1 – Pececito, pececito
La ilustración que figura abriendo este post es la tapa de
un libro que no leí. No sé nada de su autor Kent Greenfield pero el título de
la obra captó mi atención inmediatamente y la foto no se puede negar que es
llamativa. Una traducción del título podría ser “El mito de la elección” con un
subtítulo también llamativo: “la responsabilidad personal en un mundo de
límites”. Me tope con esta foto cuando buscaba información para elaborar un
paper para el profesorado en colaboración con Natalí, mi compañera del Rojas.
Bromeamos un montón con eso de ¿y dónde está la elección? Y siempre me olvido
de mostrarle este archivo para que vea que somos muchos los que nos preguntamos
lo mismo. Esta tapa me pareció la ilustración perfecta para el tema que hoy me
tiene escribiendo. Hace poco hubo una manifestación llamada el 8N por contraste
al 7D. Explico: el 7 de diciembre (7D) todo monopolio de medios de comunicación
se verá obligado por ley a adecuar y reorganizar su estructura para evitar
concentraciones nocivas de opiniones y abrir la cancha a un poquito más de
diversidad comunicativa. Según nos informan, el único multimedio que se resiste
al cambio es el Grupo Clarín. Este monopolio, junto a otros grupos poco fáciles
de reconocer para mí, convocaron a una protesta opositora al gobierno de
Cristina Fernández de Kirchner para el 8 de noviembre (8N). ¿Qué te queda a
vos, pececito, pececito? ¿Elegir a los K o elegir a Clarín? Seguro que hay algo
más.
2 - ¿Qué hora es? ¡La hora de los pueblos!
En el 2003 yo escuchaba en la Rock and Pop un programa que
iba de lunes a viernes a la noche que se llamaba Apaga la tele. Entre la galería de personajes desopilantes, había
uno que me hacía cagar de risa. Era el
Payaso Peroncho. Entre las tantas frases
trilladas del movimiento peronista que repetía una y otra vez este personaje,
había una en particular que me hacía estallar en carcajadas, es la que encabeza
este párrafo. El kirchnerismo es una nueva forma de peronismo y el peronismo
fue y es un híbrido harto difícil de definir. No me quiero detener en eso hoy
pero sí quiero hacerme cargo y decir que está forma actual del peronismo es la
primera que cuenta con mi beneplácito. Yo estoy a favor de este gobierno pero
con ciertas y serias salvedades. Y estoy seguro de no estar a favor de un monopolio
comunicativo que nunca ha tenido en cuenta los intereses de mi clase, la clase
obrera. Pero yo soy otro pececito más y también estoy perplejo y rodeado de
anzuelos de los más diversos tamaños. Antes de seguir te cuento como veo la
pecera.
3 – Sean ustedes bienvenidos a la democracia capitalista.
Ya lo dije antes: soy filo-anarquista y filo-socialista.
Pienso y sueño con un futuro en el que capitalismo sea tan solo un mal chiste
de un remoto pasado al cual ya no se volverá. Pero yo no vivo como pienso y
sueño. Soy otro actor más de esta democracia capitalista. Trabajo como todo el
que puede trabajar para conseguir el dinero que compra la subsistencia. Soy la
parte que menos se beneficia de este sistema de mierda pero soy parte de el y
también vos estás en el. No seamos hipócritas. En este espacio de la supuesta
convivencia prima el egoísmo, tenes que aprender a cuidar tu culo y que los
demás cuiden el suyo. Esta es la primera vez en mucho tiempo que el proyecto de
un gobierno y los intereses de la clase trabajadora se juntan de algún modo. No
es una unión plena y fácil. El diálogo entre el gobierno y la mayoritaria clase
baja es una complicadísima trama de acuerdos, roces, silencios,
contradicciones, demagogias, logros concretos, promesas y diversas yerbas de la
tensión normal entre los desposeídos y los mediadores. Porque el PODER siempre
es de otros, no lo olvides. Los dolores de esta tensión los vivimos todos los
putos días en cada puestito de trabajo en el que sobrevivimos, siempre dudando
si mañana va a continuar este estado de cosas, siempre temiendo la crisis que
parece estar asomando su hocico justo allá en la esquina. Si nosotros somos los
ningunos, lo mejor que podemos hacer por nuestro rancho es optar
estratégicamente por lo que parece defender esta fragilidad que llamamos lugar
en la sociedad.
