Wednesday, March 14, 2018

El camino y lo Infonoleable



Subtítulo: After Fonolas Parte 3
Como lo supe escribir en la introducción a la Fonola 8 publicada el 5 de agosto de 2014, cuando hablo de canciones, me veo obligado a dejar ciertos discos afuera. Aquella vez hable de Faust y de Gavin Bryars. Hoy les dejo una lista con 50 discos más que eran imposibles de fonolear.
1 – Ash Ra Tempel – Seven Up
2 – Brian Eno-Robert Fripp – No Pussyfooting
3 – The Holy Modal Rounders – Indian War Whoop
4 – Third Ear Band – Elements
5 – Sauter, Dietrich, Moore – Barefoot in the Head
6 – Throbbing Gristle – Grief
7 – Present – Triskaidekaphobie/Le Poison Qui Rend Fou
8 – Lou Reed – Metal Machine Music
9 – Mike Oldfield – Tubular Bells
10 – Lhasa Cement Plant – I Am Providence-Live at Terrastock ‘97
11 – Sweet Smoke – Just a Poke
12 – Popol Vuh – In Der Garten Pharads-Aguirre
13 – AMM – AMMMusic
14 – Alice Coltrane – Universal Consciousness
15 – John Coltrane – A Love Supreme
16 – Tangerine Dream – Zeit
17 – Tangerine Dream – Electronic Meditation
18 – Nurse With Wound – Psilotripitaka
19 – Otomo Yoshihide – Cathode
20 – Sonic Youth – Goodbye 20th Century
21 – Ryoji Ikeda – Matrix
22 – Supersilent – 1
23 – Supersilent – 2
24 – Supersilent – 3
25 – Supersilent – 4
26 – Supersilent – 5
27 – Supersilent – 6
28 – Supersilent – 7
29 – Supersilent – 8
30 – Ground Zero – Consume Red
31 – The Necks – Aether
32 – Charles Gayle Trio – Live at Disobey
33 – Fushitsusha – Purple Trap
34 – Christian Marclay – Record Without A Cover
35 – Jim O’Rourke – The Visitor
36 – Michael Chapman – The Resurrection and Revenge of Clayton Peacock
37 – Cluster – Cluster ‘71
38 – Taj Mahal Travellers – July 15, 1972
39 – Taj Mahal Travellers – August 1974
40 – Taj Mahal Travellers – Live Stockholm July, 1971
41 – Terry Riley – A Rainbow In Curved Air
42 – Main – Firmament II
43 – Seventh Sons – Raga
44 – Mnemonists – Horde
45 – Far Out – Nihonjin
46 – Tony Conrad – Four Violins
47 – Deutsch Amerikanische Freundschaft – Ein Produkt der D.A.F.
48 – Keiji Haino, Jim O’Rourke, Oren Ambarchi – Imikuzushi
49 – The Necks – Vertigo
50 – Clearlight – Clearlight Symphony

La canción es el envase más popular de la música. Fáciles de memorizar, fáciles para silbarlas, fáciles para cantarlas, se pueden bailar a veces. Las canciones nos hablan y hablan por nosotros en ocasiones. Pero pensar las músicas solo en términos de canciones termina volviéndose una suerte de gentil totalitarismo cultural. De hecho, en varias ocasiones, poblé las Fonolas de tracks que buscaban desafiar los estrechos límites expresivos de lo que popularmente se conoce como “canciones”. En esta lista de 50 discos hay artistas que contaron lo suyo sin detenerse a pensar si iban a divertirnos o entretenernos con sus creaciones. Nada hay de malo en las canciones y nada hay de malo en lo que se manifiesta diferente. Mejor navegar todos los mundos posibles.

¿Por qué no hay nada de Led Zeppelin? Al terminar de escribir la última lista, me puse a revisar rápidamente todo lo expuesto. Y no hay ni una sola canción de ellos. Pero si son un grupazo, enormes discos, hermosas canciones ¿Por qué no hablar de ellos? Lo cierto es que no tengo ningún cd original de ellos, ni me baje nada de esta impresionante agrupación. Tengo un vinilo, montones de canciones en cassettes grabados de la radio, un cd con archivos mp3… Y como ellos hay varios ejemplos más de esto mismo. Música que amo y recuerdo y no la mencione en las Fonolas. La explicación: las Fonolas están basadas en los cds que puedo escuchar, más algunas canciones que recuerdo de los vinilos y algunas canciones que recuerdo de aquellas cintas. No solo tengo los tocadiscos rotos, como lo dije antes, también se me rompieron las caseteras. Para que el trabajo de enlistar no se volviese interminable y para no extenderme en lo que no puedo escuchar de su fuente original, simplemente deje de lado un gran puñado de canciones.

