Wednesday, September 28, 2011
Mujer adormecida al lado de la ventana
Hay una canción que descubrí este año. Se llama “Upstairs By A Chinese Lamp” y fue compuesta e interpretada por Laura Nyro. Es una canción tan hermosa que no pude escribir ninguna historia como para acompañarla (como hice con 4 canciones anteriores). Nada de lo que se me pudiera ocurrir llegaría siquiera a rozar el paraíso por el que camina este tema que me parece una de las cosas más conmovedoras que me tocó experimentar. El único pálido homenaje que se me ocurrió rendirle a esta obra de arte es primero narrar como llegue a ella y segundo escribir la letra original en inglés y mi traducción. Acá voy.
Para fines de julio de este año apareció en los kioscos el número 293 de Rock de Lux (en España apareció en marzo). En esa revista, Kiko Amat revisaba en la sección Revisión la carrera de Laura Nyro. Es una gran nota pero el crítico no señalo al disco Christmas And The Beads Of Sweat de 1970 entre sus favoritos de la cantautora. Leyendo la nota me acorde de una reseña anterior que imprimí de Internet que publicó el sitio Perfect Sound Forever. La misma fue escrita por el crítico Jorge Luis Fernández (aquel legendario colaborador de Esculpiendo Milagros que escribió una excelente nota acerca de Roxy Music, entre otras cosas). Fernández decide no esconder la pasión que siente por el disco: “And, while being a product of its time, Christmas remains a timelessness masterful piece of art”. Estoy citando al periodista argentino en inglés porque así apareció originalmente en Internet. Jorge está enamorado del disco y también está enamorado de la canción: “And with its modal flirting, Upstairs By A Chinese Lamp is, quite simply, one of the most beautiful tracks ever made.” Para mediados de agosto me conseguí una copia del cd. Apenas puedo creer lo hermoso que es este disco. Estoy cien por cien de acuerdo con lo que escribió Fernández. La sutil delicadeza de las canciones es tan apabullante, tanta es la belleza de esta música, que solo me queda guardar silencio para escuchar como quien escucha algo majestuoso, imposible de poder medir. El piano del inicio y la mención de Laura del “aire matutino” me recuerdan al grupazo The Blue Nile que grabó maravillas similares 13 años después en su disco A Walk Across The Rooftops (que también conocí gracias a la nota que escribió Fernández en Esculpiendo Milagros). Todas las canciones de Christmas son geniales pero “Upstairs By A Chinese Lamp” se destaca aún más por su lujosa confección y ejecución. Es un verdadero milagro. Además, la letra menciona a la primavera. Mejor dicho al momento en que la primavera de a poco se lleva al invierno. Justo en eso estamos.
Por favor, dejen las dudas y consigan el disco. De nada. Ahora la letra y mi traducción.
Market in the cool white morning
Merchants sell as ladies buy
Milk, tobacco, soap and matches
Sweep the floor while dishes dry
Spring whispered in her ear
Like soft Mediterranean wailing
Sleepy woman by the window
Dreaming in the morning air
Of the one who takes her sweetness
By a Chinese lamp upstairs
The steam of china tea
You could hear the woman sing
In the soft flames of spring
Spring has swept the scarlet side streets
Winds caress, undress, invite
Upstairs by a Chinese lamp
They softly talk in the cool spring night
El Mercado en la fría mañana blanca
Mercaderes venden al tiempo que damas compran
Leche, tabaco, jabón y fósforos
Barren el piso mientras los platos se secan
La primavera susurra en su oído
Como suave lamento del Mediterráneo
Mujer adormecida al lado de la ventana
Soñando en el aire matutino
Con quien toma su dulzura
Junto a la lámpara china, escalera arriba
El vapor del té chino
Podrías escuchar a la mujer cantar
En las suaves llamas de la primavera
La primavera ha barrido las escarlatas calles secundarias
Los vientos acarician, desvisten, invitan
Escaleras arriba, junto a la lámpara china
Ellos hablan suavemente en la fresca noche primaveral
Monday, September 26, 2011
Chinatown
Un nuevo relato para combinar con la canción que figura al final. Espero que la unión les resulte placentera!!!!
