Marzo 2017
Hace más de dos meses que estoy revisando listas de lo mejor
del año. Listas por aquí, listas por allá, más de una docena de listas de las
más diversas publicaciones. Me llama la atención a quienes ponen en el puesto
número uno pero más me llama la atención cuáles son los nombres que se repiten
mucho y cuáles son los que se repiten poquito. Con nombres de bandas y solistas
yendo y viniendo, me impresionó como insistían en nombrar “Lemonade”, el disco
del año pasado de Beyoncé. Me puse a buscarlo y, cuando lo ubique, me baje el
archivo para luego descubrir que no había conseguido “Lemonade”, había
conseguido “Beyoncé”, su disco de Diciembre de 2013.
Enero 2014
Sí. También estaba revisando listas de los “Best of”. A
veces no está nada mal lo que puedo descubrir haciendo estas búsquedas. Pero
esta vez no se trataba de listas, se trataba de tres notas en tres medios
diferentes hablando de una misma producción. La revista Rolling Stone número
190 de Enero de 2014 traía una nota firmada por Gabriel Orqueda. La revista Los
Inrockuptibles número 188 traía una reseña discográfica firmada por Diego
Lerer. El diario Clarín, en su edición del 8 de Enero de 2014 traía una reseña
discográfica firmada por Pablo Schanton. A las dos revistas las compre, el
diario Clarín no. Rara vez compró diarios y, cuando decido conseguir alguno,
casi nunca se trata de Clarín. La nota del diario la robe de un ejemplar que
estaba en un restorán para que la gente se intoxique mientras almuerza. No lo
digo por la nota de Pablo, lo digo por la miserable línea editorial del
monstruoso multimedio.
Desde las 3 fuentes se repetían ciertos datos: que fue una
edición sorpresa, que era un disco digital compuesto por catorce tracks y
diecisiete videos, que fue editado justo cuando todas las publicaciones ya
habían cerrado sus listas de los mejores discos del año. Yo quede impresionado
por todo lo que leí, estaba listo para ponerme a buscarlo. El problema fue que
nadie iba a subirlo para descarga gratuita justo en medio del boom comercial de
la sorpresa. Había que esperar a que las aguas se calmen. Y yo me olvide de
esperar casi de inmediato. Hasta que tres años más tarde me lo lleve por
delante.
Beyoncé (2013, el disco)
Es un discazo. Tan solo dos temas no me gustaron, o me
gustaron menos que el resto: “Pretty Hurts” y “Drunk In Love” (este último
quizás porque me cansé de escucharlo por “Fresh” el programa que iba, y va, los
sábados y domingos a la mañana por FM Metro 95.1 – Ver post del 20 de Noviembre
de 2014). Schanton escribió en aquella nota que era su mejor disco. Él habrá
escuchado esos otros cuatro discos pero yo no. Me acuerdo de un par de
canciones: “Crazy In Love”, “Countdown”. Y puse “Once in a lifetime” como una
de las mejores canciones que escuche en
2010 – Ver post de 7 de Enero de 2011). Pero, más allá de esas tres canciones y
algún disco de Destiny’s Child, la carrera de la Knowles se escapa de mis
consideraciones. Sin embargo, por dos discos le preste atención.
Después están los temas que me gustaron mucho: “Haunted”,
“Rocket”, “Mine” y “Blue”. Grandes canciones. Y quedan 8 canciones por nombrar.
¿Por qué no me gusta tanto “Pretty Hurts”?
Mi primer problema es con la música que suena muy épica.
Ella buscó que suene así y, aun siendo emocionante, lo épico le juega en
contra. Es casi como un himno. Los himnos no me seducen, parece una música
relacionada con formas de obediencia (¡De pie y a cantar!). En cuanto a la
letra, a pesar de que “La perfección es la enfermedad de una nación” suena a
esas cosas que hace Calamaro que a mí no me gustan, mi principal objeción a su
contenido es su espíritu contradictorio. Es la bella cantando que la belleza
lastima. Si bien la pregunta “¿Estas feliz con vos misma?” es pertinente y
urgente, necesita de una respuesta personal; no me termina de cerrar que canción
y video muestran las bajezas y tiranías de los concursos de belleza pero esas
reglas parecen regular la belleza que muestra Beyoncé a lo largo de todos los
videos. Con todo, esa contradicción nos constituye a casi todos, somos
ciudadanos modernos definidos en contradicciones. Quizás la canción no me gusta
porque me molesta. De ser así, no está tan mal.
Haunted
En videos eran dos: “Ghost” y “Haunted”. Ella cantando
“fantasmas alrededor” y como repite “alrededor” es una hermosura. “¿Qué pasa?
Toda esa gente trabajando de 9 a 5 para mantenerse viva ¿Por qué?” “Yo sé que
si estoy embrujándote vos debes estar embrujándome”. De lo social a lo
personal. Fantasmas de la desintegración, fantasmas del amor. Todo es
inquietud, ni cuando le dice afortunado a su amante, no dejan de sonar amenazas
de que esto por ahí no es amor, es una cárcel.
Drunk In Love
Aunque la canción sigue sin gustarme, sí me da gusto lo
libre y desatada que parece sentirse ella al cantar esto. Ella dijo que siempre
hacía canciones pensando que podría haber alguien escuchando que censuraría
algo medio subido de tono hasta que decidió mandar a todos a la mierda y cantar
lo que de verdad siente. Y acá festejando el pedo y los polvos con su marido
Jay Z suena a que finalmente le puso voz a sus vivencias.