4 – El cuento de la buena pipa
¡Qué frase fascinante! La responsabilidad personal en un
mundo de límites. Si yo no entendí mal, el proyecto anarquista sería
básicamente un entramado social de personas en igualdad viviendo en el grado
más elevado de libertad posible con el respeto más elevado por la libertad
ajena. Libertad y justicia sin ninguna jerarquía ni privilegio de ninguna
clase. Esta clase utópica de sociedad tiene su piedra fundamental en la responsabilidad
personal. Si yo o vos o un tercero se determina a cagarse en el prójimo, se nos
fue al carajo el anarquismo. El proyecto anarquista espera de los humanos un
grado de compromiso supremo por la humanidad. Y ya van milenios de malas
noticias para la vida ¿Y que sí no somos los buenos bichos que soñamos ser
algún día? ¿Sera que yo sueño boludeces? A veces me parece tan al alcance de la
mano la posibilidad de hacer que la felicidad crezca y florezca por todas
partes pero puede que sean mis alucinaciones. La verdad, no sé. Yo no quiero
resignarme a volverme el rey de mi chatura. Aunque sea como el cuento de la
buena pipa, la reflexión política puede que nos lleve a una sociedad lo más
parecida posible a la utopía que nombre más arriba.
5 – De regreso al planeta Tierra
Yo no puedo compartir el optimismo desaforado de La Cámpora
ante este gobierno ni mucho menos comparto la rabiosa oposición que salen a
bramar los opositores. Veo a ambos grupos con sus desacertadas percepciones del
mundo como las dos caras de la misma moneda. En ambos casos, tanto para amarla
como para despreciarla, las dos corrientes tratan a Cristina más como una figura
carismática que una funcionaria pública con un mandato que cumplir. La absurda
polaridad entre los seguidores y detractores me dice que la puerilidad política
está de moda. Los detractores saben muy bien a quien se oponen. Cuando la cosa
pasa por conjeturar de quien están a favor, los asuntos se complican
terriblemente. Los seguidores apoyan incondicionalmente a su líder sin
detenerse a pensar cuanto más falta por renovar y cuantas turbias injusticias
siguen en pie, intocables. Hubo mejoras pero los pibes de La Cámpora son los
neo conservadores de ese mínimo crecimiento que ni siquiera postulan la
necesidad de profundizar y ampliar los logros. Y esto no lo digo yo, le estoy
robando la idea a Alejandro Bercovich que la expresó mucho mejor que yo en la
revista Crisis (n° 10, Páginas 58-60).
6 – No me cabe ni ahí el meollo este
Cuando el asunto se trate de atacar por el solo hecho de
atacar o celebrar por el solo hecho de celebrar, ante cualquier gesto que venga
del gobierno o ante la nefasta agenda de temas públicos impuesta por los medios
masivos de comunicación, yo te diría que no cuentes conmigo. La elección no es
un mito, es una necesidad. Cuando el panorama se empobrece de horizontes, somos
nosotros los que deberíamos aportar las riquezas potenciales. La
responsabilidad personal es autonomía. Nadie va a llamarnos a protagonizar
cambios, ante todo, siempre se requiere un mar calmo y dócil de millones de
pececitos dispuestos a dejarse pescar. Podes seguir al cardumen y boquear
frente a la pantalla de un televisor hasta el día de tu muerte o podes hacer
olas. O tantas miles de otras opciones más que nacen en la autodeterminación.
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