Estaba sentado en la terraza de un bar tomando vino tinto. Dispuse una cámara digital cerca de mi mesa para filmar como el día poco a poco se volvía noche. La cámara iba a ser capaz de captar el cielo sacándose la ropa y una mesa desocupada con dos sillas vacías. La filmación iba a durar lo que la batería o la memoria de la máquina. Era probable que alguien ocupase la mesa y de hecho eso es lo que pasa. Dos mujeres jóvenes se sientan a tomar algo que no termino de entender que es. El fresco de la noche que se aproxima reemplaza el lento calor que hizo durante la jornada. En todo lo que los tres estuvimos en aquella terraza (bueno, había más gente, pero no importa) ninguna de ellas reparó en mi presencia ni en la de nadie más. Solo charlaban, reían y se miraban la una a la otra. Nunca supe cómo se llamaban pero, para fines narrativos, las voy a bautizar Sonia y Amanda. Va a ser muy confuso llamarlas ella y ella. Sonia es la que más habla. Amanda es la que más se ríe. Sonia parece enamorada de Amanda y parece que Amanda ya lo sabe. Pero ninguna se besa. Amanda lleva los labios muy pintados y su boca parece una frutilla que se abre y cierra. Sonia se muere por probar el jugo profundo de esa fruta. O al menos yo me lo imagino así, mientras sigo sentado en el otro extremo de la galaxia, bebiendo sorbos de mi soledad. Las dos disimulan con sus lánguidos y largos vestidos de ciudad que en realidad quieren estar a solas y desnudas en alguna otra parte. Todas las formas de expresarse que usan y todos los gestos que hacen me invitan a cree que así es. Mi cámara registró muy poco de este encuentro y no registro casi nada de lo excitante que me pareció. Todo se me quedo grabado en los ojos locos y celosos. Amanda a veces desvía la vista para no sentirse comprometida por la mirada de Sonia. Los ojos de las dos damas solo parecen encontrarse cuando hablan de cualquier cosa sin gran importancia. Luego Sonia apura alguna cuestión un poco más intima y Amanda parece retirarse a los confines de su sitio en la mesa. Guarda sus manos en el regazo, ya no están descansando en la calma del mantel. Al instante Sonia nota ese cambio leve en la postura de esa mujer que tiene la figura de la dicha y, repentinamente, cambia de tema. Así todo vuelve a circular. Amanda no quiere ver a Sonia irse y tampoco quiere tenerla a Sonia encima. Sonia sueña con sexo pero no quiere que su amiga huya aterrorizada ante la perspectiva. Amanda no sabe a quién ama. Yo siempre me divierto imaginando cualquier cosa. A su vez la noche baja y nos derrumba, tal como cantaba la poetisa. El viento era un milagro gentil que despeinaba apenas a las dos mujeres que estaban lujosas de tanta alegría. Toda la escena tenía el encanto de unas trompetas sonando en el fondo de mi cabeza. Se demoraron un poco más comiendo el postre en la terraza del bar. Después salieron juntas, una detrás de la otra. Fue Sonia la que salió primero. Fue en ese instante que Amanda me vio y me devolvió una leve y rápida sonrisa mientras me veía sonreír. Y no me anime a alentarla a que deje que Sonia se mezcle con ella. Porque eso iba a ser amor y no un negocio. Yo no quiero otra cosa para toda la gente, no anhelo otra cosa que no sea amor para toda la gente.
Canción: Chinatown de Destroyer.
