Thursday, October 25, 2018

Hail – Kirk (1992)



“Tal vez, la única banda que le gusta a absolutamente TODOS los de Esculpiendo Milagros, Hail, ha sacado un disco titulado Kirk. El secreto de tamaña unanimidad viene dado por la psicodelia, los primeros Jefferson Airplane, Syd Barrett, el punk más arty y el rock de vanguardia que campea por sus canciones. En Kirk tocan como invitados Chris Cutler y Bill Gilonis. ¿Será nuestro disco del ’93?” Norberto Cambiasso Revista EE.MM Año 1 Número 2 Julio 1993 página 15
Meses más tarde, en diciembre de 1993 apareció el número 4 de Esculpiendo Milagros con una nota sobre Hail escrita por Pablo Azcoaga. Con esto en mente encargue el CD y lo conseguí en 1997. Increíblemente tuve la suerte de toparme con otra mención acerca de Hail escrita en el periodismo local. Alguien, bajo el seudónimo Ziggy Savasta, nombró una canción llamada “15 seconds of silence” de ellos, la cual aparece en el disco “The Turn of the Screw”. Este escrito creo que apareció en el Diario Popular, un texto que también nombraba a Thurston Moore, Lee Ranaldo, Glenn Branca, Salinger, Philip Dick y Robert Crumb. El escritor se las arreglaba en mezclar a todos estos personajes en una narración ficticia en la que también se podía leer opiniones acerca de ellos y sus obras. De Hail, yo solo escuche Kirk y el resto no parece fácilmente disponible. El sello que publicó tanto Kirk como The Turn of the Screw fue Recommended.
El cerebro detrás de todas las letras y músicas de Kirk es Susanne Lewis, ella es la cantante de la banda y también toca guitarras y teclados. Su hermosa voz también supo vestir algunas canciones de los magníficos Biota. Ella y Bob Drake, quien se encarga de bajo y batería y otros instrumentos en Hail, vienen de la banda Thinking Plague, otra gran banda del under yanqui de los ochentas.
La canción que abre este disco es “Imagination”, el rock encendido, diferentes tensiones en la voz de Susanne y arreglos de voces, en un momento todo se precipita para terminar en ruido. “Pyrite” con aires de folk, aires del postpunk inglés (Raincoats). “Pets” con su extraña forma de marchar, como si sus elementos estuviesen coordinados en desorden, llevándonos vaya a saber uno donde. “Thankless” y ese tarareo genial, esas guitarras eléctricas y sí, no es justo, como ella repite en un final en el caos. La tristísima “When you were good”, que siempre me hace llorar con su enorme belleza, con su enternecedora magia. Una preciosa canción, de esas que uno siempre está buscando escuchar en cada disco, pero no todo disco las tiene, aunque si pueden venir de cualquier parte.
Una interrupción gracias al dios Discogs.
Más arriba yo les hablaba de Azcoaga y su nota sobre Hail en una EE.MM, en esa nota el no nombro el disco “Gypsy Cat & Gypsy Bird” de Hail de 1988, anterior a la discografía de la que sí habló. No es que no lo nombró porque no quiso, no lo nombró porque no pudo, porque no sabía. Antes de Internet con sus páginas de ventas de discos como Discogs, se hablaba de lo que habías logrado informarte. Probablemente Pablo pensaba a Hail como una banda del catálogo del sello Recommended y en esos términos escribió sobre ellos. Hoy, con la ayuda del dios Discogs, uno sabe de más discos de ellos y de sus proyectos paralelos denominados Corpses As Bedmates y Venus Handcuffs, proyectos de los que yo no tenía la más mínima idea hasta hace muy poquito y los cuales obvio que no escuche nada.
Bien, volvemos al disco.  Desde su incierto comienzo “Preacher’s Son” ya nos habla de cierta fragilidad, tiene preciosos arreglos de teclados y aparecen voces distintas en el relato, revelando que la canción es teatro para los oídos. “Chemicals” y ese mareo de violines del principio que cede paso a un arreglo de voces algo dramático y luego la canción toma ritmo, con guitarras wah-wah y una batería poderosa, con el correr de los segundos la canción va ganando dramatismo. “Crummy Man”, algo como un vals quebrado con propulsión de bajo y batería con hermosas líneas de guitarra va anunciando eso de “para mañana, un día lluvioso”. “Magic Meta” parece folklore mágico, con esos cambios de velocidad que también suenan “nacionales”. Alguien hizo una canción que suena de mi tierra pero en una tierra lejana. “Preacher’s Son Revisited” es una pequeña diversión de samples de voces y cacofonía de sonidos. “Destroyer” es mi canción favorita del disco, llena de ritmo y amargura pero que nos pone a saltar y bailar haciendo la “air guitar” para sacarnos de encima toda esa bronca contenida por el frustrante estado del mundo. La voz de Susanne brilla como nunca en esas poderosas melodías. A los tres minutos y treinta tres segundos la canción misteriosamente se vuelve más lenta y desconcertante, con un genial solo de batería de fondo, a la guitarra se le acabó la nafta pero a la batería no. “Snow Scene Glass Bulb” cierra este disco de magias, con hermosas líneas de guitarra y con un final embrujado.
Y el disco se terminó y uno se demora un ratito pensando en el universo de Hail. Pensando que no soy solo yo el que siente disgusto por una realidad lamentable y que, acá, en estas músicas, quizás podríamos encontrarnos para auto gestionar, lo que sea.
Bien, bien, bien. Lo que estas terminando de leer ahora mismo es el post número 300 de Significados Invisibles. El 31 de mayo de este año, en un pequeño hueco de tiempo libre entre obligación y obligación, hice una rápida lista de once discos de los que quería escribir para alcanzar esos trescientos posts. Los primeros nueve nombres en la lista los escribí casi de inmediato, las dos últimas elecciones las pensé al volver a casa. Estos once posts sobre once discos puntuales fueron algo así como un efecto colateral de escribir fonolas por años. Como ya lo escribí antes, una lista de canciones no deja mucho que discutir. Pues bien, ahora hay un extra para leer. Y desde fines de agosto tengo en mente tres posts más. Ya lo decían los enormes Go-Betweens: “De cualquier manera, el amor sigue”.


