Sunday, May 08, 2022

Vinilo al agua

1 – Fue por casualidad y fue fascinante. Un domingo cualquiera en la casa de mi vieja estaban pasando una película por cable. Justo se dio que vi el fragmento indicado, mientras hacía zapping, saltando de canal en canal. Esta es la escena: a un hombre se les estaban hundiendo en el agua, de un recinto cerrado e inundado, unos discos de vinilo. De fondo suena “Father and Son” de Cat Stevens. Un joven (¿su hijo?) le insiste que los deje hundirse en el suelo y el hombre elige salvar un solo vinilo: “The 5000 Spirits of the Layers of the Onion” de The Incredible String Band. Al salir a la superficie del agua, alguien aparece para ayudarlos a salir de ahí, rescata al joven y luego le toca al hombre mayor. Antes de sacarlo del agua, le arrebata el vinilo y lo arroja al agua diciendo: “Ah, este no es bueno”. Se los aseguro, es más gracioso ver la escena que leer mi narración de la misma, yo me reí, no a carcajadas, pero me reí.

2 – La película en cuestión es del 2009 y se llama “The Boat That Rocked” (o “Los piratas del rock”, o “Radio Encubierta”, o “Pirate Radio”). Yo vi la escena varios años atrás y vi el film entero el año pasado. La película está muy buena, pero esta escena es sencillamente genial. Porque deja bien claro que hay varias formas de apreciar las músicas de los sesentas, que esa es la época de la que trata el film. Esa placa, la que el viejo hippie eligió salvar entre docenas de discos, la misma que el mod descartó sin pensarlo dos veces, es una de las gemas de la psicodelia británica de los sixties. Sabiendo que es una de esas obras maestras que tengo el placer y privilegio de poder escuchar y vibrar, también me pareció que esta escena me daba la excusa perfecta para narrar acerca de ciertos textos y relaciones que vienen unidos para siempre con este disco, según lo que he vivido. Les quiero dar a entender que un disco nunca es un disco y nada más: un disco es un evento único en donde innumerables sendas convergen para luego divergir del mismo. Hay placas que vienen repletas de gentes, lugares, tiempos, vivencias y demás hermosuras. Quiero hablar de eso en este post.

3 – Voy a empezar por Norberto Cambiasso. En su libro “Vendiendo Inglaterra Por Una Libra”, él menciona a Incredible String Band en diez páginas de una obra que tiene 395 páginas. Se ha prometido ampliar el análisis de la banda en alguno de los dos tomos prometidos que aún estamos esperando. Volviendo al tomo que sí tenemos, en la página 50 aparece una elogiosa nota al pie, con los comentarios del ex baterista de Henry Cow y dueño del sello discográfico Recommended Records, Chris Cutler, quien describe las bellezas a las que ISB nos tiene acostumbrados.

4 – En la revista Esculpiendo Milagros, si la memoria no me falla, en el número que lleva a Börk en tapa, hay una entrevista que Alfredo Rosso le hizo a Joe Boyd, un legendario productor que supo trabajar con la ISB. Creo recordar que el bueno de Joe hablaba sobre un encuentro que tuvo con el cantautor cubano Silvio Rodríguez, en la cual el último fue aburriéndose poco a poco de los temas de conversación del primero. Cuando Boyd sintió que la charla ya no daba para más, creyó conveniente acotar una última cosa, antes de llamarse a silencio: “Trabajé con los pibes de la ISB”. Repentinamente, Rodríguez despertó de su sopor y quedó totalmente deslumbrado. ISB era la razón por la cual él estaba en la música.

5 – Las preciosas gentes de la revista Expreso Imaginario una vez decidieron usar una reseña de un disco de ISB llamado “The Hangman’s Beautiful Daughter” a modo de editorial, para no solo hablar de lo hermoso que es el disco, sino que además plantear algún modelo alternativo de acercamiento a las manifestaciones musicales, tanto de parte de los músicos como así también de los públicos. Una declaración de principios, musicalizada con folk rock de alta complejidad que, a su vez, no renunciaba a una juguetona y tierna vulnerabilidad.

6 – Muchos años después, en la revista Revolver, Pablo Schanton volvió a retomar una de las canciones más celebres de este último disco, del cual les hable en el párrafo anterior. Hizo una lista de “rapsodias” en una reseña de un disco de Soda Stereo, en donde ISB convivía con Prefab Sprout, Wire, Slapp Happy, Suarez, Porsuigieco, After Dinner y demás bandas y solistas que gustaban de componer canciones complejas en su aparente simpleza.

7 – “I am the question that cannot be answered” “I am the lover that cannot be lost”, así era el comienzo de “My name is Death”. No sé porque me pareció que era la canción indicada para que alguien le explique la estructura “I am” a unos niños de primaria y no sé porque, en una clase de inglés de mi amigo, esta canción sonó, para el total desconcierto de los niños. Sera que mi amigo y yo nos sentimos hechizados por ese inicio, tan fuerte, tan poético, tan claro y nos pareció que cualquiera podría percibirlo, fuese o no niño. En cuanto se enteró, nuestra amiga en común, se dio cuenta de inmediato que nos habíamos desorientado. ¡Qué lindo desorientarse así!

8 – Voy a una disquería del barrio de Flores a buscar el disco “Editions” de After Dinner, un cd del sello discográfico Recommended Records. Estamos picando el disco el dueño y yo, en un momento las sonoridades que salían de los parlantes llevaron a que Jorge me diga: “me recuerdan a ISB, ¡que olvidados que los tengo! ¡debería volver a escucharlos!” Al decírmelo, sonó como si eso mismo era lo que iba a hacer una vez que cerrase la disquería y fuese a su casa.

9 – Y bueno, aquí y allá: el curso cancelado de Rosso y Lernoud, las fonolas, el libro de Gilbert llamado Satisfaction en la Esma, etc., por doquier, referencias a esta milagrosa banda. Por ende, cuando el tipo ese arrojó al agua el vinilo aquel, de algún modo, nos arrojó a todos al agua, metafóricamente hablando, por supuesto. Lo señalo porque lo más probable es que pusieron en el film una escena así, sabiendo del efecto que iban a lograr, mofarse de un disco tan valorado entre críticos, pero generalmente ignorado por el público.

10 – Sin importar quienes valoran y quienes no, yo nunca me voy a olvidar de la cara del viejo hippie eligiendo, lleno de alegría en el medio de una situación complicada, un disco, tan solo uno, el que quería sacar del barco yéndose a pique, el que iba a querer escuchar en cuanto fuese rescatado y llegase a tierra firme. Las músicas que uno quiere que siempre estén, sin importar tiempo, lugar, circunstancias y demás parámetros. ¿Hay algo más importante que eso? Bueno, sí, pero ahora, hoy, no me importa. Está sonando la increíble banda de cuerdas.

 


 

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