Estaba sentado en la terraza de un bar tomando vino tinto. Dispuse una cámara digital cerca de mi mesa para filmar como el día poco a poco se volvía noche. La cámara iba a ser capaz de captar el cielo sacándose la ropa y una mesa desocupada con dos sillas vacías. La filmación iba a durar lo que la batería o la memoria de la máquina. Era probable que alguien ocupase la mesa y de hecho eso es lo que pasa. Dos mujeres jóvenes se sientan a tomar algo que no termino de entender que es. El fresco de la noche que se aproxima reemplaza el lento calor que hizo durante la jornada. En todo lo que los tres estuvimos en aquella terraza (bueno, había más gente, pero no importa) ninguna de ellas reparó en mi presencia ni en la de nadie más. Solo charlaban, reían y se miraban la una a la otra. Nunca supe cómo se llamaban pero, para fines narrativos, las voy a bautizar Sonia y Amanda. Va a ser muy confuso llamarlas ella y ella. Sonia es la que más habla. Amanda es la que más se ríe. Sonia parece enamorada de Amanda y parece que Amanda ya lo sabe. Pero ninguna se besa. Amanda lleva los labios muy pintados y su boca parece una frutilla que se abre y cierra. Sonia se muere por probar el jugo profundo de esa fruta. O al menos yo me lo imagino así, mientras sigo sentado en el otro extremo de la galaxia, bebiendo sorbos de mi soledad. Las dos disimulan con sus lánguidos y largos vestidos de ciudad que en realidad quieren estar a solas y desnudas en alguna otra parte. Todas las formas de expresarse que usan y todos los gestos que hacen me invitan a cree que así es. Mi cámara registró muy poco de este encuentro y no registro casi nada de lo excitante que me pareció. Todo se me quedo grabado en los ojos locos y celosos. Amanda a veces desvía la vista para no sentirse comprometida por la mirada de Sonia. Los ojos de las dos damas solo parecen encontrarse cuando hablan de cualquier cosa sin gran importancia. Luego Sonia apura alguna cuestión un poco más intima y Amanda parece retirarse a los confines de su sitio en la mesa. Guarda sus manos en el regazo, ya no están descansando en la calma del mantel. Al instante Sonia nota ese cambio leve en la postura de esa mujer que tiene la figura de la dicha y, repentinamente, cambia de tema. Así todo vuelve a circular. Amanda no quiere ver a Sonia irse y tampoco quiere tenerla a Sonia encima. Sonia sueña con sexo pero no quiere que su amiga huya aterrorizada ante la perspectiva. Amanda no sabe a quién ama. Yo siempre me divierto imaginando cualquier cosa. A su vez la noche baja y nos derrumba, tal como cantaba la poetisa. El viento era un milagro gentil que despeinaba apenas a las dos mujeres que estaban lujosas de tanta alegría. Toda la escena tenía el encanto de unas trompetas sonando en el fondo de mi cabeza. Se demoraron un poco más comiendo el postre en la terraza del bar. Después salieron juntas, una detrás de la otra. Fue Sonia la que salió primero. Fue en ese instante que Amanda me vio y me devolvió una leve y rápida sonrisa mientras me veía sonreír. Y no me anime a alentarla a que deje que Sonia se mezcle con ella. Porque eso iba a ser amor y no un negocio. Yo no quiero otra cosa para toda la gente, no anhelo otra cosa que no sea amor para toda la gente.
Canción: Chinatown de Destroyer.
Saturday, September 24, 2011
Stick to my side
Otra historia para combinar con una canción. Ojalá la disfruten!!!
