1 – La otra vez les escribía acerca de mi historia personal con la TV y como esta historia cubre con un manto de duda la posible o probable inauguración de un canal de YouTube de SS. II. Luego de más de quince años como blogger, quizás no suena como algo descabellado el querer sumar formatos nuevos en redes nuevas. Pero hay más reparos de los cuales quiero hablar, al menos como para aclararme los tantos antes de tomar alguna decisión.
2 – Algunos años atrás hubo varias personas que me aconsejaron que use Facebook como red social apropiada para difundir mis escritos. La cosa sería dejar un link ahí y luego quienes lo quisieran le darían un click para desembocar en algún post en especial de mi blog. Es una buena idea y, sin embargo, no lo hice aún. Por un lado, supe escribir de un modo poco halagüeño sobre Facebook (ver post de 10 de diciembre de 2012). Si bien los conceptos descriptos en aquel texto son debatibles (tampoco estoy seguro de estar hoy cien por cien de acuerdo con lo que escribí ayer) hay una costumbre que creo que sigue perdurando en Facebook y sí que estoy seguro que perdura en WhatsApp: las fotos de comidas. Entiendo las fotos de comidas en un libro de recetas, entiendo las fotos de comidas cuando quien toma la foto fue también quien cocino el plato. No entiendo la foto de una comida tomada por alguien que solo la consume. ¿Sera que nos quieren ilustrar acerca de lo que sus ingresos económicos les permiten ingerir? De ser así, esas personas ¿no deberían tener cautela, o pudor, o consideración, ante la idea de que hay quienes les están prohibido ciertos manjares? Yo no quiero que mis textos figuren cerca de ese desajuste estético que señala un grave desajuste socioeconómico. Mis textos ya vienen con su propia mugre, no les hace falta la mugre ajena.
3 – Ojo, en YouTube también hay mugre, como hay mugre en todos partes del mundo, en cada esfera que te dediques a indagar. Pero me parece que en esta red social es más sencillo armarse uno mismo su red de búsquedas. Terminarías viendo lo que deseaste ver y no lo que soportas ver por circunstancias ajenas a tu arbitrio. Creo que allí sí es más cierto que Internet te da eso que buscas antes que darte lo que quieren encajarte. Pero Internet es un monstruo grande que pisa fuerte, te da el espacio para que escribas en público y también establece unos parámetros con los que cuesta lidiar.
4 – El 24 de noviembre pasado tome nota de ciertos datos. Dos datos de YouTube y uno de Blogger. Paso a compartirlos y luego comento sobre ellos. La canción “The Sweetest Place” del grupo Oracle fue subida como video a YouTube el 4 de noviembre de 2012. Al 24/11 figuraba con 181 vistas. La canción “Blush” de Bows fue subida el 24 de enero de 2009 y figuraba con 9.002 vistas hasta la misma fecha que nombre al principio. Significados Invisibles figuraba con 402 entradas y 70.334 vistas luego de más de 15 años de trayectoria. En términos internetianos la cantidad de vistas de esas dos maravillosas canciones y mi aceptable blog es algo así como la nada misma. Tres expresiones culturales sumidas en el olvido y el oscuro anonimato. Existimos, pero es como si no existiésemos. Por otro lado, en términos maquísticos (los términos del autor Maco), 70 mil vistas es una bocha de vistas. Quitando que quizás 1000 vistas son mías, igualmente 69 mil vistas siguen siendo una cifra apabullante, teniendo en cuenta acerca de que escribo y como escribo. Además, las dos canciones me van a seguir pareciendo majestuosas, más allá si somos un millón de personas viendo el video o solo somos 100. PERO, pero, que suscites poca atención de las multitudes no es poca cosa en las tierras de YouTube, al menos si la cuestión es monetizar o no monetizar. Esto último lo voy a desarrollar en el siguiente post.
5 – Si son pocos los que me leen en Blogger (en términos internetianos, ojo), la pregunta es ¿necesito replicar esa misma escasez en YouTube? ¿Podré volverme un poco más popular? ¿Quiero volverme alguien un poco más popular? ¡Síganme siguiendo!
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