Sunday, October 21, 2018

After Dinner – Editions (1990)



Esta banda japonesa es toda una rareza en mi colección, tan invadida de sustancias anglo y argentinas. Es raro, dentro del mundo de la búsqueda de músicas en los ámbitos en los que me muevo, eso de correrse del eje UK-USA-Argentina. Sabemos poco y nada de cómo andan las músicas de Latinoamérica, ni que hablar de África, Asia, Oceanía, Europa más allá de España, Italia, Francia, Alemania. Cientos de rincones, miles de millones de personas del globo, simplemente pasados por alto. No está del todo bien, ¿no? Bueh, si queremos cambiar algo, empecemos por cambiar las consideraciones. La buena noticia es que hoy hay After Dinner.
De lo que hablo hoy es de un CD que es una recopilación entre material de estudio del período 81-84 y grabaciones en vivo del período 86-90. 18 canciones publicadas por el excelente sello Recommended. Son 73 minutos de música, mucho para estos tiempos de consumo veloces, si es que les es posible poder conseguir esta producción. Últimamente me ha quedado la sensación de que ciertos discos están menos accesibles de lo que solían estar.
El grupo After Dinner, cuyo primer disco se llama After Dinner, tiene una canción llamada… After Dinner, en este CD aparece en versión de estudio y en vivo. Es la canción de bienvenida a un nuevo mundo. Cuerdas, percusión, voces en japonés y efectos de sonido. Misterios de piano y músicas de vanguardia al promediar el tema. Más tarde, la narración prosigue. “Sepia-ture” es el tema que sigue, claras líneas de bajo y guitarra eléctrica y la voz de Haco en algo que suena a folk con bossa nova y jazz. Figuras de violín girando en círculos.  Los grillos del comienzo de “An Accelerating Etude”, voces que me recuerdan a Dagmar Krause y la música toma cosas del Rock In Opposition (Henry Cow, Art Bears), psicodelias de experimentos en el estudio de grabación. “Soknya-doll” y sus sube y baja de voces y teclados, el cielo mareado. Ruidos de caricaturas y percusiones hechas de objetos caseros. Un parque de diversiones extraño. “Shovel & Little Lady”, con sus instrucciones de escucha, con sus percusiones inusuales, suaves misterios de sonidos. Luego la marcha militar de “Cymbals at Dawn” con flautas, la voz de Haco bien al frente, toda una marcha que luego se vuelve graciosamente funky, de manera inesperada, la canción más corpórea del disco, una canción que también tiene su versión en vivo en este CD. “Glass Tube” también viene en dos versiones, de estudio y en vivo, ambas bien distintas. Los tubos de vidrio del tema y ese drama singular en esos seis minutos que dura el track, algo en mis recuerdos me duele y no sé muy bien qué es ni porque. “Dessert”, al disquero de Flores que me vendió este CD le recordaba a Incredible String Band, sí, tiene razón. Ese día también me lleve de Sordos & Crotos, el disco “Crookt, Crackt, Or Fly” de los excelentes Gastr Del Sol. En ambos discos hay grillos y abundancias de magias, tal cual lo noto el Hippie Johnny. Por último, viene “Sepia-ture II”, más marcha de locos, ese final en el que nos dejan solos, primero junto a una radio distante y luego frente al silencio.
Pablo Schanton insistió lo suyo para que los After Dinner se queden en nuestra memoria. Los programó en algún ciclo Estetoscopio en el Instituto Goette, los nombró en, al menos, dos revistas (Revolver, en aquella lista de rapsodias que mencione en el post sobre Throwing Muses, y en la revista que sacaba la cadena de disquerías Musimundo, hablando de lo que él consideraba sus discos favoritos de la historia del rock), musicalizó una tarde en el Parque Japonés con algunas canciones de Haco solista, los nombró en el sitio Pink Moon cuando escribió sobre un disco de Tenniscoats como “un after dinner de After Dinner”. Salvo lo de Pink Moon, el resto sucedió durante los noventas. Gracias, Pablo y una pregunta ¿para cuándo un libro de tu autoría? Ah, casi me olvidaba, lo que Pablo nombraba es el disco Paradise of Replica de 1989 y la canción “Ironclad Mermaid” del mismo. En su momento, 1998, yo solo pude conseguir el CD Editions y catorce años después finalmente conseguí Paradise of Replica bajándolo de Internet.
Después de los nueve tracks del disco en estudio, vienen las nueve canciones en vivo bajo el título Live Editions (1986-1990) en las más diversas locaciones (Holanda, Francia, Italia, el Reino Unido, Suiza y, por supuesto, Japón). Todo arranca con “A Walnut”, justo un tema de Paradise of Replica, se puso en marcha el circo patafísico de Haco y compañía. Solo de batería al promediar la canción,  desaceleraciones de violines y campanas al terminar para dar paso luego a la marcha de “Cymbals at Dawn”. Más tarde viene uno de los temas más hermosos de ellos, “RE”. Casi todas las letras y músicas son de Haco pero en esta canción la autoría y voz son de Tadahiko Yokogawa, quien tiene a su cargo el bajo y el violín en algunos temas. ¡Qué obra maestra es “RE”! Inicio de cuerdas que va y vienen, a los 17 segundos la voz de Tadahiko, cantando como si fuese un himno; al minuto 6 segundos, un cambio de clima. Un relato de violines con violín principal y violines de acompañamiento con percusiones va tomando el lugar y otro cambio maravilloso a los dos minutos cuatro segundos. A los dos minutos 30 segundos, dos voces y cuerdas mágicas y así hasta terminar a los cuatro minutos. Si mi oído no me falla, está cantando en inglés, la letra no figura en el booklet. ¡Todas las cosas que me cuenta esta música, por Dios! No me alcanzan las palabras para contarles la felicidad que siento cuando escucho esta canción. Enorme logro de los After Dinner. “Kitchen Life”  está buena con su ritmo de vals, la voz hermosa de Haco y esos quiebres de clima, esa guitarra eléctrica y las percusiones. “Glass Tube” en vivo suena maravillosa, me gusta más esta versión que la de estudio. La misteriosa tristeza de la niebla de este tema es tan genial. ¡Lo que habrá sido ver esto en vivo! Pegado viene “The  Variations of “Would you like some mushrooms?”, con sus aires a Medio Oriente, un hermoso tema instrumental. Luego el ya mencionado “Ironclad Mermaid”, bajo, piano, percusiones, violín, cambios de ritmo que derivan en música que quizás esté relacionada con el folklore japonés, de esto último no estoy seguro porque conozco poco y nada de música japonesa. “After Dinner”, la canción, esta vez en vivo, suena más poderosa que en su versión en estudio. Y termina el CD otra obra maestra, la canción “The Room of Hair Mobile”. Esta es, simplemente, una de las canciones más hermosas que escuche en toda mi vida. Todo en esta canción es frágil, el canto de los pájaros, el canto de Haco, el piano, las cuerdas, los cambios en intensidades, los suspiros, todas las delicadezas que tienen que observar cantante y banda y a los dos minutos 22 ese estribillo, ah, ¡que belleza! Casi al finalizar lo vuelve a cantar y uno se queda colgado mirando la nada. Cada vez que escucho esta canción, sé que luego no tengo que ver ni escuchar nada de la tele ni de la radio, todo suena repugnante. Después de este amor hay que guardar silencio, al menos por un rato hasta descender al orden cotidiano de cosas, que, en varias ocasiones, es tan solo un absurdo chiste sin gracia.
Gracias, After Dinner. Gracias por tanta hermosura, por tanto amor. Yo necesito estas músicas tanto como necesito agua, comida, aire. Detrás de todos esos sonidos, de todas esas palabras, estamos todos. Escuchamos músicas para revisarnos los tiempos y para trazar puentes de magia hacia las conmovedoras sensibilidades de los demás. No siempre tomamos conciencia de que eso hacemos. Gracias, After Dinner.