“¿Por qué sigo pegado a cosas que ya intente?” Esta era la pregunta que Leónidas llevaba repitiéndose a sí mismo, como en un loop, desde hace un tiempo. Recostaba su cuerpo viejo y cansado de hacer siempre lo mismo y esperaba que el descanso disipe el alcohol o la angustia que abatía sus ardientes esperanzas. Cerró un libro para ponerse a pensar en algo que le dijo un amigo hace unos meses atrás. Su amigo le decía que creía entender cuál era el mal que definía a Satanás. La historia sería más o menos así: Había Nada y de esa Nada se creó Dios a sí mismo. Dios no solo es un ser, también es su propia voluntad de crearse. Luego Dios creó todo lo que ves y lo que no ves. Hizo, a su vez, ángeles y seres humanos, todos y cada uno dotados de libre albedrío. Se cuenta que el más poderoso y vibrante de esos ángeles se llamaba Lucifer y que este último, haciendo uso de su propio libre albedrío, tomó la decisión de desobedecer a su padre. Se cuenta que Lucifer tuvo que pagar por tal transgresión y que fue expulsado del Paraíso y arrojado al profundo pozo de encierro, dolor y odio que es el Infierno. Lo que no se cuenta es que el mal definitivo del diablo no es haber sido desobediente sino que fue el usar su libre albedrío para auto destruirse y no para re crearse infinitamente. Lucifer no quería ser Lucifer, quería ser Dios. Lucifer se olvidó la magia que vive en cada acto creador de cualquier ente y creyó en grados de importancia, dejando de lado por menores todas las posibles acciones que modificarían su mundo de posibilidades. Al momento que aborreció ser él mismo, maldijo sus manos y alguien que maldice sus manos no se hace un camino en el mundo. Y cuanto menos se mira, más equivocado está. El mal es no crear. Leónidas no sabe qué hacer con la idea que le dio su amigo, quiere olvidársela para no molestarse en más problemas. Pero no puede olvidar. Leónidas tampoco puede olvidar lo que le escribió Nicola Sacco a su hijo, según la película Sacco y Vanzetti. El obrero anarquista escribió perlas para un mar de ternura: “Hijo, la alegría del juego, no te la quedes para vos solo.” O sea que creamos compartiendo, creemos dando. “Si quiero dejar de repetir lo que hice ayer, hoy tengo que crear” dijo Leónidas y todo el sol y toda la tierra se quedaron cubriéndolo de soledad y de compañía. Leónidas se cuida las orejas y los ojos de todas las estupideces que hay que oír y ver pero oye y ve lo que le dijo el amigo y lo que le dijo Nicola Sacco desde la pantalla de la TV. De tan enamorado que está creer que todo es posible, que puede que tenga final feliz la historieta de la historiola. Y así sigue marchando por el premio que la marcha da en cada presente.
Canción: Stick to my side de Pantha Du Prince (cantada por Panda Bear)
“¿Por qué sigo pegado a cosas que ya intente?” Esta era la pregunta que Leónidas llevaba repitiéndose a sí mismo, como en un loop, desde hace un tiempo. Recostaba su cuerpo viejo y cansado de hacer siempre lo mismo y esperaba que el descanso disipe el alcohol o la angustia que abatía sus ardientes esperanzas. Cerró un libro para ponerse a pensar en algo que le dijo un amigo hace unos meses atrás. Su amigo le decía que creía entender cuál era el mal que definía a Satanás. La historia sería más o menos así: Había Nada y de esa Nada se creó Dios a sí mismo. Dios no solo es un ser, también es su propia voluntad de crearse. Luego Dios creó todo lo que ves y lo que no ves. Hizo, a su vez, ángeles y seres humanos, todos y cada uno dotados de libre albedrío. Se cuenta que el más poderoso y vibrante de esos ángeles se llamaba Lucifer y que este último, haciendo uso de su propio libre albedrío, tomó la decisión de desobedecer a su padre. Se cuenta que Lucifer tuvo que pagar por tal transgresión y que fue expulsado del Paraíso y arrojado al profundo pozo de encierro, dolor y odio que es el Infierno. Lo que no se cuenta es que el mal definitivo del diablo no es haber sido desobediente sino que fue el usar su libre albedrío para auto destruirse y no para re crearse infinitamente. Lucifer no quería ser Lucifer, quería ser Dios. Lucifer se olvidó la magia que vive en cada acto creador de cualquier ente y creyó en grados de importancia, dejando de lado por menores todas las posibles acciones que modificarían su mundo de posibilidades. Al momento que aborreció ser él mismo, maldijo sus manos y alguien que maldice sus manos no se hace un camino en el mundo. Y cuanto menos se mira, más equivocado está. El mal es no crear. Leónidas no sabe qué hacer con la idea que le dio su amigo, quiere olvidársela para no molestarse en más problemas. Pero no puede olvidar. Leónidas tampoco puede olvidar lo que le escribió Nicola Sacco a su hijo, según la película Sacco y Vanzetti. El obrero anarquista escribió perlas para un mar de ternura: “Hijo, la alegría del juego, no te la quedes para vos solo.” O sea que creamos compartiendo, creemos dando. “Si quiero dejar de repetir lo que hice ayer, hoy tengo que crear” dijo Leónidas y todo el sol y toda la tierra se quedaron cubriéndolo de soledad y de compañía. Leónidas se cuida las orejas y los ojos de todas las estupideces que hay que oír y ver pero oye y ve lo que le dijo el amigo y lo que le dijo Nicola Sacco desde la pantalla de la TV. De tan enamorado que está creer que todo es posible, que puede que tenga final feliz la historieta de la historiola. Y así sigue marchando por el premio que la marcha da en cada presente.
