Otra historia para combinar con una canción. Ojalá la disfruten!!!
“¿Por qué sigo pegado a cosas que ya intente?” Esta era la pregunta que Leónidas llevaba repitiéndose a sí mismo, como en un loop, desde hace un tiempo. Recostaba su cuerpo viejo y cansado de hacer siempre lo mismo y esperaba que el descanso disipe el alcohol o la angustia que abatía sus ardientes esperanzas. Cerró un libro para ponerse a pensar en algo que le dijo un amigo hace unos meses atrás. Su amigo le decía que creía entender cuál era el mal que definía a Satanás. La historia sería más o menos así: Había Nada y de esa Nada se creó Dios a sí mismo. Dios no solo es un ser, también es su propia voluntad de crearse. Luego Dios creó todo lo que ves y lo que no ves. Hizo, a su vez, ángeles y seres humanos, todos y cada uno dotados de libre albedrío. Se cuenta que el más poderoso y vibrante de esos ángeles se llamaba Lucifer y que este último, haciendo uso de su propio libre albedrío, tomó la decisión de desobedecer a su padre. Se cuenta que Lucifer tuvo que pagar por tal transgresión y que fue expulsado del Paraíso y arrojado al profundo pozo de encierro, dolor y odio que es el Infierno. Lo que no se cuenta es que el mal definitivo del diablo no es haber sido desobediente sino que fue el usar su libre albedrío para auto destruirse y no para re crearse infinitamente. Lucifer no quería ser Lucifer, quería ser Dios. Lucifer se olvidó la magia que vive en cada acto creador de cualquier ente y creyó en grados de importancia, dejando de lado por menores todas las posibles acciones que modificarían su mundo de posibilidades. Al momento que aborreció ser él mismo, maldijo sus manos y alguien que maldice sus manos no se hace un camino en el mundo. Y cuanto menos se mira, más equivocado está. El mal es no crear. Leónidas no sabe qué hacer con la idea que le dio su amigo, quiere olvidársela para no molestarse en más problemas. Pero no puede olvidar. Leónidas tampoco puede olvidar lo que le escribió Nicola Sacco a su hijo, según la película Sacco y Vanzetti. El obrero anarquista escribió perlas para un mar de ternura: “Hijo, la alegría del juego, no te la quedes para vos solo.” O sea que creamos compartiendo, creemos dando. “Si quiero dejar de repetir lo que hice ayer, hoy tengo que crear” dijo Leónidas y todo el sol y toda la tierra se quedaron cubriéndolo de soledad y de compañía. Leónidas se cuida las orejas y los ojos de todas las estupideces que hay que oír y ver pero oye y ve lo que le dijo el amigo y lo que le dijo Nicola Sacco desde la pantalla de la TV. De tan enamorado que está creer que todo es posible, que puede que tenga final feliz la historieta de la historiola. Y así sigue marchando por el premio que la marcha da en cada presente.
Canción: Stick to my side de Pantha Du Prince (cantada por Panda Bear)
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