Thursday, October 18, 2018

Throwing Muses – Throwing Muses (1986)



En el post de hoy voy a arrancar al revés. 2013. Hace 5 años me acorde de una recopilación que había salido en los ochentas del gran sello 4AD que se llamaba “Lonely is an eyesore” y que fue editado en Argentina por DG Discos, el sello que editaba  acá discos del Reino Unido. Era una recopilación un tanto dark, o postpunk o after o como ustedes prefieran llamarlo. Pero entre tantas bandas inglesas etéreas, o en negro, aparecía una nueva banda estadounidense llamada Throwing Muses con una canción llamada “Fish”. (Si lo buscan, hay un video en YouTube, con letra y todo) Era como rock alternativo antes de que esa denominación fuese la gran cosa de los noventas de aquí y de allá. La línea “Lonely is an eyesore” aparece en la letra de esa canción de ritmo vertiginoso, cantada por una voz tensa y cautivante. La letra me suena a estar escrita en asociación libre y la música suena como folk alterado por sueños que te sacuden. Esta fue la presentación en sociedad de esta gran banda que hasta el día de hoy sigue dando vueltas por ahí. Este disco, del que les hablo hoy, también tuvo su edición en vinilo nacional en 1987, del cual soy orgulloso dueño de una copia de aquella fortuna, porque el arte de tapa salió más claro y lindo. Pero, para asegurarme, en 1997 me conseguí el disco en su versión CD. El vinilo creo que lo conseguí en 1994, no estoy muy seguro.
Este discazo trae diez canciones pero no aparece la canción “Fish”. Lo aclaro para que sepan que hay que ubicar, al menos, dos producciones para escuchar lo que les describo. Por cierto, yo no escuche la recopilación entera, solo me moleste en ubicar el track de las Throwing Muses, me imagino que el resto del disco estará igual de bueno pero  no lo sé.
El grupo consistía de tres mujeres y un varón, este último en la batería. Las chicas tocaban dos guitarras y el bajo. Las guitarristas cantan y componen y son: las geniales Kristin Hersh y Tanya Donelly (averigüen más sobre ellas que ambas tuvieron carreras solistas y bandas).
“Call me” arranca abruptamente el disco, como si hubiese sido mal registrada. Una “rapsodia”, como supo decirle el crítico Pablo Schanton en una revista Revolver en una genial lista de canciones que fui buscando con devota insistencia. Es una belleza “Call me”, diferentes tensiones, diferentes climas en un solo tema, por eso Pablo les decía rapsodias. Luego “Green”, la única canción de este disco compuesta por Tanya Donelly, es una hermosura lo que el bajo y la batería están haciendo. Las voces cambiantes, las líneas de guitarras. “Hate My Way”, todas estas preciosas combinaciones de instrumentos hubo alguien llamado Marcelo Aguirre en una Esculpiendo  Milagros que supo relacionarlas a Captain Beefheart y sus blues mutantes. “Vicky’s Box”, el temazo ese que ya he nombrado en el post sobre Ultra Vivid Scene, es el cuarto milagro de esta obra maestra. Hermosas líneas de guitarra y bajo, cambios de ritmo y narración, conjurando un exorcismo, y la precipitación hacia la liberación del final. ¡Por Dios, estoy llorando otra vez como cuando era pibe! ¡Cuántas veces me salvo esta canción sola! “Rabbit’s Dying”, mezclando festividad y pesar, confundiéndonos.
Antes del lado B hay una interrupción.
Simon Reynolds es un crítico musical que nació y vivió muchos años en Inglaterra y luego se mudó a EE.UU donde actualmente vive. Él escribió varios libros y algunos de ellos se los editaron en castellano. Yo los leí a casi todos: “Después del Rock”, “Retromanía”, “Postpunk”, “Como un golpe de rayo”. Una editorial española llamada Contra publicó la versión en castellano de “Energy Flash”, la cual aun no logre conseguir, y casi seguro que ahora debe estar carísima, por ende inaccesible. En los noventas ya sabía de él gracias a EE.MM. y luego en 1996 pude conseguirme la guía SPIN, esa misma que cite en el inicio del post sobre Toiling Midgets. En este último libro que nombro, que es el primero, cronológicamente hablando, estaba lo mejor de él, aun con sus