Monday, October 19, 2020

Enfocado/Fuera de foco


 

1 - ¡Vaya, vaya! La consigna de hoy es escribir sobre una canción que te ayuda a concentrarte. Arduo. Para empezar, las canciones duran, en promedio, unos tres minutos. Me imagino que concentrarse de veras requiere más tiempo que eso. Por lo tanto, tendría que hablar de una serie de canciones al menos. O, quizás lo más apropiado, un género musical en particular o algún interprete y/o compositor en especial. Para ilustrarme mejor voy a recurrir a una anécdota.

 

2 – 1994. En una rockería de Morón se les ocurrió poner en venta un cd insólito, el cual, si yo no lo hubiese comprado, seguramente habría terminado en alguna batea de ofertas para poder sacárselo de encima. Estoy hablando de un cd de Glenn Branca llamado “Symphony N° 1 (Tonal Plexus). Los dueños de la disquería quizás lo recibieron por error, quizás vino como parte de un paquete de cds encargados como si fuese una promoción. Quizás sabían que había dos miembros de Sonic Youth (Lee Ranaldo y Thurston Moore) tocando en esa orquesta noise y tuvieron el mismo gesto de fan al encargarlo que el que yo ciertamente sí tuve al comprarlo.

Es una grabación de un recital de 1981, publicado en 1983 y reeditado en cd en 1991. No hay canciones, hay 4 movimientos. Es instrumental. A mí me parecía (y aun me parece) un disco maravilloso. Se lo preste a mis amigos y a ellos también pareció gustarles. Charlando con José justo él comentó que tenía por costumbre escuchar música clásica de fondo para poder concentrarse al estudiar para la facultad. Él remarcaba que el carácter impersonal de la música clásica lo ayudaba a no prestar atención a lo que sonaba y sí prestar atención a lo que estaba leyendo. Justo en eso a mí se me ocurrió sugerir que también podría ser útil lo de Branca para tal propósito. Sonriendo él me contesto: “No”. Remarcó esa negativa con la misma sonrisa y esa suave negación por muchos más segundos de lo necesario según percibí en ese entonces. Me quiso dejar en claro que estas músicas, por el contrario que en las músicas clásicas, tenían una marcada personalidad. O al menos eso fue lo que yo le entendí. A partir de esta charla yo tuve varios idas y vueltas con la idea de usar una fuente musical como telón de fondo para la concentración.

 

3 – No es que sea necesariamente malo usar música para concentrarse en otra cosa, pero me suena como si uno estuviese haciendo el amor con una mujer y pensando en una vecina en los mismos instantes del acto. Lo cual tampoco está tan mal, ahora que lo pienso, pero sí que queda como un toque inadecuado. Si amas a esa mujer, si amas esa música que escuchas, que no haya segundos o terceros en el medio, al menos por ese rato. El silencio también es útil si uno quiere concentrarse, al menos sí resulta útil para mí.  

 

4 – Que si la música clásica es o no impersonal es tema de discusión para quienes saben del asunto, cosa que no es mi caso. Y se ha ido volviendo atemporal a fuerza de compulsivo y omnipresente uso en los medios masivos de comunicación, los cuales no parecen haber estado igual de ocupados en mostrarnos contextos de espacio y tiempo relacionados a la creación y consumo de esas obras difundidas, hasta que ya no se pueda reconocer siquiera a quien pertenecen en particular. Pero también nos conviene no olvidar que cada cosa que ignoramos viene siendo también una responsabilidad personal. Cada cosa que no sabes, estás eligiendo no saberla. Ya sé que no siempre es así, pero a veces sí lo es. Y cuando sí lo es, más vale no mirar al costado.

 

5 – Y luego está el caso del bueno de Jim O’Rourke. El 5 de noviembre del año pasado el tipo editó una obra de 4 cds. Esa obra se llama “To Magnetize Money and Catch a Roving Eye”. El primer disco dura casi 50 minutos. El segundo disco dura casi 61 minutos. El tercer disco dura 65 minutos y medio. El cuarto disco dura casi 76 minutos y medio. Sí, lo que leíste. Te demanda cuatro horas de tu amable atención poder disfrutar de esta obra. Yo escuche el primer disco una noche y los siguientes tres al otro día. Con pausas en el medio haciendo otras cosas. Es totalmente instrumental. Según él se trata de “una hipnótica pieza laberíntica y multifacética, un fascinante caleidoscopio en movimiento lento con múltiples reflejos y giros equivocados.” Grabado en el Steamroom de Tokyo entre 2017 y 2018. No es que sea una mala obra, es solo “too fucking much!!” Uno termina exhausto luego de esta experiencia auditiva. Y, por momentos, sí que es fascinante y sí que es hipnótica, pero también tiene momentos en los cuales casi no te queda otra alternativa que ponerte a hacer algo más mientras lo escuchas. Tal vez estemos, en este caso, ante el ejemplo insuperable de la obra musical que podría escuchar para ayudar a concentrarme.  Con el debido respeto al genio de Jim que supo componer hermosas canciones y ha editado obras instrumentales más amigables a mis oídos.

 

6 – A modo de conclusión, puedo decir que prefiero que las músicas tengan su lugar y las concentraciones tengan otro lugar distinto, aun admitiendo que varias veces me pasó que las músicas acompañaron a mi concentración. Si me concentro en otra cosa, las músicas dejan de serlo, pasan a ser combinaciones de silencios y sonidos. Para mí, las músicas siempre han sido, y siempre serán, mucho más que combinaciones de silencios y sonidos.

 

 

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