Las Fonolas son de materia gris porque se supone que me conozco cada canción de esas listas de memoria pero la verdad es que no siempre es así. La verdad es que muchas veces me reía mientras escuchaba unos discos porque me decía mi mismo “ah, ¿yo tenía esto? ¡está buenísimo! ¿Cómo hice para olvidármelo?” Corriendo atrás de novedades todo el tiempo y acumulándolas, va volviéndose la costumbre que tapa lo evidente.
En el libro “Fuimos Reyes” de Mariano del Mazo y Pablo Perantuono acerca de los Redondos, hay una parte en la que aparecen las declaraciones de (creo) Isa Portugueis hablando de cómo solían escuchar por días, una y otra vez, un solo disco: “Atom Heart Mother” de Pink Floyd junto al Indio Solari. Tras tantas escuchas, las canciones de ese disco se impregnaban de charlas, ingestas, risas, ideas, idas y vueltas. Era más que un disco, era un mapa de emociones de dos amigos. En los viejos tiempos, cuando andaba por los 17 o 18 años, yo tenía un cassette de The Smiths, “Meat is Murder” con el que supe experimentar cosas más o menos similares con mis amigos. Ninguno de los dos ejemplos que acabo de mencionar son los grandes discos que los críticos gustan recordar. Pero eso no es importante, importante es lo que elegimos hacer con la música que escuchamos, como elegimos vivirla. Las Fonolas me ilustraron puntillosamente acerca de cómo ninguneo mis presentes por las ansiedades acerca de mis futuros. El futuro va a llegar, jamás ha faltado a ninguna cita, uno tiene que festejar los romances de estas atmosferas actuales.

Este post viene ilustrado con una parte del sobre interno de un cd de Godspeed You! Black Emperor llamado “Yanqui U.X.O.” (Ver canción número 1388 de la Fonola 28 del 28 de febrero de 2016).Es un disco del 2002 que yo conseguí en el 2008. Eloy Fernandez Porta habla de ellos y de otros grupos del sello Constellation en su libro “Homo Sampler”. Eloy deja el evento sonoro de lado y decide ponerse para textual. Elige hablarnos de los nombres de las canciones, de lo que los grupos cuentan en los booklets, nos habla del espíritu que vive en las ediciones de este prestigioso sello indie para las minorías. El compulsivo download de discos deja la consideración de las artes de tapa afuera, así como también queda ausente todo análisis, más allá de lo que me las arreglo para escuchar. Escuchar menos cantidad de discos y explorarlos más profundamente vendría a ser la consigna de hoy.

Terminar de escribir las Fonolas fue el enorme trabajo que indica el nuevo inicio de otro horizonte. Es la pormenorizada reconstrucción del suelo que habito, el recuento del humus musical que me nutre. Ahora ya sé que es lo que hay que revisitar, ahora sé cómo seguir escuchando lo que se viene. Ahora sé que es HOY el puesto de la apuesta. Mantener la fe en felicidad, hacer la feliz tarea de escuchar música.

Gracias a El Pequeño Saltamontes por los libros “Fuimos Reyes” y “Homo Sampler”, entre tantas otras cosas.


Thursday, March 08, 2018

Soul Family Sensation – Japanese Technology (1991)



