Sunday, July 12, 2020

Quien evita la controversia



1 – Inicio este post con una anécdota. Años atrás estábamos un amigo y yo viendo un film. La protagonista se comportaba polémicamente. Una regla nunca dicha de ver películas dice que uno se vuelve cómplice del protagonista y su accionar. En general uno hace eso intentando garantizarse toda la ganancia que te daría estar viendo una película y no haciendo otra cosa. Uno de los espectadores supuso que nuestro acuerdo con esa señorita era de tal grado que nosotros terminábamos siendo tan inescrupulosos como ella, tan solo por el hecho de mirar la película y no irnos ni pronunciarnos en contra de ella a viva voz. En voz alta, mientras otros espectadores le pedían que se calle (siendo que estábamos dentro de la sala en plena proyección y deberíamos guardar silencio) y otros reían. Quizás por el tono iracundo de ese espectador, mi amigo creyó que yo tenía algo que agregar a la polémica, que era una polémica la cual había que seguir debatiendo entre él y yo. Yo no vi la conexión entre una supuesta época sin moral ni ética según ese espectador indignado y nosotros viendo una película. Casi con fastidio, desestimé la importancia del evento y le dije que fueron todos puros delirios de un tipo y que no tenía sentido ponerse a discutir si tenía razón o no. Hoy por hoy, lamento haberlo hecho, pero no por creer que sí valía la pena pensar sobre el asunto, sino porque me quede sin saber que pensaba mi amigo. Antes de responder, tendría que haber repreguntado: “¿y a vos que te pareció?”. Luego de escucharme quejar, mi amigo no agregó nada. No sé si quería decirme algo y se lo guardo para sí por algún motivo o simplemente no tenía nada que agregar.
2 – Hasta donde recuerdo hoy, solo dos veces me bardearon en SS. II. En un post sobre Mimilocos alguien me invitó a que deje de darle bola a esas antigüedades sonoras y me dedique al presente. En otro post sobre la película “Lo Que Vendrá” alguien me trató de ignorante y me llamó a consultar ciertos documentos antes de escribir mis juicios de época. Nunca respondí y no lo voy a hacer. Para el primer caso porque tan solo se trata de gustos, a ese tipo no le gustaban Los Mimilocos y a mí sí. Punto aparte. En el segundo caso porque lo que el comentarista señalaba no formaba parte del núcleo de lo que quería contar, no tenía sentido ponerse a discutir. Y en ambos casos esos comentaristas me querían escribiendo sobre lo que a ellos les interesaba, cual, si fuese el pago simbólico que tenía que hacer porque los susodichos se tomaron la enorme, casi insoportable molestia de leerme.
3 - ¿Pero tan solo dos tipos en desacuerdo luego de quince años de escribir y publicar? Bueno, no es tan raro. Escribir es un acto social, aunque no publiques lo que hayas escrito, pero si decidís publicarlo, es más social aún. Es un acto social porque tu voz es el resumen de tantas otras voces antes de ti. Antes de que te pronuncies, hubo circulando en tu vida y en tu mente de todo: tesis, antítesis, síntesis, idas y vueltas, ecos, interpretaciones, ideas en conflictiva contradicción y aun así sintiéndose ambas pertinentes, en fin, hubo de todo. Sentarse a escribir es un modo elegante de darle algún sentido a toda esa verdulería de palabras que tenemos en la cabeza. Y retomando eso de que no es raro que no haya comentarios de desacuerdo puedo decir que es debido a ciertas cosas.
4 – Lo mío es como autismo escrito. Sé que, si me pusiese a escribir sobre cosas o personajes más populares, empezarían a aparecer las polémicas, pero yo disfruto más de tratar con mis preferencias no tan populares y como realmente disfruto mucho de mis elecciones se sigue que…
5 – Escribo elogiando lo que encontré, escribo para compartirlo con ustedes. Cuando encuentro algo de lo que no disfrute, no me molesto en escribir, me quedo en silencio con respecto a eso, sigo adelante con otras cosas. Si me pusiese a escribir sobre lo que no me gusta, más que escribir parecería estar predicando: “no comas este fruto maldito”.
6 – Aparte de reflexionar sobre mi forma de escribir en este blog lo otro que me llevó a ponerme a desarrollar este post fueron ciertos debates que husmee en whatsapp. Estoy incluido en un grupo de ex compañeros de la secundaria y con esto del encierro de la cuarentena, ciertos estados de ánimo en ciertas personas empezaron a alterarse. Y los debates más acalorados surgieron gracias a opiniones políticas antagónicas. Muchas veces me reí, algunas veces me daban ganas de cortarme los yarblockos, nunca intervine. Quien evita la controversia, ¿es un cobarde? ¿un idiota? ¿un arrogante que se cree por encima de estas mundanas vaguedades? ¿un tipo que no se las juega por nada? Vaya, vaya… Ya me voy explicando.