defectos. Él era joven, éramos jóvenes. Yo disfrute leyendo “Después del Rock” y “Retromanía” pero para el de postpunk algo pasó. O ya no sos mi margarita o justo hablaste de algo que yo más o menos conocía, pero igualmente yo miraba al futuro con esperanzas y sueños, después iba a venir algún gran libro… Y vino “Como un golpe de rayo”… Puede que tan solo sea yo y mi pesado culo viejo pero… no encuentro palabras para describir mi desilusión. No me gustó casi nada. Cuando fui a buscar las canciones de Ke$ha que él dice que tanto le gustan, me encontré con más decepción aun. ¿Y qué es eso de destacar bandas porque vendían muchos discos? Casi no lo puedo creer, viniendo del inventor de la etiqueta “postrock” en una vieja revista The Wire, allá por el 94, creo. Y es que los tiempos cambian y (yo ya debería saberlo mejor que otros) esos cambios no siempre son para mejorar. El Reynolds de estos días ya no es tan recomendable como el Reynolds del ayer y por eso va como homenaje a aquel escriba (rogando que venga el cambio que lo ponga venturoso otra vez) esta lista de discos que apareció en Spin Alternative Record Guide en 1995:
 1 – The Stooges – Funhouse
2 – Public Image Ltd. – Metal Box
3 – My Bloody Valentine – Isn’t Anything
4 – The Sex Pistols – Never Mind the Bollocks, Here’s the Sex Pistols
5 – The Smiths – The Smiths
6 – Hüsker Dü – Zen Arcade
7 – Can – Soon Over Babaluma
8 – The Slits – Cut
9 – A.R.Kane – 69
10 – Throwing Muses – Throwing Muses
Estoy casi cien por cien de acuerdo con aquel Reynolds, excepto por el disco de los Sex Pistols, el cual me parece bastante piola pero no para que figure entre los diez mejores discos alternativos de todos los tiempos (de hecho, nunca entendí porque tanto ruido por los Sex Pistols, cuando los Clash o Buzzcocks o Alternative TV editaron mejores canciones punk a mi gusto pero bueh). Aquel Reynolds que nos recomendaba Throwing Muses guarda poca relación con el de ahora que festeja la frivolidad y el pasatismo como elementos no solo presentes sino de algún modo celebrables de ciertas músicas de nuestros días. Pero el mundo es ancho, el amor es grande, siempre se aparecen voces nuevas para considerar.
Perdón por la interrupción, vuelvo al disco. Nos quedamos en el lado B y arranca con “America (She can´t say no)” que también inicia abruptamente, dando la sensación que tomaron por asalto el estudio de grabación. Cencerros de aquí para allá del parlante izquierdo al derecho, un country rock pero mezclado con post punk. Después de este tema, viene “Fear”. ¡Como se puso el tráfico! Este tema me recuerde un poco a Joy Division pero con dos voces femeninas en juegos de sonidos distintos a los de Manchester. “Stand Up”, la canción favorita de mi amigo Toto, quizás por su prolija confección, la batería firme, las líneas de bajo y las guitarras acústicas. “Soul Soldier”, yo le solía decir a él “de acá robaron los Peligrosos Gorriones” y por ahí tenía razón, ya no tiene sentido discutirlo hoy. Como ya nos tienen ellas acostumbradas, luego de esas tensiones se viene un cambio total de ambiente y llega una cierta calma, como si fuesen dos canciones dentro de una sola. El disco termina con “Delicate Cutters”, una canción a pura voz y guitarra acústica, una canción a puro desgarro.
Justo ahora me acorde de un número de la revista Los Inrockuptibles (que ya no sale más, menos mal que les escribí un homenaje antes de que esto pasó) que fue armado por gustos, preferencias y obsesiones de los pibes de Radiohead. En una de esas páginas, Tom Yorke expresó su admiración por Kristin Hersh y su capacidad para poner cualquier cosa que le estuviese jodiendo en la cabeza en sus canciones para que luego eso no le joda la vida. Los usos catárticos de las músicas, según lo veía el bueno de Tom pensando a la buena de Kristin. Yo no sé si ella estuvo de acuerdo o no con él.
Lo que sí sé es que hay discos maravillosos y este es uno de ellos. Diez grandes canciones que se graban en la calma sangre del aire quieto, en la savia de los vientos. Músicas mágicas.


