Monday, November 16, 2020

Llevándome cerca del éxtasis

1 – Voy a parafrasear a Samuel Jackson en la película “El Protegido” para empezar este post: “Si hay en el mundo una banda como nosotros que pudo grabar un par de canciones más o menos buenas entre tantos discos que sacamos, entonces nosotros estamos en este extremo del espectro. ¿No habrá una banda en el otro extremo del espectro? Una banda que todo lo haga bien, que todas sus canciones sean excelentes y hayan sido editadas en álbumes y EPs memorables. Una banda que idolatran ciertos críticos de rock. Una banda que apareció para enamorarnos a todos y salvarnos.” Esa banda se llama My Bloody Valentine.

 

2 – Los My Bloody Valentine han editado pocos discos. Y entre “Loveless” (1991) y “mbv” (2013) hay 22 años de distancia. Se nota que se toman su tiempo. Como publicaron más bien poco, me puedo imaginar que hubo un proceso de filtro y descarte que habrá dejado mucho en el camino. Será por eso que, cada vez que uno escucha algo que ellos han editado, uno queda de la nuca. No obstante, ha habido un injusto proceso de excesivos homenajes a su disco “Loveless” y su obra maestra anterior llamada “Isn´t Anything” (1988) ha quedado un tanto olvidada.

 

3 – “Loveless” ha sido homenajeado CUATRO veces. En esas cuatro ocasiones, fue regrabado íntegro y respetando el orden original de los temas. Si la memoria no me falla, solo uno de esos homenajes agregó algún tema extra que no estaba originalmente en el disco. El grupo Japancakes editó su homenaje instrumental en el 2007. El “Blue Loveless” (no sé llama así, pero es conocido de ese modo por su arte de tapa azul, dicen que está hecho por bandas coreanas, pero figura como editado en Japón en el 2012). El “Yellow Loveless” japonés de 2013. Kenny Feinstein editó su homenaje llamado “Loveless: Hurts to Love” en el 2013. Estos tres últimos tributos sí tienen voces. Tanto el “Yellow Loveless” como el “Blue Loveless” están hechos para varias bandas, entre las que conocía, de antes de escuchar estos discos, están Shonen Knife y Boris.

 

4 – El disco “Isn´t Anything” arranca con una canción llamada “Soft As Snow But Warm Inside”. ¡Qué temazo! Yo solía tener la fantasía de que el día que estuviese haciendo el amor con alguna piba en especial, estaría sonando esto. Hasta el día de hoy no pasó: o hubo silencio, o sonaba la radio o musicalizaban mis vecinos. También hubo ocasiones en las cuales musicalice yo, pero no sonaron los Valentine. No me puedo explicar porque se fue dando así.

 

5 – Siendo que ellos se volvieron conocidos como la banda de noise rock que sumaba capas y capas de ruido de guitarras eléctricas, es curioso que lo primero que escuchamos en esta canción es una batería. Al poco rato se suma un bajo. Recién en tercer lugar, arrancan las guitarras. Sin embargo, no suenan como guitarras, suenan como sonidos procesados que recuerdan a como solían sonar las guitarras eléctricas. Deben ser tantas las capas que sumaron que ya quedan pocos vestigios de cómo es que son tocados esos instrumentos. Kevin Shields es quien canta en este tema, Bilinda Butcher hace los sugerentes coros. Ambos se alternaban en la primera voz en las diferentes canciones del disco, ambos tocaban las guitarras eléctricas y ambos componían. No sé en donde leí que eran pareja, pero no lo pude corroborar. Igual en esta canción ideal para un momento sexy, ambos parecían interactuar como si lo fuesen.

 

6 – Los momentos anteriores y posteriores al polvo están teñidos de una leve desorientación y suspensión de la ansiedad. El mundo y sus presiones y apuros están lejos, al menos por un rato. Aunque aún no sonaron desde mi equipo de audio mientras ella y yo estábamos en el tristecidio (como decía Galeano), los My Bloody Valentine sí iban sonando en mi sangre porque siempre lo hacen. Haya amor erótico afectivo presente o no.

 

 

1 comment:

maco said...

Además de esos cuatro discos homenajes a Loveless, también hay dos libros dedicados a ese maravilloso álbum: uno escrito por Mike McGonigal en el 2006 para la colección de libros conocida como 33 1/3. El otro libro apareció en el 2016 y fue escrito por Gillaume Belhomme y publicado por Discogonie Densité.