Ah, y sin olvidar que puede que haya quien debate en público por política cuando la razón del encono es más personal. También están los que saborean el ego trip de la discusión y poder aseverar con bombos y platillos lo que piensan sin estar particularmente interesados en que piensan los demás. Por ultimo están los que miman su ego ganando debates a cualquier precio, quienes sí se interesan en discursos ajenos, pero solo para retorcerlos o tergiversarlos. (Esto lo puse en cursiva pues fue un agregado. Por ende, la frase “Nada de lo anterior” viene conectada a “Ya me voy explicando” del párrafo anterior.)
7 – Nada de lo anterior. Todo consiste en saber en qué elegís creer y ese es un tema tan crucial e importante que es necesario no apurarse. Si elegimos creerle a fulanito, nos tenemos que responsabilizar de esa elección. ¿Y cómo elegir correctamente? No existe tal cosa. Para elegir debemos asumir consciencia de quienes somos, como vivimos, que anhelamos, como lograrlo, que nos mantiene en movimiento del ayer al hoy, desde un a otro lugar. Para elegir debemos asumir la tarea de intentar entender a los demás no bajo nuestros parámetros sino bajo los de cada quien con quien uno interactúe. Asumir tensiones, asumir intereses expresos y ocultos. Y una vez que de verdad asumiste todo eso, correr riesgos y equivocarse de innumerables maneras casi siempre inesperadas. O disfrutar de aciertos muy de vez en cuando. Todo es una pelea. El mundo es un problema.
8 – Pero si el asunto es ser más terrenal y hay que pensar discusiones sobre nuestro circo político y la grieta y los medios y bla, bla, bla… bueno creo que hay que saber que:
Los personajes políticos cambian de bando, hoy están en esta coalición, mañana en otra.
Los personajes políticos defienden intereses específicos de grupos de poder definidos, piensa bien quien va a defender tus intereses.
Los medios se crearon para entretenernos, no para informarnos. Si vas a hablar de política, te conviene formarte en sociología, antropología, psicología, filosofía, historia, política.
Los gobiernos mantienen secretos, cosas de las que te podrías enterar luego de indagar muchísimo y se necesitan los recursos, las capacidades intelectuales y emocionales y el tiempo. Cosas que muy poca gente tiene.
Los gobiernos son lo que median entre los que de verdad tienen poder y todos nosotros. Si sos nadie tal cual yo, vas a tener que usar todo tu ingenio para presionar a quien se debe presionar y entrenarte en modos y tiempos.
Si quieres entrenarte en modos y tiempos (y también enterarte de a quien presionar), podría convenirte militar en alguna organización social lo más autónoma que se pueda. Si te sumas a militar en los partidos políticos que hoy se postulan para que los votemos, solo vas a lograr ser un engranaje más de la maquinaria.
9 – Y si tu asunto es discutir sobre política, intenta saber. Si no te importa saber, asumí públicamente que te divierte atacar. Si no quieres asumirlo, ya no tiene mucho sentido seguir escribiéndote.
10 – Probablemente el asunto de mis ex compañeros del secundario sea pasar el rato y a los muy boludos a veces no se les ocurre mejor tema que la política. ¡Mira que hay temas! Yo ya llevo quince años hablando y de política es de lo que menos hable. Quien no cuida el jardín de su mente es porque no quiere o no sabe cómo. Todo se puede aprender. Siempre estamos aprendiendo.
11 – Voy a terminar mi post citando al enorme Norberto Cambiasso desde su blog “Esculpiendo Milagros” de un post del 18 de marzo de 2007:
Decía James Anthony Froude -crítico por el cual Borges profesaba una justa admiración- que en cualquier cuestión sobre la que los hombres se encuentran en veredas opuestas existen tres alternativas: que los puntos de desacuerdo sean puramente especulativos y carezcan de importancia moral, que haya algún equívoco del lenguaje y ambas partes digan lo mismo con diferentes palabras, o que la verdad sea algo distinto de lo que sostienen las partes y cada uno asuma algún elemento importante que el otro tiende a ignorar u olvidar. En cualquier caso, agregaba, cierta calma y un buen temperamento son necesarios para comprender y oponernos con éxito a aquello con lo que no estamos de acuerdo.
Yo no podría haberlo escrito mejor.

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