Sunday, October 14, 2018

The Raincoats – Odyshape (1981)



Este disco me lo conseguí, en su versión CD de 1993, en el ’98. Es un CD original con el booklet y todo pero, no sé muy bien porque, me lo vendieron sin la contratapa. Y mientras escribo esto me estoy preguntando porque nunca busque la contratapa de este CD en Internet. Estaba de oferta en El Atril de Morón, en un local que aun sigue funcionando. Seguramente estaba de oferta por eso, porque no tenía su contratapa.
Tampoco puedo explicarme porque, hasta el día de hoy, nunca me procure una copia de su disco Moving (1984). Sí tengo The Raincoats (1979) y The Kitchen Tapes (1983). Si solo me consiguiese Moving ya tendría todos sus discos, al menos hasta donde yo sé. El sello que les editaba sus discos era el legendario Rough Trade.
Las Raincoats son cuatro chicas. Luego del primer disco, la baterista se fue y el puesto quedo vacante para luego ser ocupado por una variedad de personalidades, entre ellas Charles Hayward (sí, el de This Heat, banda que también les proveía sala de ensayo) y el maestro Robert Wyatt. El hecho de no contar con una persona estable en la batería les agregó una maravillosa polirritmia proveniente de los más diversos instrumentos de percusión.
El inicio es espectacular, “Shouting Out Loud”, percusiones de magia. Se suma el bajo, voces femeninas, pequeños sonidos de instrumentos de cuerdas y, al minuto treinta segundos todo cambia, invasión de violines y guitarras, más tensión, todo eso que parecía querer abrirse paso al principio ahora ya está con nosotros. Ya estamos dentro de “Odyshape”, el disco. “Family Treet”, el track que le sigue, empieza con piano, violines, percusiones, es más misterioso, cambiante, el paso se acelera y desacelera en fascinante confusión. “Only Loved At Night” está habitado por tensiones y sonidos maravillosos, por música delicada y violenta.
Dentro del booklet del CD uno puede encontrar un texto escrito por Kim Gordon (la bajista de Sonic Youth) rememorando la llegada de estas chicas inglesas a EE.UU. También recuerdo que fue Gina Birch, creo, la que formó parte de alguna de las varias mutaciones de los geniales Red Crayola, el hermoso proyecto de Mayo Thompson. Ella también escribió un texto para esta edición recordando aquella transición entre el primer y segundo álbum.
“Dancing In My Head” tomo las lecciones del reggae y las lleva a terrenos nuevos, hipnotizándonos mientras tanto. Guitarras y baterías, voces en primer y segundo plano, belleza en planos cambiantes, todo esto te encontras cuando escuchas “Odyshape”, la canción. “And Then It’s OK”, desconciertos de búsquedas, una canción pop pero como ellas la entienden, sí, tienen ese algo de Red Crayola, es cierto, y les queda tan bien.
“Baby Song”, con esos aires a lo The Slits, otra gran banda postpunk de chicas. El postpunk andaba así, con muchas chicas protagonistas, con ganas de experimentar. Con psicodelia bohemia. “Red Shoes” y su folk enrarecido, contaminado. Y para terminar “Go Away”, el tema del caos de la fiebre, y ¿de dónde hay que irse? ¿Hacia dónde vamos?
Desde el enigma de su arte de tapa hasta cada segundo de cada canción, en cada una de esas nueve visiones, nueve experiencias sonoras estimulantes, que me ayudan a pensar, que me bailan, que me dejan intrigado por la dama en la oscuridad, con el agua del tiempo. Ellas ubican ecos y reverberaciones para que tomes conciencia de la fábula del espacio. ¡Qué hermosura que hay quienes se toman ese trabajo!


