Nos fuimos a pasar un par de semanas a la costa a mediados de Febrero. Después de dormir siesta y tomar unos mates viendo al sol pasar por el cielo de la tarde, a eso de las siete de la tarde más o menos arrancaba nuestro DJ set en la terraza de la casa que alquilabamos. Eran nuestras canciones, una era esta. Bailabamos entre nosotros: tres chicos y dos chicas, a veces invitabamos a algunos amigos y conocidos del lugar. A eso de las nueve, la cena, muchas ensaladas, muchas frutas. A continuación, nos ibamos caminando al centro y de ahí en más la noche disponía la duración de la salida y las sensaciones vividas. A veces volviamos pronto a la casa, a veces no. Y las mañanas muchas veces eran insoportables, con ese gusto agrio en la boca y el sol pegandote en la cara. Manteniamos las persianas bajas mientras fumabamos, mirabamos TV, tocabamos la guitarra o charlabamos de cualquier huevada. Y después al siesta y más tarde otra vez los mates, otra vez el DJ set. Algunos de nosotros garchaban, yo no tuve esa fortuna. Pero es el ultimo recuerdo hermoso que tengo de ella. Justo cuando sonaba esta canción ella empezaba a mover las caderas y me miraba a los ojos, buscando seducirme. Yo me acercaba a ella con los brazos extendidos, tratando de lucirme, mientras ella largaba su risotada. Nos abrazabamos y girabamos, a veces, con suerte, logre comerle la boca pero nada más. Cuando volvimos a los suburbios, ella corrió a los brazos de su novio. Y terminó casandose con ese boludo. Desde el día de la boda que no volví a verla. ¨Jessie¨, ¡volvé! ¡¡que me quede con las ganas!!
(Este relato me lo mando el Caiman Sigiloso y aquí paso a postearlo, mientras veo que se me ocurre comentar a mi)
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