Friday, May 01, 2020

Maco está en cuarentena



1 – Hace poquito les contaba que esto de la cuarentena me vino bien por un lado para ponerme al día con el blog, entre obligaciones y momentos de enorme tristeza referidos a un reciente hecho personal. También me vino bien para escuchar los casi 140 discos que tenía pendientes para escuchar. Por primera vez, después de más de 15 meses, ya no tengo más nuevos discos para escuchar, ya podría darle segundas escuchas a un montón de músicas del presente y del pasado. Además, podría referirme a un par de cosas que vi y pensé en estos días de claustro involuntario pero necesario para que el COVID-19 no nos joda tanto.
2 – Los muchachos y muchachas de la enorme revista Crisis (ver post del 10 de enero de 2011) no llegaron a imprimir su más reciente edición, el número 41. Entonces tomaron una decisión ejemplar, a la altura de sus valiosos textos, la subieron gratis como archivo pdf en su sitio de Internet. Cualquier navegante de la red podía hacerse de un ejemplar de esta magnífica publicación. Yo he comprado en los más diversos kioscos, casi siempre acá en Moreno, a veces en CABA, los 40 números anteriores y también ya estaba dispuesto a acercarme al centro de mi municipio a comprar ese nuevo número. Pero la cuarentena impidió la impresión a papel. ¡Aplausos, abrazos, besos y más para estos autores! Con este gesto nos dicen que no todo en la vida es lucro, que una cosa es el costo y otra el valor de dar gratis valiosos escritos. El valor. ¡Alzo mi copa en honor a esa gente!
3 – En una vena similar, también las mujeres y hombres de The Wire Magazine dejaron la ventanita abierta por unos días para que podamos recorrer gratis su vasto catálogo de más de 400 números. Tengo hoy la impresión que, de tanto en tanto, suelen hacerlo. Acá la cosa no está tan relacionada a dar gratis textos sino también usar eso como estrategia de publicidad del producto. Una excelente estrategia de una excelente revista. Por cinco días tuve acceso a los más remotos ejemplares de sus comienzos y también me bajé los números de febrero a mayo de este año. En el medio me quedaron sin explorar una tanda de números que comprenden un período prolongado de tiempo: desde febrero de 2004 hasta enero de 2020. Si quisiera explorarlos, me debería subscribir, que de eso se trataba el asunto. Pero la publicación sube, en su sitio de Internet, canciones, videos, extractos de libros, entrevistas y tantas cosas más que también son unos maestros de la generosidad. ¡Y también brindo por ellos!
4 – Pero, entre brindis y brindis, no puedo dejar de recordar algo. Si te fijas, cuando aparecen esos mensajes tipo “recomendaciones de qué hacer cuando te quedas en casa encerrado por lo de la cuarentena”, la mano viene en el orden de: “limpiá, ordená, cociná” y cuando llega el momento de lidiar con las artes te tiran un “lee” y, por ende, yo desprendo de una sugerencia de ese estilo una lectura mía que sería “escuchá música”. Bien. ¿Pero porque no te sugieren algo como “escribí” o “hacé música”? Leer es una estimulante actividad, bueno, todo depende de que te dediques a leer. Leerlos a Majul o a Lanata me lo imagino igual de tóxico que escucharlos. Pero escribir es igual de estimulante o quizás más. ¿Por qué no hacerlo? ¿Y qué me dicen de hacer música? Cantar, silbar, zapatear. Pero también percutir. Cualquier cosa que tengamos a mano. Una vez me puse a pulsar esas varas que tienen los hornos por dentro, allí donde uno apoya la pizzera o lo que sea que uses para hornear. Las pulsaba tal si fuesen cuerdas de una guitarra. ¡Emitía sonidos geniales! Porque las músicas son también un trabajo de las orejas y del cuerpo entero, como bien nos enseñó Pauline Oliveros (ver post del 21 de marzo de 2020). Porque al escribir encontras tu voz. Hablar pocas veces viene de la mano de una reflexión elaborada, siento que escribir viene más acompañado de ir pensando cómo se viven las cosas que nos tocan vivir y como se viven las experiencias que nos esforzamos para que sucedan.
5 – Entonces, escribí. Haz músicas. Y busca siempre esos nutrientes que hagan que los jardines de tu mente estén siempre en flor. Estas son mis invitaciones. Vos sabrás a que jugar.

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