Presencia

Como si quisiera conocerte. Como si las partículas que mi presencia emite se inclinaran ante tu influencia. Así funciona esta tarde de pereza, sentado a la ventana de la lluvia. Como preguntas, todas florecen inadvertidas ante mí. Vestirme y aparecer, mostrar esto que siento, el grato temblor de todos los nervios. ¡Que dulce verte toda sentada en tu silla y yo al lado queriendo besarte! Tu nombre mágico se demora y derrite en mi boca. Ojos de almendra y manos de calor. Los lujos de tu sombra. Yo admiro que ella, ella y vos lleven todas partes de mis añoranzas o sueños que andan descalzos y corriendo como locos, zafando del perro. Yo quiero conocerte. Quiero abrir puentes de tu forma y caminarte sin prisa. Quiero que este fuego que me aviva sea vestido de toda tu piel intensa. Quiero máscaras de tu reino y luego acostarme al lado tuyo y respirar pesadamente todo el viento de la ciudad dentro de este dormitorio. Nuestro romance y los minutos de ayer, todos olvidados entre las cobijas. Jugo de manzana verde al lado de las flores marchitas. Torpe reconstrucción de detalles para evitar mirarte tanto. Anoche soñe con las guerras del futuro y con asaltos. Pude sentirme acostado mientras se desataba ese infierno estrecho y agazapado en tantos vientres. Me costó despertarme del horror, pero vos estás y ustedes también y así todo el amor perdura. Como si el amor mandara. Como si las estrellas fueran todas ellas imitaciones de los brillos de tus ojos esta noche. Sos clara, profunda y bella. Como todos mis deseos puestos en una persona. Los ratos de la soledad y cada una de las mentiras sostenidas por si acaso. Como si hubiese un poder por esconder. No quiero que me entiendas. Quedate a acompañarme y todo lo demás se puede conjugar. Quedate y vibremos como tiernos espejos. Quedate conmigo y viví esta bienvenida. Quedate acá y tu humor va a darme prendas. Quedate, que todo está aquí, que todo es ahora. Quedate que yo elijo quedarme y vamos a jugar los dos con nuestra inquietante presencia.