Thursday, October 11, 2018

Tuxedomoon – Half Mute (1980)/Scream With A View (1979)



Me pude conseguir este CD original en el 2001. Se lo encarguen a un legendario disquero de Ituzaingo, creyendo que no me lo iba a traer. Pero lo hizo y a un precio bastante razonable para aquellos tiempos. Cuando esto pasó, Daniel me vendió ese CD como si fuese el acto más habitual del mundo. Hoy por hoy, anda a saber cuánto podría llegar a costar y cuanto habría que esperar por el bendito disco. En la superficie del CD figura que está reedición es de 1985, a mi me suena medio raro.
Originalmente fue publicado por Ralph Records, el sello discográfico de The Residents. Pero en el San Francisco de fines de los setentas y principios de los ochentas esta música sonaba fuera de sitio. Fue en la Europa continental donde los Tuxedomoon encontraron su público. La reedición de este LP y del EP Scream With A View corre por cuenta del sello belga Crammed Discs. Muchos de los discos de la banda, sino todos, fueron editados por este sello.
El disco arranca con la oscuridad enigmática de “Nazca” un instrumental con sintetizador, saxo, batería electrónica y un bajo apenas tocado. Luego “59 to 1” gran protagonismo del bajo, vientos, cada instrumento con un montón de espacio entre si, algo que me recuerda al “minimalismo pop” de los Young Marble Giants, estos últimos publicaron su “Colossal Youth” en ese mismo ’79. Pero aquí todo lo que suena parece una cruza de jazz con el techno de Kraftwerk. “Fifth Column” vuelve a la oscuridad post punk, a algo de los misterios de Cabaret Voltaire y Pere Ubu.
Tuxedomoon fue como una suerte de semillero de futuras carreras solistas de la experimentación en los ochentas: Steven Brown, Blaine Reininger y Peter Principle siguieron después con colaboraciones y producciones solistas.
“Tritone (Música Diablo)” es otro instrumental, ya van tres, que tiene un montón de cuerdas, un sintetizador extraterrestre y batería electrónica. “Loneliness”, en cambio, es cantada, pero, hay que decirlo, sus voces no son su punto fuerte. Con todo, esas voces le van bien a esa sensación de confusión y desasosiego típico del ciudadano promedio en las urbes modernas. Respirando la calma inquietud del paso despersonalizado de esas horas. Otro instrumental “James Whale”, el aire contaminado de fuentes sonoras que, de algún modo, nos amenazan. Algo de sus compañeros de sello, The Residents, algo de industrial. En cierto under de los ochentas no había mucha buena onda.
Con “What use?” hasta se puede bailar, me recuerdan a los Japan, otra gran banda olvidada. Y también me recuerdan a los Magazine pero es solo mi oído el que me hace resonar cosas. Busquen y escuchen también estas dos bandas.
El bajo en “Volo Vivace”, otro instrumental y van… Los violines, el pulso del sintetizador. La música para las preguntas incómodas. ¿Qué es está nada en los papeles de los días? Y no poder dormir…
Siete años en una noche… poco a poco avanza “Seven Years” una marcha con violines, una marcha que nos engancha mirándonos los recuerdos, esos que allí están, en rincones poco recorridos de la memoria. Luego “KM”, un instrumental de romance y extrañeza y pegado “Seeding The Clouds”: “Y cuando vayas a dormir esta noche vas a soñar con la pantalla de la TV”, no hay confort para esos espejos que tenes de ojos, hay multimedia, todo viene mediado en tu mente ¿es tu mente realmente tu mente? Ese final de piano y sintetizador a lo helicóptero. Placer.
“Nervous Guy” tiene guitarra eléctrica, algo raro en estos Tuxedomoon. Yo solo escuche otro disco de ellos y lo tengo en vinilo y no recuerdo si había alguna guitarra sonando. “No hablo mucho estos días, no hay mucho que decir (…) no me toques (…) no estoy preparado para sorpresas como esa”. La locura ordinaria, la perpetua ansiedad por lo que nunca ocurre, la intranquilidad cotidiana del que protege lo que no es. “Where Interests Lie” y los miedos típicos de la guerra fría, que hoy prosiguen en nosotros bajo otras misteriosas formas. Esa belleza de final. Las percusiones de “Special Treatment For The Family Man” acompañada por sintetizadores fantasmas y el saxo, quizás aportando algo de calma. Un último track, instrumental también, llamado “Midnite Stroll” termina este magnífico álbum.
Las tensiones electrónicas, eléctricas y acústicas del disco ya se han apagado, así también les paso a esos sonidos que remiten a la música concreta, esas grabaciones de voces aquí y allá. Pero no es tan así, nada se apagó, todo quedo encendido en las alertas inestables de la cabeza. No hay donde esconderse cuando todo lo que te asusta sos vos mismo o vos misma. En este disco hay claves para romper miedos: Tuxedomoon se hicieron preguntas a si mismos y se respondieron grabando, entre otras cosas, esto. Nosotros les agradecemos esos goces sonoros escuchándolos.