Subtítulo: After Fonolas Parte 2
Esta canción aparece en el disco “New Wave” y fue editada por el sello One Little Indian. En las Fonolas aparece en el número 675 de la Fonola de materia gris (Parte 14) publicada el 24 de diciembre de 2014.
Septiembre de 2003. Un sábado de ese mes fui a El Atril en Morón. Una suerte de librería y disquería pegada a la estación de trenes del lado del andén donde se toma el tren a Moreno. Revisando las bateas llenas de CDs de oferta y de los otros, me encontré con el CD de Soul Family Sensation. La tapa era llamativa pero también un tanto fea, como hecha en computadora por alguien ajeno a la idea que la banda tenía para el arte de tapa de su disco. Esto último solo lo estoy imaginando, no encontré mucha data acerca de ellos, cuando me puse a investigarlos, unos años atrás. Ese día, sin embargo, no sabía nada de la banda pero si sabía algo del sello. Era el sello que editaba, y aun edita, a Björk. Y era un CD original a diez pesos. Entonces lo compre. A casa.
Ya llevaba un mes viviendo solo y tenía 28 años. El primer día que vine a vivir a casa y luego de terminar la mudanza y de ducharme, prendí la radio y sonó el tema “So in love” de OMD. Excelente canción de amor que figura en el post del 23 de agosto de 2006, ese sobre una lista de 60 canciones de amor. Yo andaba más enamorado en aquellos días de lo que ando en estos, pero son etapas, las cosas mutaron ayer y mutaran mañana.
En aquellos días sin TV, yo me ponía a escuchar música al anochecer, cada vez que la radio no tenía mucho para ofrecer. Yo no sabía lo que era el “download” e iba a Internet muy de vez en cuando. Hacía rato se había terminado el 1 peso= 1 dólar y los CDs originales estaban caros.
En el fresco anochecer de la parte más tímida de la primavera, con chocolate semi amargo, pasas de uva y vino blanco dulce, yo me sentaba a escuchar este disco.
Hay que llegar al track número 5 de un disco con 13 canciones en poco más de una hora. El booklet del CD trae las letras, además de la formación del grupo y demás datos.
El inicio de la canción suena como si estuviese enganchado con la canción anterior pero no es así. Como un remolino de cortinas de sintetizadores. A los diez segundos cambia todo, unas notas en el teclado claras y luego, a los 18 segundos, una línea en loop de un instrumento de viento (¿saxo?, ¿flauta?, ¿fagot?), una preciosa línea un tanto melancólica que vuelve a repetirse más tarde. Una línea que embellece esta fabulosa NIGHT SONG. Se van sumando las capas rítmicas y melódicas de los teclados mientras alguien canta: “el viento sopla alrededor de los astilleros y la evidencia/una caja de jabón para sus causas y su consecuencia/las toneladas de acero que trabajan y navegan por mares imperiales/hundidas y quemadas por la sociedad tecno/ aplastadas por la tecnología japonesa”. La canción se pone más rítmica con la batería electrónica: “la sangre y sudor y músculos con diez mil lágrimas/que lucharon las guerras de un país, que creyeron en promesas/literatura de Generaciones Sobrecogidas hundida y quemada por la sociedad tecno/abrumadas por la tecnología japonesa”. “Sobre las arenas, en las rutas, a través de la niebla, en la lluvia, atravesando las ciudades de gente que no puede escapar, sí, ellos lo saben”. Queda repitiéndose una línea melódica en círculos, a la cual se le agregan nuevos círculos melódicos. A los cuatro minutos cuatro segundos, una guitarra dream pop que desemboca en un suave ruido industrial, ya en el final de la canción de casi 5 minutos. La leve amenaza de la letra no encaja del todo con la seductora embriaguez de la canción, la letra nos advierte pero la música es la de un hombre que mira toda esa tecnología japonesa en pleno embeleso. El tecno pop inglés de los ochentas se encuentra con los gestos musicales del grunge estadounidense de los noventas.
Esta canción es la única que recuerdo de memoria de ese disco, es la única que me gusta, las otras doce pasaron sin pena ni gloria por la noche suburbana. Estoy casi seguro de que este ha sido un disco totalmente ignorado por las listas de lo mejor del año de aquel 1991, así como también puede que sea ignorado cuando se revisa lo mejor del género tecno pop.
Esta es la prueba de que seguir todo el tiempo listas de aquí y de allá no es suficiente. Solo me bastó serle fiel como fan al sello One Little Indian para terminar disfrutando esto. De esto hablaba en el post anterior, no siempre lo que te dicen que es lo mejor te va a garantizar goce.
En las Fonolas hay 2186 canciones pero no de todas tengo tanto que contar. Pero, digamos por decir, que si podría ponerme a contar algo de, al menos, unas 1500 canciones. Ahora bien, no puedo escribir yo solo 1500 posts como este. Si fuésemos más… 
En el post anterior les dije que me pidan historias, ahora soy yo el que les pido a ustedes historias. Busquen en esas 2186 canciones alguna que les resuene en la memoria de los acontecimientos. Mándenme eso que quieran narrar a: omarhmiguel@hotmail.com. Yo voy a leer esas historias suyas y las voy a publicar a sus nombres.

