1 – Inicio este
post con una anécdota. Años atrás estábamos un amigo y yo viendo un film. La
protagonista se comportaba polémicamente. Una regla nunca dicha de ver
películas dice que uno se vuelve cómplice del protagonista y su accionar. En
general uno hace eso intentando garantizarse toda la ganancia que te daría
estar viendo una película y no haciendo otra cosa. Uno de los espectadores
supuso que nuestro acuerdo con esa señorita era de tal grado que nosotros
terminábamos siendo tan inescrupulosos como ella, tan solo por el hecho de
mirar la película y no irnos ni pronunciarnos en contra de ella a viva voz. En
voz alta, mientras otros espectadores le pedían que se calle (siendo que
estábamos dentro de la sala en plena proyección y deberíamos guardar silencio)
y otros reían. Quizás por el tono iracundo de ese espectador, mi amigo creyó
que yo tenía algo que agregar a la polémica, que era una polémica la cual había
que seguir debatiendo entre él y yo. Yo no vi la conexión entre una supuesta
época sin moral ni ética según ese espectador indignado y nosotros viendo una
película. Casi con fastidio, desestimé la importancia del evento y le dije que
fueron todos puros delirios de un tipo y que no tenía sentido ponerse a
discutir si tenía razón o no. Hoy por hoy, lamento haberlo hecho, pero no por
creer que sí valía la pena pensar sobre el asunto, sino porque me quede sin
saber que pensaba mi amigo. Antes de responder, tendría que haber repreguntado:
“¿y a vos que te pareció?”. Luego de escucharme quejar, mi amigo no agregó
nada. No sé si quería decirme algo y se lo guardo para sí por algún motivo o
simplemente no tenía nada que agregar.
2 – Hasta donde
recuerdo hoy, solo dos veces me bardearon en SS. II. En un post sobre Mimilocos
alguien me invitó a que deje de darle bola a esas antigüedades sonoras y me
dedique al presente. En otro post sobre la película “Lo Que Vendrá” alguien me
trató de ignorante y me llamó a consultar ciertos documentos antes de escribir
mis juicios de época. Nunca respondí y no lo voy a hacer. Para el primer caso
porque tan solo se trata de gustos, a ese tipo no le gustaban Los Mimilocos y a
mí sí. Punto aparte. En el segundo caso porque lo que el comentarista señalaba
no formaba parte del núcleo de lo que quería contar, no tenía sentido ponerse a
discutir. Y en ambos casos esos comentaristas me querían escribiendo sobre lo
que a ellos les interesaba, cual, si fuese el pago simbólico que tenía que
hacer porque los susodichos se tomaron la enorme, casi insoportable molestia de
leerme.
3 - ¿Pero tan
solo dos tipos en desacuerdo luego de quince años de escribir y publicar?
Bueno, no es tan raro. Escribir es un acto social, aunque no publiques lo que
hayas escrito, pero si decidís publicarlo, es más social aún. Es un acto social
porque tu voz es el resumen de tantas otras voces antes de ti. Antes de que te
pronuncies, hubo circulando en tu vida y en tu mente de todo: tesis, antítesis,
síntesis, idas y vueltas, ecos, interpretaciones, ideas en conflictiva
contradicción y aun así sintiéndose ambas pertinentes, en fin, hubo de todo. Sentarse
a escribir es un modo elegante de darle algún sentido a toda esa verdulería de
palabras que tenemos en la cabeza. Y retomando eso de que no es raro que no
haya comentarios de desacuerdo puedo decir que es debido a ciertas cosas.
4 – Lo mío es
como autismo escrito. Sé que, si me pusiese a escribir sobre cosas o personajes
más populares, empezarían a aparecer las polémicas, pero yo disfruto más de
tratar con mis preferencias no tan populares y como realmente disfruto mucho de
mis elecciones se sigue que…
5 – Escribo
elogiando lo que encontré, escribo para compartirlo con ustedes. Cuando
encuentro algo de lo que no disfrute, no me molesto en escribir, me quedo en
silencio con respecto a eso, sigo adelante con otras cosas. Si me pusiese a
escribir sobre lo que no me gusta, más que escribir parecería estar predicando:
“no comas este fruto maldito”.
6 – Aparte de
reflexionar sobre mi forma de escribir en este blog lo otro que me llevó a
ponerme a desarrollar este post fueron ciertos debates que husmee en whatsapp.
Estoy incluido en un grupo de ex compañeros de la secundaria y con esto del
encierro de la cuarentena, ciertos estados de ánimo en ciertas personas
empezaron a alterarse. Y los debates más acalorados surgieron gracias a
opiniones políticas antagónicas. Muchas veces me reí, algunas veces me daban
ganas de cortarme los yarblockos, nunca intervine. Quien evita la controversia,
¿es un cobarde? ¿un idiota? ¿un arrogante que se cree por encima de estas
mundanas vaguedades? ¿un tipo que no se las juega por nada? Vaya, vaya… Ya me
voy explicando.
