1 – En una mañana lluviosa del 20 de marzo de 2021 empieza mi experiencia con el Bafici de este año. Me habría gustado que hubiese empezado ayer, pero solo logre ver ese circulito que da vueltas y vueltas mientras uno espera que inicie la ejecución del archivo de video que desea ver. En el 2020 no hubo Bafici por culpa del Covid-19 y tampoco pudo hacerse virtual, gratis y a distancia, quizás porque la pandemia tomo por sorpresa a los organizadores.
2 – En el lejano oeste, en el partido de Moreno y más exactamente la localidad de La Reja (esto es la distancia), habiéndome registrado (esto te da acceso gratuito) y con conexión casera de Internet que yo debo abonar (esto da acceso a lo virtual) se da el Bafici en casa. Puntos a favor: paúsas la reproducción y vas al baño; pones pausa de vuelta y te servís más cerveza o más comida; chequeas cuantas veces se te ocurra cuando falta para que termine la peli que estás viendo. Puntos en contra: no hay otros espectadores, no hay viaje a Capital (no podría siquiera, no tengo auto y los transportes siguen siendo para los esenciales solamente), falta todo lo que hacía que el Bafici fuese el Bafici. Conformate me decía un tigre viejo. Vamos a los films.
3 – “Parakultural: 1986-1990” de Natalia Villegas y Rucu Zárate. (4 Macos). Gran documental con hermoso material de archivo sobre aquel lugar y aquellos días. Repasando el background under de los fundadores del espacio, el cual tuvo lugar en el teatro semi clandestino durante fines de los setentas en la dictadura cívico militar, poco a poco se dan cita testimonios de los más variopintos protagonistas de las movidas del Parakultural. Rockeros de los más variados estilos (rockabilly, post punk, hardcore, psicodelia, dark, punk, etc.). Artistas del teatro nuevo de esos años (Los Melli, Gambas al Ajillo, Tortonese, Urdapilleta, Batato Berea y demás). Dueños, musicalizadores, sonidistas, la muchacha de la boletería. Todos aportan su visión acerca de aquellas experiencias. Bocanadas de aire artístico fresco, innovador para sacarse de encima la mierda represiva y depresiva de los milicos y sus aliados. Durante el film se citan un par de libros que ya no recuerdo. Yo les recomiendo la lectura del libro “Gente que no” (ver post del 11 de agosto de 2010) como acompañamiento de esta película.
4 – “Tomasso” de Abel Ferrara. (4 Macos). Cuando pones a Willem Dafoe a que protagonice tu película, lo más probable es que tu producción salga muy bien. Y sí, el tipo la rompe. Un gran film que se hubiese llevado los 5 Macos de la excelencia de haber durado un poco menos. Por momentos me pareció que el dire se iba por las ramas. Igualmente, este actorazo recorre cada palmo, cada plano de este film con elegancia y fuerza expresiva difícil de igualar. La historia tiene lugar en Italia y en la cabeza del protagonista también. Su trabajo, su familia, su pasado, las interacciones con personas, las interacciones de los lenguajes y códigos, en fin, cada aspecto del film, nos lleva a reflexionar nuestros miedos y esperanzas. Hopes and Fears, ya lo decían los Art Bears.
5 – Y ya fuera de lo que pensaba ver. “Escuchando niño futuro” de Andrés Daniel Sainz. (3 Macos). Esta película es lo que dice el título: escuchas un disco entero junto a su principal hacedor. El disco no está mal, pero tampoco es excepcional. Y verlo a Rafael Berrio gestualizar eso que vamos escuchando junto a él tampoco es un plan tan emocionante. Pero el tipo llega, en una lista de 10 canciones, a la séptima que se llama “El horror” y la verdad que ahí sí me entusiasme. Luego, al track siguiente, él parece gustarle lo suficiente que lo va cantando a medida que suena. Sin embargo, nosotros ya no escuchamos esta segunda voz de hoy, seguimos escuchando el disco ya terminado de ayer. Y ese final con la silla vacía o apareciéndose cual si fuese un fantasma… tienen su asunto. La cosa es que como yo llevo casi 40 años de oyente dedicado, no me llaman mucho la atención cosas tales como los gestos y expresiones que da ante cámara alguien como diciéndote: “¡Escuchad lo que hicimos con el jodido piano, gilipollas!” Vale tío, me doy cuenta sin tu rollo de miradas al lente. No obstante, ahí está, un disco en un cine. Ir a verlo a pantalla grande y parlantes decentes quizás sea otra historia. Lo saben los porteños (o los que tienen auto) y la suerte de haber encontrado entrada. Ya era difícil en los tiempos pre pandemia, ahora debe estar aún más complicado.
6 – “Sexo y revolución” de Ernesto Ardito. (4 Macos). Es está otra película que se aprecia aún más en compañía de ciertas lecturas, tales como el libro “Fiestas, Baños y Exilios” (ver post del 3 de diciembre de 2019). Gran documental que me emocionó tal cual el que versaba con lo del Parakultural. Este film pone en contexto de historias y enfoques todo aquello que los homosexuales y las mujeres han sufrido a causa del patriarcado. Un patriarcado a veces disfrazado de benevolente tolerancia hacia estos “descarriados” a los que “democráticamente” había que “curar”. Lo que en realidad buscaban era el disciplinamiento (por las buenas o por las malas) de todo individuo o colectivo de individuos para la protección de privilegios y la conservación del status quo. Por supuesto, a veces esa disciplina burguesa se imponía con el horror de las dictaduras y sus torturas, violaciones, muertes, represiones y desapariciones. Hoy, las mujeres tomaron las antorchas que estos hermosos putos encendieron allá por fines de los sesentas.
7 – El asunto de ver producciones fílmicas del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires siempre fue algo de gatos de clase media con pretensiosos consumos culturales, tal cual yo, por ejemplo. Pero algo me quedo rebotando luego de ver el documental sobre el Parakultural. Este sitio quedaba en el microcentro porteño e iban gentes del conurbano, además de las gentes de CABA. Ok. Pero ¿Qué le pasa al resto del país? ¿No hubo Parakulturales en La Rioja? ¿Misiones, Chubut, Moreno? Toda la efervescencia cultural de la Argentina ¿tiene lugar en la capital del país? ¿Cuánto falta para el documental sobre Los Síquicos Litoraleños o sobre la escena de Tucumán? Añorando hacemos poco, muy poco. Hay que “prender fuego” culturalmente todas las calles de nuestro país. He dicho.
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