la voz de Julia a cantar a dúo con él, pero la voz de ella, su susurro, suena más fuerte. Es este estribillo el que repiten una y otra vez hasta la hipnosis. Una maravilla. Al minuto 18 segundos se suma un solo de guitarra eléctrica suavemente distorsionada junto al arpegio que empieza a volverse irregular, como si estuviese mal tocado. Ese recurso hace irresistible el encanto de esta canción. A los dos minutos 17 segundos hay como un crescendo de batería más una guitarra haciendo (o que me parece que hace) lo que antes hacía la mandolina. Todos los elementos se combinan para reforzar eso que esas voces enamoradas cantan en loop. A los 4 minutos un teclado hace esa melodía que hacían las voces y nos vamos acercando al final a los 4 minutos y 41 segundos.

 

5 – “Nunca mentís, sintiéndote bien, tan bien” cantan una y otra vez Marcus y Julia. En el disco anterior aparece otro temazo llamado “Time For A Lie” que recomiendo para bajar después de “Border”. Parece que a Marcus Schmickler le obsesiona el concepto Mentira. A pesar de que tienen mala fama, las mentiras son creaciones. Puede que todo sea mentira y que la verdad es un disfraz. Yo decido elegir las mentiras y verdades de estas magnificas músicas.