Ah, y sin olvidar que puede que haya quien debate
en público por política cuando la razón del encono es más personal. También
están los que saborean el ego trip de la discusión y poder aseverar con bombos
y platillos lo que piensan sin estar particularmente interesados en que piensan
los demás. Por ultimo están los que miman su ego ganando debates a cualquier
precio, quienes sí se interesan en discursos ajenos, pero solo para retorcerlos
o tergiversarlos. (Esto
lo puse en cursiva pues fue un agregado. Por ende, la frase “Nada de lo
anterior” viene conectada a “Ya me voy explicando” del párrafo anterior.)
7 – Nada de lo
anterior. Todo consiste en saber en qué elegís creer y ese es un tema tan
crucial e importante que es necesario no apurarse. Si elegimos creerle a
fulanito, nos tenemos que responsabilizar de esa elección. ¿Y cómo elegir
correctamente? No existe tal cosa. Para elegir debemos asumir consciencia de
quienes somos, como vivimos, que anhelamos, como lograrlo, que nos mantiene en
movimiento del ayer al hoy, desde un a otro lugar. Para elegir debemos asumir
la tarea de intentar entender a los demás no bajo nuestros parámetros sino bajo
los de cada quien con quien uno interactúe. Asumir tensiones, asumir intereses
expresos y ocultos. Y una vez que de verdad asumiste todo eso, correr riesgos y
equivocarse de innumerables maneras casi siempre inesperadas. O disfrutar de
aciertos muy de vez en cuando. Todo es una pelea. El mundo es un problema.
8 – Pero si el
asunto es ser más terrenal y hay que pensar discusiones sobre nuestro circo
político y la grieta y los medios y bla, bla, bla… bueno creo que hay que saber
que:
Los personajes
políticos cambian de bando, hoy están en esta coalición, mañana en otra.
Los personajes
políticos defienden intereses específicos de grupos de poder definidos, piensa
bien quien va a defender tus intereses.
Los medios se
crearon para entretenernos, no para informarnos. Si vas a hablar de política,
te conviene formarte en sociología, antropología, psicología, filosofía,
historia, política.
Los gobiernos
mantienen secretos, cosas de las que te podrías enterar luego de indagar muchísimo
y se necesitan los recursos, las capacidades intelectuales y emocionales y el
tiempo. Cosas que muy poca gente tiene.
Los gobiernos son
lo que median entre los que de verdad tienen poder y todos nosotros. Si sos
nadie tal cual yo, vas a tener que usar todo tu ingenio para presionar a quien
se debe presionar y entrenarte en modos y tiempos.
Si quieres
entrenarte en modos y tiempos (y también enterarte de a quien presionar),
podría convenirte militar en alguna organización social lo más autónoma que se pueda.
Si te sumas a militar en los partidos políticos que hoy se postulan para que
los votemos, solo vas a lograr ser un engranaje más de la maquinaria.
9 – Y si tu
asunto es discutir sobre política, intenta saber. Si no te importa saber, asumí
públicamente que te divierte atacar. Si no quieres asumirlo, ya no tiene mucho
sentido seguir escribiéndote.
10 –
Probablemente el asunto de mis ex compañeros del secundario sea pasar el rato y
a los muy boludos a veces no se les ocurre mejor tema que la política. ¡Mira
que hay temas! Yo ya llevo quince años hablando y de política es de lo que
menos hable. Quien no cuida el jardín de su mente es porque no quiere o no sabe
cómo. Todo se puede aprender. Siempre estamos aprendiendo.
11 – Voy a
terminar mi post citando al enorme Norberto Cambiasso desde su blog
“Esculpiendo Milagros” de un post del 18 de marzo de 2007:
Decía James Anthony Froude -crítico por el cual
Borges profesaba una justa admiración- que en cualquier cuestión sobre la que
los hombres se encuentran en veredas opuestas existen tres alternativas: que
los puntos de desacuerdo sean puramente especulativos y carezcan de importancia
moral, que haya algún equívoco del lenguaje y ambas partes digan lo mismo con
diferentes palabras, o que la verdad sea algo distinto de lo que sostienen las
partes y cada uno asuma algún elemento importante que el otro tiende a ignorar
u olvidar. En cualquier caso, agregaba, cierta calma y un buen temperamento son
necesarios para comprender y oponernos con éxito a aquello con lo que no
estamos de acuerdo.
Yo no podría
haberlo escrito mejor.