Monday, October 26, 2020

Doña, si usted busca un amante



 1 – Cuando te tiran la consigna “escribir sobre una canción futurista” está casi cantado que vamos a elegir escribir sobre alguna canción de Roxy Music, de aquellos mágicos dos primeros discos, en los cuales todavía estaba el bueno de Brian Eno, antes de que Bryan Ferry lo saque a patadas del grupo. El ego de Ferry no se bancó el talento de Eno.

 

2 – Esas dos placas “Roxy Music” (1972) y “For Your Pleasure” (1973) son las favoritas de la crítica musical. Jorge Luis Fernández en aquel legendario número de la revista Esculpiendo Milagros con la foto de Robert Fripp en la tapa. Norberto Cambiasso en un viejo número de la revista Rock & Pop, cuando salieron por unos pocos números con la sección Lado B. Pablo Schanton haciendo aquella lista de “rapsodias rockeras” en un número de la revista Revolver. Simon Reynolds en su libro sobre el glam. Todos ellos y muchos más hablaron de ellos y de esos discos. Para quienes no hayan sido tocados por la fortuna de acceder a todas estas fuentes que cite, hoy tienen el placer de disfrutar el infortunio de acceder a este texto que están leyendo.

 

3 – Se pueden elegir varias de esas canciones que hay en esos dos discos. Yo elegí “Ladytron”.  De yapa, justo esta canción fue utilizada por un grupo de electro pop para bautizarse. Antes de pasar a hablar del tema, un breve pantallazo de aquellos días. Atrás habían quedado los días del carnaval multicolor y pluri sensorial de la psicodelia de la segunda mitad de los sesentas. En la primera mitad de los setentas se vivía en la cuaresma del rock progresivo, que podría leerse como la resaca penitente y bajoneante de los excesos de optimismo lisérgico del pasado próximo. A pesar de que las ilusiones del ayer se habían chocado con el realismo crudo de ese presente, todavía parecía flotar en el aire algunas visiones de algún futuro prometedor. Al menos si no como plan realista sí como potencial proyecto. Yo tengo mis dudas acerca de los futurismos soñados en los últimos veinte años. No digo que sean inválidos, sí digo que son casi imperceptibles, como si fuesen impalpables. Quiera que sea tan solo que mis sentidos perciben mal, que sea solo eso, por favor.

 

4 – Y ahora ya ubicados en “Ladytron”, puedo contarles de ese enigmático, melancólico, precioso inicio de la canción. Entre los efectos de sonido de Brian Eno y el oboe de Andy Mackay, se da por comenzado el viaje. Esta forma de arrancar con el tema no nos anticipa lo que se viene. Poco después de un minuto de introducción, se suma Bryan Ferry cantando como un juglar folk un par de líneas, luego se suma el bajo, más tarde la batería. Al minuto 18 segundos todo es diferente. Si todo era etéreo cuando empezamos ahora todo es bien terrenal. A los 1:47 se inicia la cabalgata veloz por unos segundos para volver al ritmo anterior y luego a la cabalgata veloz una vez más. Los seis miembros del grupo aportan elementos musicales a la canción que figura compuesta solo por Ferry. Si bien más arriba pueden leer que lo bardee un poco a Bryan, debo escribir a su favor que sus vocalizaciones son geniales y que fue él quien aporta el piso, la base, para que cada integrante de la banda haga sus aportes. Probablemente fue él quien mantenía la cohesión de ese conjunto variopinto de personalidades musicales y quien incentivaba a que cada quien ponga lo mejor de sí en cada canción.

 

5 – Si el futuro llegó hace rato y si se nos dificulta ver con claridad como vienen los mañanas, solo me queda claro que más que una canción futurista, necesitamos ser presentes y estar presentes en los inciertos presentes de estos días.

 

 

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