Sunday, October 07, 2018

Lucky Dragons – Dream Island Laughing Language (2008)


Votado como el mejor disco del año por Philip Sherburne, periodista de la revista mensual inglesa The Wire.
Puede que no importe este dato pero esta es la segunda vez que nombro a este periodista en SS.II. La primera vez fue en un post del 11 de diciembre de 2014 acerca de un disco, y una canción, de Autechre. Lo más gracioso de todo es que no recuerdo haber leído nada que haya escrito él. Nunca lo leí pero ya van dos veces que trata acerca de músicas de las que me interesa escribir.
Yo no sé si este es el mejor disco que se publicó en aquel 2008, hoy por hoy, me suena exagerado. Pero tampoco estoy tan de acuerdo con la marcada indiferencia que parece que tuvo la prensa musical sobre esta producción. Yo no recuerdo haber leído nada sobre ellos y este disco en particular. Sin necesitar decir que fue el mejor y sin pensar que podría parecerme lógico que lo olviden, yo te escribo hoy esto.
Me lo bajaron de Internet, esta vez no lo pude conseguir original. Cuando lo obtuve, allá por septiembre del 2009, seguramente el disco original (si alguien se digno a traerlo importado) estaba a un precio exorbitante. Cuando me lo bajaron, algo le pasó a la impresora del flaco que me armó el CD. Si los vientos de Internet me son favorables, junto a este texto vas a ver una ilustración. Esa es la tapa de mi CD. Si queres, podes navegar por las Imágenes que el buscador de Google ofrece cuando le escribís el nombre de esta banda y de este disco. Y si decidiste hacerlo, vas a ver que mi arte de tapa simplemente no existe. Eligieron alguna de aquellas artes de tapa originales y me la imprimieron mal. Ese error convirtió a mi CD en un objeto hermoso, siempre me acuerdo de este CD por eso, porque me acuerdo de esa bella tapa es que me puse a escribir sobre este álbum.
Más auto referencias. El 4 de enero de 2010 publique en este blog la lista de lo que me había parecido los mejores discos y las mejores canciones del 2009 y allí está. Justo en el número 22. Las listas no tienen ningún orden, ni jerárquico, ni alfabético, ni cronológico, tal vez, a veces, solo un poco auto biográfico, eso es todo. Como ya lo había nombrado, en las Fonolas ya no lo nombre. ¿Qué tiene este disco para ofrecernos?
¡Tiene 22 tracks! 4 de esos veintidós tracks no superan el minuto de duración. Hay 6 temas que no superan los dos minutos. Hay 5 temas al final que figuran como temas extras de este CD. Miniaturas experimentales. Tribalismos electrónicos. Un bosque de sonidos para la perplejidad. Como si fuesen unos Animal Collective más extraviados. En el track 4 “Morning ritual” hay encuentro y desencuentro de percusiones, al ir los dos instrumentos en dos tiempos distintos (alguien  que sepa de tempos en música lo podría explicar mucho mejor que yo).
¿De donde son? ¿Qué sello discográfico les publicó este disco? Cuando entre a Discogs a ver su discografía me enteré de que hay muchos discos más de ellos que no conozco y, por supuesto, tampoco los tengo pero me olvide de anotar estos pequeños detalles que hoy se quedan fuera del post.
Zelmar Garín, High Places, Faust, The Godz, un mar de nombres se me cruzan por la cabeza mientras los voy escuchando. La inquietud de “Mirror Friends”. Voces como aves en “Givers” con algo del sabor de The Dirty Projectors. “My Are Singing” con sus cuerdas de folktrónica (¿alguien se acuerda de la folktrónica hoy por hoy?) Esas percusiones y teclados en “Realistic Rhythm”, estoy con los auriculares, siento que están tocándome el cerebro. “Tune For Wind Dog” me hace recordar a algo que grabó John Fahey con el sonido crudo de un puente pero acá todo suena más aumentado, menos misterioso que en aquella canción. “Wooden Cave Loop” y sus maravillas de voces como ramos de flores, mi canción favorita de este disco.
Casi no hay letra, casi no hay palabras en la música de los Lucky Dragons, en este disco al menos la cosa funciona así. Nos quedan las abstracciones que la abstracta música nos vaya trayendo. El Sueño Isla Risa Lenguaje que te vas inventando en cada nueva escucha. Ellos sonaron, vos otórgale algo al aire que te baila, casi imperceptible.


Wednesday, October 03, 2018

Ultra Vivid Scene – Joy 1967-1990 (1990)


