Primero lo primero
En el año 2008, a la altura de mayo para ser más precisos, conseguí el disco Cryptograms del grupo Deerhunter. Estaba en el puesto 21 de la lista de lo mejor del 2007 según la revista inglesa Wire. Aunque admito que el tema homónimo, que viene a ser el track 2 del disco, me enganchó de inmediato, el disco pasó sin pena ni gloria por mi memoria musical, hace un tiempo sobrecargada y con la sensibilidad ya no tan bien entrenada para los sonidos heterodoxos como solía estarlo. Pero el siguiente disco del 2008, el que aquí nos ocupa, es impresionante y me llevó a reconsiderar los hechos.
Cazando al ciervo
¡Más vale! El tema Cryptograms tiene ese marchoso rock hipnótico con la psicodelia impregnada que es imposible de olvidar. Los pibes arrancan con todo. Esas cuerdas de ensueño de Providence. La belleza que progresivamente se desenvuelve en Octet. Esa delicadeza sonora de Red Ink. Es un gran disco para el cuelgue. El cortinado pop escondido y develado en Spring Hall Convert. En Strange Lights juegan a ser Yo La Tengo o algo por el estilo. El final rítmico de Heatherwood. Es un gran disco, aunque es más difícil de asimilar. Menos basado en las canciones y más en los sonidos. La ausencia de base rítmica en algunos pasajes torna borroso el sonido del grupo pero no por eso menos maravilloso. ¡Contento de haber regresado contigo!
Interrupción Smile
Al amigo Z no le agradó lo que leyó en el libro de Clinton Heylin. Es un libro acerca del Sgt. Pepper de los Beatles pero también se ocupa de lo que sucedía alrededor de aquella obra en aquel 1967. Los Beach Boys (bueh, Brian Wilson) andaban por Smile. Es historia conocida que la obra quedó inconclusa por muchos años. En el 2004, en un gesto que lo honra, Wilson concluyó y grabó Smile para alegría de todos. En el 2007 Clinton Heylin insiste, con cierta malicia admitámoslo, que el disco no es más que un rejunte de remiendos. Y dice que en aquellos años los Beach Boys no tenían prácticamente nada en sus manos.
Leí el libro entero sin terminar de entender los argumentos que justifican tan lapidaria opinión. Pero a favor de Heylin puedo decir que su trabajo de reconstrucción de época es minucioso y exhaustivo, y que tiene derecho a pensar de ese modo acerca de Smile, cuestión que nos invita a reflexionar sobre como se encuentran nuestros juicios estéticos. Y el amigo Z se equivoca al pedirle a Heylin algo que ese crítico no está dispuesto a otorgar.
Pero a mí Smile me gusta muchísimo. Y me largue a llorar cuando pude ver la filmación de Brian tocando, en vivo, entero, el disco. Y es así que les convido al amigo Z y a todos los lectores de Significados Invisibles de mis dos claves para dejar de lado al crítico y enfrentar al disco.
A – Uno no necesita de los críticos para saber si un disco es bueno o malo. Si te gusta, con eso es suficiente.
B – Smile es una obra maestra de innegable belleza para mí. Suena grande en estudio y en vivo. Cualquier objeción negativa que puedan enunciar palidece ante el brillo de esa música.
El microcastillo de la era rara continuada.
¡Me salió muy larga la interrupción! Bueh, estamos con Deerhunter. Febrero del 2009. Listas de lo mejor del 2008. En muchas figura el disco Microcastle/Weird Era Continued, en muchas menos en la de Wire, este es el disco cancionero de los muchachos y eso los desplaza a cierta popularidad pero los aleja de ese experimentalismo que, a veces, Wire persigue a ultranza.
Pero aquí están esas tonadas que se pegan de inmediato a la mente. Empiezo: Agoraphobia, Never Stops, Little Kids…. Esta última fue la banda de sonido de mis vagabundeos por el BAFICI de este año, viendo y perdiéndome películas. Otra vez las cortinas de cuerdas en Calgary Scars. El brillo de la soledad en Green Jacket. La inquietud acústica en Activa. Nothing Ever Happened, otro hitazo del mundo “alternativo” (¡oh, aquella palabrota otra vez aquí con nosotros!) Algo de Sonic Youth en Saved by Old Times, o de Neil Young.
Ahora el microcastillo se fue y estoy en el de la era…. Y arrancan hasta las bolas. Backspace Century y Operation, rock ruido, válvula que late. Dot Gain y sus percusiones mágicas, la voz de la hipnosis. My Bloody Valentine en Vox Celeste. Más magia en psicodelia y percusiones como caricias en Cicadas. El inicio Be My Baby-Jesus and Mary Chain en Vox Humana. El recuerdo de la belleza conmovedora de A.R.Kane en VHS Dream. Los Beach Boys de Pet Sounds jugando en Moon Witch Cartridge. Y el final perfecto, inmejorable, de Calvary Scars II/Aux. Out. Me gusta mucho más este segundo disco que el primero, sin dejar de notar que ambos constituyen una obra maestra. Una apasionante recorrida a lo mejor de la música de estos tiempos.
Después del disco.
Hay dos proyectos paralelos a Deerhunter de miembros de la banda. Uno es Atlas Sound y su disco se llama Let the Blind Lead Those Who Can See but Cannot Feel, el proyecto de Bradford Cox. El otro grupo se llama Lotus Plaza y editó The Floodlight Collective, detrás está la mano de Lockett Pundt. Dos discos más para explorar el sonido psicodélico de la nave-madre nodriza, esta piedra celeste dando vueltas alrededor del fuego (luz, vida, calor).
Después del disco, post interpretación. La canción se calló, ahora hay ecos de todas esas guitarras, bajos, baterías. No hay sonido, pero la música se quedó. El frío del invierno, el calor de tu recuerdo. Una niña severa enojada conmigo. Perplejidad. La biografía sobre Berni de Fernando García. Montones de cosas pendientes, como siempre. Llamados que no suceden, la comida dormida. Toda la ternura de esa música que surge de un corazón grande como un mundo. Y el sueño: mis brazos rodean la espalda tibia y huesuda del amor y mi cara toda tapada por sus cabellos. Ya te dije: ¡¡escucha Deerhunter!!
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