Canción: Stick to my side de Pantha Du Prince (cantada por Panda Bear)
Wednesday, September 14, 2011
The Wilhelm Scream
Otro relato inconexo para combinar con una canción deliciosa. Comenten que les pareció la mezcla!! Nos vemos!!
Vos me dijiste que cuando crecíamos se nos moría el corazón. Yo estaba solo y te miraba obsesivamente. Te perseguía. En cada sombra parecía quedar el perfume del ánima. Como yo, vos tampoco hablabas con nadie. Parecías siempre aburrida. Yo que podía saber, sabía que soñaba. Ahora se que caigo y caigo. ¿Qué puedo saber? ¿Qué voy a poder llevarte? Lo que vos me dijiste se me grabó en la coraza seca de mi cabeza, está tatuado con otros secretos. Me rasco la cabeza tratando de raspar y sacar recuerdos terribles. No me molesta más llevar mi corona, no la escondo más. Aprendí a cuidarme de mi rabia y me estremezco recordando ecos de tu voz. Lo que yo escuche de lo que vos me dijiste. Lo bien y mal que escuchaba. Lo bien y mal que escucho hoy. ¿Dónde quedo ese que no envidia a nadie, que no ambiciona nada, que no debe obediencia a ninguno? Estoy hundido en la melancolía de la canción pero sé bien como se ubican los papeles. Vos no eras mi heroína, se suponía que nos íbamos a acompañar, pero las cuentas no cerraban y cada cual se quedo en un amargo balance en soledad. Cada cual bebiendo su propio alcohol. Nos vestíamos mal a propósito, para llamar la atención. Porque éramos basura, gente barata. La perdedora y el perdedor, como esos volantes en el piso, todos pisoteados. ¡Que maravilla era ser así de trágicos! No nos pudimos dar cuenta que el tiempo se aproximaba tan solo para embrujarnos una vez más. Y, así, de este modo, sin querer, una primera noche nos unió y un último día nos separó. Todo como en aquella canción en la fiesta total que embriagaba. Hoy estoy cayendo, cayendo, cayendo… Mañana voy a levantarme para que ella me llame: Paz.
Canción: The Wilhelm Scream de James Blake
Tuesday, September 13, 2011
Ojos permanezcan cerrados
¡¡Volvieron los relatos con canción!! Ya saben: mezclen este texto con el tema y después me cuentan las sensaciones obtenidas. Nos vemos!!