“Una tradición (la del pop inteligente) que se abría paso a principios de los 80s con el pop minimalista de los Young Marble Giants (…), tenía su camino ascendente en la etapa intermedia de Scritti Politti (…), llegaba a la cima con los tres primeros discos de The Associates. Finalmente, hacía un curioso quiebre de cintura en el “Darklands” de los Jesus and Mary Chain para concluir este año en el que quizá sea el último exponente de pop perfecto: el “Joy 1967-1990” (el título no es casual) de Ultra Vivid Scene”.  Norberto Cambiasso  en la revista Rock and Pop Año 5 N° 57 Enero 1991 página 42.
Ya pasaron 28 años desde que Cambiasso escribió este texto que inicia este post de hoy, es bastante probable que él ya no piense las cosas como solía hacerlo. De hecho, siendo que realmente disfruto de cada uno de los cinco grupos nombrados en ese texto, yo tampoco estoy tan seguro de estar de acuerdo con él. No estoy seguro de que las músicas funcionen según esa línea original que él supo trazar (que sí es original, al menos para mí lo es, nunca leí a nadie más que ubique estas relaciones en el pop anglosajón de los ochentas). Y, hoy por hoy, tampoco me gusta que use ese pop inteligente o perfecto como contraparte de “Madchester” como él lo hacía en esa nota. Podemos reafirmar la fuerza de unas músicas sin tener que dar cuenta de la supuesta debilidad de otras músicas. No obstante, cito ese texto porque en su momento me fue útil para buscar grandes discos y creo que sigue siendo útil en estos días también.  Y, de paso, explico cómo llegue a ciertas músicas.
Primero me lo conseguí en versión vinilo allá por el ’94 y luego en CD cinco años después. Hubo una vez en la que nombre una canción de este disco en SS.II. Fue en un post del 23 de agosto de 2006 cuando hable de unas recopilaciones de canciones de amor. 60 canciones de amor, “Special one” era la número 55. Pero, mucho antes que eso, “Joy 1967-1990” ya era un disco que me obsesionaba. Déjenme contarles una anécdota.
Cuando era pibe tenía 3 sueños: cantar en una banda de rock, hacer un programa de radio para pasar mis músicas favoritas y escribir en una revista de rock. Con este blog cumplí, estoy cumpliendo y cumpliré con ese tercer sueño. Lo de cantar ya no me excita como en mi juventud, el rock ya no es lo que era y eso de que te aplaudan no es para mí duodeno. Pero lo del programa de radio… Bueh, una vez allá por el ’95 o ’96 arme un demo de mi propuesta radiofónica. Yo le parloteaba a un micrófono como si ya estuviese trasmitiendo y luego pasaba canciones de mis vinilos. Esto fue lo que elegí para esa mágica ocasión:
1 – Los Pillos – Viajar lejos
2 – The Beatles – Within you without you
3 – Cocteau Twins – Sugar hiccup
4 – Almendra – Para ir
5 – Brian Eno – Needles in the camel’s eye
6 – Love & Rockets – No big deal
7 – Throwing Muses – Vicky’s box
8 – Ultra Vivid Scene – Poison
9 – Pink Floyd – Take up the stethoscope and walk
10 – Peter Murphy – The final solution
11 – REM – Pop song 89
Los primeros cinco temas en el lado A de un TDK 60 y el resto en el lado B y mi programa de radio iba a llamarse Los Lados. Recuerdo que, como gancho, se me ocurrió un juego con mis supuestos oyentes. Les pedía que encuentren lo que todas esas canciones tenían en común y la respuesta era que todos sonaban en su versión en vinilo. Cuando un amigo escucho esta cinta, se entusiasmo lo suficiente para proponerme grabar una nueva cinta con otros temas, con nuevo juego con los oyentes  y con su participación. Él luego se llevó esa segunda cinta a sus pagos de Villaguay, Entre Ríos para probar suerte en las radios locales. Hasta el día de hoy, nunca hice un programa de radio.
Como último párrafo de auto referencias: está la canción “Guilty pleasure” que figura en el puesto número 282 de la Fonola de materia gris Parte 6 del 26 de marzo de 2014. Bien, 3 canciones de 12, en tres contextos bien distintos: el amor o un programa de radio o listas de canciones de determinados discos. Solo tres pequeños ejemplos de los cientos de escenarios que surgen al escuchar.
El rango de voz de Kurt Ralske es un tanto limitado, es cierto. Pero es la voz que sus composiciones piden. No puedo imaginarme esas mismas canciones en otro vocalista técnicamente más preparado, prueba suficiente de que con la técnica no hacemos la gran cosa.
“It happens every time” es un gran inicio de disco. Luego le sigue “Staring at the sun”, un temazo cuya letra figura tanto en el sobre interno del LP  de vinilo como en el booklet del CD. Una canción que habría sido un hit si los programadores de FM no lo hubiesen ignorado por completo. Luego “Three stars” con sus hermosos cambios de ritmo, con su combinación de lo acústico y lo eléctrico. Lujos editados por el gran sello 4AD. “Special one”, la canción de amor, esa en la cual canta Kim Deal, que por aquellos días tocaba el bajo y cantaba en los Pixies. El frágil encanto de esta canción se ve coronada por la dulzura de esa voz femenina. “Grey turns White”, la canción que le sigue, tiene geniales arreglos. Y el tema “Poison” cierra el lado A, la canción ideal para cuando el día se termina y uno se revisa recuerdos de las jornadas.
El lado B arranca con todo, con mi canción favorita del disco, “Guilty pleasure”. Una excelente canción por donde la escuches, todas esas guitarras lujosas, la batería, los teclados. Una maravilla, tan solo este tema ya vuelve obligatoria la escucha de esta obra maestra que es “Joy 1967-1990”. Le sigue “Extra ordinary” un tema hermoso pero que justo quedó detrás de “Guilty pleasure” y de algún modo yo ya no lo escucho con tanto entusiasmo como con el track anterior. Pero, ojo, presten atención a ese final grandioso. Sorpresa.  Más tarde “Beauty #2”, su inicio de misterio, susurros tan cerca del micrófono y con resonancia que suenan como una voz dentro de la cabeza, detalles bellos en segundo plano y un final a toda máquina. “The kindest cut” con sus arreglos de cuerda, la presencia de órganos y sucesión de paisajes. “Praise the low” viene después, con una poderosa influencia del folk inglés, la percusión, la guitarra, las cuerdas. Quizás el tema más frágil del disco entero. Finaliza esta maravillosa placa el tema “Lighting”, un tema con ritmo marchoso, nos vamos del disco en un viaje, a paso firme.
Ultra Vivid Scene editó discos antes y después de este, yo tengo el CD anterior a este, también muy recomendable y una canción en una recopilación del disco que le seguía. No obstante me parece que este disco es el lugar indicado para iniciar la experiencia Ultra Vivid Scene. Hermoso arte de tapa, 12 enormes canciones, no hay tantos discos así.