Thursday, March 01, 2018

Nunca escuche un disco horrible


Subtítulo: After Fonolas Parte 1
1 – Sí, es cierto. He escuchado discos flojos o no tan disfrutables pero siempre les termine encontrando algo para rescatar. Y también pase por diferentes estadios de las impresiones de acuerdo a cuantas veces escuche un disco. Empezar decepcionado y luego terminar estimulado es algo frecuente con respecto a muchos discos, en especial cuando la música no es tan fácil de asimilar o cuando los críticos no acompañaron ese disco en particular. En este primer post después de la larga marcha de las fonolas, voy a tratar de ir contando que cosas me dejó esta tarea.
2 – Si algún lector allá afuera se quiere tomar el trabajo, va a ir descubriendo que, muy a menudo, lo que figura enlistado forma parte de todos los discos que HAY que escuchar, lo básico, lo obligatorio, ese disco que, si no lo escuchaste, te deja afuera de ser tomado como un oyente con onda. Estoy siempre siguiendo las listas de “best of” de tal año o tal estilo musical. Y con un marco de consideración que deja a ciertas fuentes del lado de lo admirable (The Wire, revista del Reino Unido, ¡aplausos!) y a otras del lado de lo no tan admirable (Rolling Stone, revista de Estados Unidos, ¡abucheos!). Y es por eso que nunca escuche un disco horrible. Y en parte lo lamento. Porque yo les dejo a los críticos la labor de distinguir lo que es excelente de lo que no lo es, para no tener que escuchar cientos de discos más de los que escucho. Pero nada ni nadie me garantiza que, procediendo así, yo voy a encontrar lo que busco. Además no sé lo que busco. Pero no hay tiempo de más. No obstante, últimamente me pica la curiosidad de ver cómo sería escuchar eso otro que deje a un costado, solo por escucharlo. Habría que ver.
3 - Nunca escuche un disco horrible. Pero hay ciertas “excepciones”. The Shaggs y Lucifer. Las Shaggs eran un trío de hermanas de USA que grabaron y editaron un disco en 1969 llamado “Philosophy of the World”. Yo las conocí gracias al libro “SPIN Alternative Record Guide” (1995) en una nota firmada por Andy Newman. Conseguí el libro en el 96 y el CD en el 97. El CD traía aquel disco y varios tracks más. Las chicas no coordinaban mientras tocaban, parecían las tres estar tocando tres canciones diferentes al mismo tiempo. Si bien al escuchar “Pachuco Cadaver” de Captain Beefheart and his Magic Band o “Poptones” de Public Image Limited a uno le queda una desorientación, al par de escuchas les enganchas para donde parecen querer ir. Con las canciones de The Shaggs yo seguía desorientado aun luego de varias escuchas. Nunca las entendí pero siempre las disfrute. Frank Zappa las amaba. Cuenta la leyenda que el padre de ellas pagó la sesión de grabación y que el técnico del estudio le dijo: “le devuelvo el dinero y vuelva cuando ellas hayan aprendido a tocar”. A lo cual el padre respondió: “No, ya están listas”. Yo le preste el CD a un amigo que hace más de diez años que no veo y por eso no puse ninguna canción en las Fonolas, no logro acordarme de ninguna en particular.
De Lucifer tengo un disco en vinilo de 1972 llamado “Big Gun”. Lo encontré en una disquería de Flores a fines de los noventas. Según el libro “The Tapestry of Delights” (1998) era una grabación solista de Peter “Lucifer” Walker, quien había sido parte de The Purple Gang, la banda psicodélica que grabó “Granny Takes a Trip”. Como esta canción suena muy bien, me asombre de que el disco sonara tan mal ejecutado y se lo adjudique a que la banda que lo acompañaba entró a grabar sin haber ensayado lo suficiente en primer término. Como las dos bandejas tocadiscos de mi casa están rotas hace rato, no puedo volver a escuchar este extraño disco por el momento y también por la misma razón deje un montón de vinilos fuera de las Fonolas.
4 – Nunca escuche un disco horrible porque nunca escuche (por ejemplo) a los Ratones Paranoicos. Lo lamento pero no me gustan ni me gusta Juanse solista. El único tema que me gusta de ellos es “Estrella” y tuve que soportar la burla de algunos compañeros de secundaria en el 88 cuando lo comente. Y no tengo tiempo, ni voluntad, ni energía para ponerme a explicarles el porqué. Me imagino que si la labor de llevar este blog adelante estuviese remunerada, no tendría mayor inconveniente en “atenderlo” a Juanse y compañía. (Si hay sueldo, aparecen las fechas de entrega, y cuando no se te ocurre nada, le pasas algún texto divertido/polémico a tu editor, hablando pestes de algún fulanoide). Pero es mucho más gratificante compartir con ustedes lo que me apasiona. Para lo demás, está el resto de Internet, en donde parece que castigar es la orden del día.