¿Cómo llegue hasta acá? ¿Cómo vine a parar acá? Creo que me llamo la sangre de tu nombre. Estaba soñando con una casa de barro al costado de un río o de un lago y después el sueño, que es como un pedazo de viento con alas, se volvió realidad. Cerré los ojos para que el viento de tu ternura fuese lo único que me importaba. Estábamos flotando en una bruma de nuestro humor y nos volvíamos locos tratando de encontrar las palabras que explicarían lo que sentíamos. Pero las palabras no llegaban, tampoco llegan hoy pero hoy no importa. Te quería contar cosas para asombrarte, como la vez que soñé que iba montado a un cangrejo gigante recorriendo calles de empedrado de una ciudad que nunca conocí. O la vez que, volviendo muy tarde a la noche a mi casa, vi a la misma chica parada en dos esquinas distintas. La misma chica una y otra vez, a unas cinco cuadras de distancia la una de la otra, las dos iguales, jóvenes, esperando por algo o alguien. Fantasmas de adolescentes, jóvenes, hermosas, tristes, por siempre.
Después entendí porque no encontraba la forma de explicar mi confusión y entendí porque no entendía tu confusión. Y es que nos expulsaron del paraíso pero vos tenes una idea del paraíso distinta de la mía. Si lo que nos empuja se llama amor, podemos seguir cada uno buscando su paraíso con la ayuda de los ojos del otro. Porque yo te vi bailar y nos vimos mareándonos y fue perfecto. Bailar así, sin saber.
Pronto los ojos se cierran otra vez y aparece un sol rojo manchando casi todo el cielo con su espuma roja del amanecer y los teros van cantando por el cielo también. Parecen acariciar las orejas con su música. Todo se mezcla, en los viajes hay dulzura y bronca. Toda la tierra se mueve y yo me muevo soñándonos y estamos los dos muy juntos, vos y yo. Recostaste justo acá, acompañame en esta eternidad de minutos. Porque hoy tenemos este sueño y mañana vamos a crear otra cosa. ¿Qué como llegue hasta acá? Porque me gusta como tu vida y mi vida se combinan.
Canción: Eyes be closed de Washed Out
¿Cómo llegue hasta acá? ¿Cómo vine a parar acá? Creo que me llamo la sangre de tu nombre. Estaba soñando con una casa de barro al costado de un río o de un lago y después el sueño, que es como un pedazo de viento con alas, se volvió realidad. Cerré los ojos para que el viento de tu ternura fuese lo único que me importaba. Estábamos flotando en una bruma de nuestro humor y nos volvíamos locos tratando de encontrar las palabras que explicarían lo que sentíamos. Pero las palabras no llegaban, tampoco llegan hoy pero hoy no importa. Te quería contar cosas para asombrarte, como la vez que soñé que iba montado a un cangrejo gigante recorriendo calles de empedrado de una ciudad que nunca conocí. O la vez que, volviendo muy tarde a la noche a mi casa, vi a la misma chica parada en dos esquinas distintas. La misma chica una y otra vez, a unas cinco cuadras de distancia la una de la otra, las dos iguales, jóvenes, esperando por algo o alguien. Fantasmas de adolescentes, jóvenes, hermosas, tristes, por siempre.
Después entendí porque no encontraba la forma de explicar mi confusión y entendí porque no entendía tu confusión. Y es que nos expulsaron del paraíso pero vos tenes una idea del paraíso distinta de la mía. Si lo que nos empuja se llama amor, podemos seguir cada uno buscando su paraíso con la ayuda de los ojos del otro. Porque yo te vi bailar y nos vimos mareándonos y fue perfecto. Bailar así, sin saber.
Pronto los ojos se cierran otra vez y aparece un sol rojo manchando casi todo el cielo con su espuma roja del amanecer y los teros van cantando por el cielo también. Parecen acariciar las orejas con su música. Todo se mezcla, en los viajes hay dulzura y bronca. Toda la tierra se mueve y yo me muevo soñándonos y estamos los dos muy juntos, vos y yo. Recostaste justo acá, acompañame en esta eternidad de minutos. Porque hoy tenemos este sueño y mañana vamos a crear otra cosa. ¿Qué como llegue hasta acá? Porque me gusta como tu vida y mi vida se combinan.
Canción: Eyes be closed de Washed Out
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