Sábado 23 de abril de 2022
De regreso a las salas. Desde el 2019 que no viajaba a CABA a ver films. En el 2020 no hubo Bafici, en el 2021 fue online. En este 2022 extraño, difícil, doloroso, en el sábado del estúpido “tractorazo” macrista (sin olvidar el quilombo con Puenzo hace apenas unos días atrás) tiene lugar estas películas.
En la sala Lorca 1 vi una película de la sección Baficito. El film se llama “Les Voisins de mes voisins sont mes voisins” (4 Macos). Esta es la clásica producción hecha para niños, pero con varios aspectos pensados para adultos. Lady Di, ciertos personajes de la TV francesa y demás eventos diarios de personas grandes, atravesados por delirantes situaciones de humor violento e inquietante. No obstante, la ternura también se hace presente aquí y allá, sin previo aviso. Una combinación de dibujitos animados, archivos de video, filmaciones de personas de carne y hueso (las cuales, antes y después, aparecen como personajes de una historieta alocada), animaciones con plastilina, todo puesto al servicio de unas narrativas psicodélicas y urbanas. Al ser un evento presencial, contó con el extra de una madre susurrándole a su pequeña hija lo que iba pasando, justo en mi nuca. Por momentos era algo molesto y por momentos era algo que le agregaba una suerte de elemento “perturbador” a la trama. Lo digo porque los niños ya son psicodélicos por su propia cuenta, ¿Qué alucinación le habrán agregado a las ya alucinadas historias de este film?
En el medio, vi un fragmento, la última parte, de “Tarsilinha” una película brasilera, también de la sección Baficito. Gratis, al aire libre, en la sede central de esta edición del Bafici, el Centro Cultural San Martín. Al no verla completa, no sé cuántos Macos darle, pero, basado en lo que vi le daría 4 Macos y tal vez me quedo corto. Con solo recordar la “canción eterna” del Panzón que protegía a la Oruga, no puedo parar de sonreír.
Más tarde, le tocó el turno a “A távola de Rocha” (4 Macos). Un realizador va recorriendo escenas, climas, escenarios, narrativas y vida del director de cine portugués llamado Paulo Rocha. Me sorprendió encontrar una cara conocida entre los actores que trabajaban en sus películas: Luis Miguel Valle Cintra, un actor que conocí gracias a “The Dancer Upstairs” de John Malkovich.
Vi este documental en la sala Lorca 2, la que está escaleras arriba. Este sentido homenaje a las búsquedas y percepciones de Rocha nos ubica en geografías insospechadas para mí (siendo que no sabía nada del director) como Japón. Una de las escenas más logradas fue el momento en que vuelven a interpretar una escena de quema de ciertos papeles. Un eco fílmico de penitentes asistentes a una ceremonia en donde lo sólido de hace instantes es la ceniza de ahora. Ayer y Hoy, corazones en la misma deriva maravillosa.
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