5 - Nunca escuche un disco horrible pero leí libros horrorosos. Por ejemplo, “Drácula”. Denso, sobrecargado nocivamente de ornamentos, tres veces más largo de lo que debería. Llegar al final fue una labor extenuante. Y la historia tampoco me pareció la gran cosa.
Pero, ojo al piojo, el que te dice esto también te recomendó “Anticapitalismo para Principiantes” (ver post de 12 de enero de 2007), un libro con “dibujos”, el cual los lectores “serios” no lo considerarían recomendable.
6 - Nunca escuche un disco horrible pero vi films horrendos. Por ejemplo,” Relatos Salvajes”. Para nada graciosa, de un humor negro que no logra criticar nuestras bajezas, incluso parece celebrarlas, con gran fotografía y grandes actores desperdiciados en un producto lamentable. (No deja de llamarme la atención que el director de este film es Damián Szifron, el mismo que dirigió “Tiempo de Valientes”, una película que sí me gusto.)
Pero, guarda el parche, quien esto opina también dice que “Titanic está buena” siendo considerada como una “megagarcha” por un conocido blogger uruguayo.
Entonces, para eso están las Fonolas. Ahora, para quien lo quiera tener en cuenta, hay una lista de casi 2200 canciones que te cuentan “lo que este tipo dice que le gusta” y con ello construir el lugar del emisor. Si mucho de lo que leíste en esas listas te parecieron canciones olvidables, entonces mejor olvidarse de leerme.
7 – Cuando llegue a la última canción de las Fonolas, la de Animal Collective (2016), del disco “Painting With”, me quede pensando. Cuando arme aquella lista de lo mejor del año en aquel diciembre de 2016 no dije nada de ellos. ¿Por qué? Salvo la revista Rock de Lux (España), el resto de las listas que siempre consulto cada período diciembre-febrero para saber lo mejor del año, los ignoraron olímpicamente. Y también fue bastante ignorado su disco anterior “Centipede Hz”, que yo lo ubique entre lo mejor del 2012. “Painting With” no está tan bueno como “Centipede Hz” pero de ahí a ningunearlo, hay un trecho, al menos hoy lo noto. Serle fiel a las listas a veces te deja infiel con ciertas músicas. A veces para buscar músicas viene bien tener en mente “la fidelidad del fan” pero sin su parte loca. Esa parte en la que el fan se confunde con eso que admira y se siente personalmente atacado cuando alguien se atreve a criticar a aquella banda o solista de sus amores. No solo seguirle la pista a las revistas (The Wire, Rock de Lux, Blow Up [Italia]) y a críticos (Rosso, Cambiasso, Schanton) sino seguir grupos y solistas. Tampoco es tan mala idea escuchar discos no tan excelentes. Es injusto pedirle a Animal Collective que siempre hagan grandes discos. Dejémoslos fuera de presiones y por añadidura, pasamos a escuchar sin presión.
8 – Al hacer las Fonolas y al hacer el blog en su total nunca busque ni busco ni buscare prescribirle a alguien nada. Estoy describiendo los senderos que me trajeron acá. Es una costumbre bastante instalada en nuestra cultura cotidiana eso de “yo digo que está rebueno, vos ni lo dudes”. A veces algunos de mis amigos están esperando que les recomiende algo como diciendo “este escucho mucha música, entonces sabe”. Y es cierto, yo sé… de mi subjetividad solamente. No conozco ninguna otra subjetividad. Nadie puede saber eso. Tan solo adivinamos a los demás.
9 – La fe se construye y cierto goce acerca de las músicas proviene de tenerle fe al que te recomienda algo. Y es muy difícil tenerle fe a alguien desde una lista de canciones. Estaría faltando la literatura que describe eso que se vivió y que se sintió con cada canción. Una vez hice un experimento. Me puse a escuchar “The Piper at the Gates of Dawn” (1967) de Pink Floyd tratando de pensarlo como un disco horrible y no como esa maravilla que yo siempre pienso  que es. Y curiosamente cuando lo pensé horrible, lo sentí horrible también. Si me olvido de la leyenda de Syd Barrett y como hizo para tocar la guitarra como la toca. Si me olvido de las influencias, si me olvido de a quienes influyeron. Si me olvido de todo lo que leí sobre ese disco y todo lo que experimente al escucharlo en vinilo primero y luego en CD. Si te acercas virgen de datos, virgen de cualquier memoria a alguna música, quizás se volvería muy complicado que te guste.
Por lo tanto uno podría concluir que las Fonolas fueron un montón de laburo para poco más que nada. Y sin embargo, fijate vos, no es tan así. No hay historia en las Fonolas pero… la base está. De hecho, quería proponerles algo. Elijan alguna canción de las Fonolas y díganme en los comentarios cual es y yo, si veo que puedo, le escribo una historia. Yo ya elegí una y en el siguiente post voy a escribir acerca de la misma.