Tuesday, September 22, 2020

Hay belleza en el colapso


 


1 – Me causó gracia la consigna: “Escribí sobre una canción que podrías escuchar el día entero sin cansarte”. Me causó gracia en el buen sentido, no porque me estuviese burlando, sino por su exageración. Quitando las 8 horas de sueño, al día le quedan 16 horas de actividades y si descontamos horas para alimentarse, higienizarse y diversas actividades (todo esto en un día en casa sin trabajar, claro) quedamos en 10 horas. ¿Te imaginas a vos misma/o conviviendo con los sonidos de una sola canción que suena una y otra vez durante 10 horas? Suena medio enfermizo el asunto. Sin embargo, entiendo el punto. Es hablar de lo que hayas escuchado varias veces manteniendo siempre, escucha tras escucha, ese impacto inicial. En mi vida de adulto, en especial haciendo foco en estos últimos quince años de escritura bloguera, me paso esto con dos canciones en particular. En realidad, me pasó con más canciones, pero hubo dos que se destacaron y que siempre recuerdo. Una es “Que Pena (Ele Já Nao Gosta Mais De Mim)” de Gal Costa. Es un temazo. Bossa nova y la preciosa voz de Gal y Caetano Veloso de invitado. Melodía preciosa. Orquesta lujosa. La escuche como cinco o seis veces seguidas, el problemita es que, al final de la canción, Gal Costa repite muchas veces “Que pena” y a mí me empieza a doler el corazón si escucho muchas veces seguidas eso. Es una canción esperanzadora, pero esa parte la vuelve un tanto desgarradora. La combinación es artísticamente exquisita y con todo, hay que cuidarse de que la intensa emoción no te deje averiado/a.

 

2 – La otra canción es el tema de este post. El grupo es Pluramon y la canción se llama “Border”. Este es un grupo que mencioné en un post de lo mejor del 2013 (ver post del 12 de enero de 2014) y el que daba inicio al largo camino de Fonolas (ver post del 24 de febrero de 2014). Y juro que creo recordar que alguna vez más, pero yo no recuerdo el post ni la fecha. Sí tengo a mano un viejo suplemento Sí de Clarín del 21 de marzo de 2014, que traía una foto de la bella Carla Quevedo en la tapa y, junto al nombre de la canción del proyecto de Marcus Schmickler, unas fechas significativas (1/4/14; 13/10/14; 19/8/14, esta última fecha relacionada a la película “20.000 Besos” en la que actúa la Quevedo, seguro que fue el día que conseguí el film). Sí recuerdo claramente que esta canción musicalizaba mi enamoramiento con su imagen pública. En aquellos días andaba con ganas de escribir algo que combinase las actuaciones de Carla con el track. Nunca supe cómo hacerlo y ahora ni siquiera tengo ganas de hacerlo. Pero la canción sigue presente en mi memoria. Supe escucharla durante más o menos media hora o sea unas seis o siete veces seguidas. Lo único que logró que deje de escucharla una vez más fue que me fui a dormir. Me fui a la cama cantándola.

 

3 – El proyecto Pluramon tiene cinco discos, de los cuales yo escuche tres: “Render Bandits” (1998) que es más electrónico, “Dreams Top Rock” (2003) en el cual la electrónica se combina con el noise pop y su más reciente producción “The Monstrous Surplus” (2007) donde continúa con el estilo sonoro del disco anterior. Ya han pasado 13 años sin noticias de este proyecto. Me imagino que Marcus habrá seguido editando lo suyo bajo otros seudónimos y en otros géneros musicales. De ese último disco que nombre es este tema. Debo agregar que en “Dreams Top Rock” las preciosas voces están a cargo de Julee Cruise. Para el disco siguiente Julee vuelve a aparecer, pero solo en cuatro canciones. Hay otras cuatro canciones cantadas por Julia Hummer, una de ellas es “Border”, en la cual el que arranca cantando es el mismo Marcus Schmickler.

 

4 – Un arpegio de guitarra eléctrica, una guitarra acústica, la batería tranquila, un bajo y algo que me suena a una mandolina en segundo plano. A los 26 segundos esa mandolina pasa al frente, un golpe de percusión resuena más fuerte y se asoma la voz de Marcus. Es una voz un tanto limitada, es cierto, pero acá queda muy bien. A los 52 segundos se suma la voz de Julia a cantar a dúo con él, pero la voz de ella, su susurro, suena más fuerte. Es este estribillo el que repiten una y otra vez hasta la hipnosis. Una maravilla. Al minuto 18 segundos se suma un solo de guitarra eléctrica suavemente distorsionada junto al arpegio que empieza a volverse irregular, como si estuviese mal tocado. Ese recurso hace irresistible el encanto de esta canción. A los dos minutos 17 segundos hay como un crescendo de batería más una guitarra haciendo (o que me parece que hace) lo que antes hacía la mandolina. Todos los elementos se combinan para reforzar eso que esas voces enamoradas cantan en loop. A los 4 minutos un teclado hace esa melodía que hacían las voces y nos vamos acercando al final a los 4 minutos y 41 segundos.

 

5 – “Nunca mentís, sintiéndote bien, tan bien” cantan una y otra vez Marcus y Julia. En el disco anterior aparece otro temazo llamado “Time For A Lie” que recomiendo para bajar después de “Border”. Parece que a Marcus Schmickler le obsesiona el concepto Mentira. A pesar de que tienen mala fama, las mentiras son creaciones. Puede que todo sea mentira y que la verdad es un disfraz. Yo decido elegir las mentiras y verdades de estas magnificas músicas.

 

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