Blow
Cuando canta “hasta la mañana” me corre una electricidad por
la espalda. En el video está que explota. “Lo más dulce está en el medio” dice
y ella es una fruta que rebalsa de sabor. Que todo esto sea puro marketing es
algo que podemos seguir discutiendo. Que no le perdonen que se ponga más sexual
que lo recomendable es un problema de otros. A mí me gusta lo que su “dirty
mind” está pensando.
No Angel
El video no me gustó pero la canción sí. Los arreglos la
vuelven lujosa, el falsete de Beyoncé la vuelve extraña.
Partition
En video son dos: “Yoncé” y “Partition”. No está mal pero no
se quedo en mi memoria. Está más relacionada a tratar con el feminismo y el
sexo, tanto que la música pasó a segundo plano, según logro apreciar.
Jealous
“Si vos mantenes tu promesa, yo mantengo la mía”. Entre el
compromiso y la coerción parece haber poca diferencia aquí. Pero también es un
gusto verla quebrarse de recelo en la soledad, mostrarse vulnerable y
perturbada por lo que ella hace y lo que hace su pareja. Sí, solo sos humana.
Rocket
Las cosas que hace con la voz y los arreglos vocales y el
ritmo: todo parece armado para asemejarse lo más posible al coito. En el video
por fin aparece al natural, bajo la ducha (vaya imagen) sin maquillaje, su cara
lavada, tal como apareció su hermana Solange en la tapa de su discazo de 2016
(A Seat At The Table). Ahora, aquí, escuchando esto, la belleza sí no lastima.
Aclaración: Solange aparece a cara limpia y seca, lo de la ducha es exclusivo
de Beyoncé, en este caso.
Mine
Acá hay dos “featuring”: uno de Drake (aun no pude escuchar
su disco “Views” del año pasado, dicen que es bueno) y uno, no acreditado en el
booklet del disco, de Sampha (“Process” de este año es otro discazo). Arranca
como una balada hermosa a voz y piano para luego pasar por un pequeño misterio
con el fantasma de la voz de Sampha y más adelante se suma Drake con unos
rapeos y el cambio de ritmo nos lleva a otras partes. “Solo quiero decir que
vos sos mía”.
XO
Tiene razón Diego Lerer cuando dice que esta canción es
“algo coldplayesca” y no tiene razón cuando comenta sobre los 17 videos: “(…)
el discurso de Bey y su gente parece correr por otro lado: ‘Si no te interesa
la canción, acá tenés para entretenerte’”. Los videos pueden que agreguen algo
a las canciones o no, pero no están allí de reemplazo. Yo entendí que Beyoncé
quiso darnos una expresión artística extra con cada video de cada canción. Está
en nosotros que tomamos y dejamos de lado. Volviendo a la canción me gusta como
vuelve al amor desde lo romántico, por una rato deja el disfraz de
supersexy de lado.
***Flawless
Con un discurso de Chimamanda Ngozi Adichie en el medio y
todo, en este tema Beyoncé está más determinada que nunca a dar su opinión.
Ella se despertó así, impecable, sin tacha, imparable.
Superpower
Con otro “featuring”, está vez de Frank Ocean (“Blonde” fue
otro discazo del año pasado). Un tema con algo de doo-woop con lindos coros y
hermoso llamado a unirnos en lucha.
Heaven y Blue
La primera balada está buena pero la segunda está buenísima.
Sus cambios de ritmo, su letra, la forma de cantar de Beyoncé, que esté
dedicada a su hijita. Es una maravilla. “Dale, beba, aguanta conmigo”.
Lemonade (2016)
Este disco no es tan bueno como “Beyoncé” de 2013 pero
tampoco es una decepción como dijeron en Los Inrockuptibles número 221 de
Enero/Febrero de este año. Y tampoco es el mejor disco (o uno de los mejores
discos) del año según dijeron algunos medios extranjeros y nacionales. Es un
buen disco y con eso alcanza para darle una oportunidad. Tal vez este disco no
me atrapó tanto porque su contraparte visual es un largo video de 65 minutos en
vez de un video para cada canción (y a veces dos). Aquellos 17 videos de ayer
los pude ver y bajar de YouTube, no así el video de hoy, que aun no lo han
subido por esa razón que cite más arriba: “que nadie va a subirlo para descarga
gratuita justo en medio del boom comercial”. Es cuestión de esperar, una vez
más.
Tal vez este disco no me engancha tanto como el anterior
porque no escuche sus canciones en algún programa de radio tipo “Fresh”. Los
Inrockuptibles mentaron de “hitazo” el tema “Hold Up”, yo no termino de
engancharme con esa canción. Mi favorita del disco es “Sorry”.
Este disco vuelve a tener “featurings”: The Weeknd en “6
Inch” (tengo pendiente escuchar el disco “Starboy”) y Kendrick Lamar en
“Freedom” (también tengo pendiente escuchar el disco “DAMN.”). El tema más
corto en duración del disco (“Forward”) lo tiene a James Blake (ver post de 14
de septiembre de 2011) en piano y voz. Y Jack White aparece en “Don´t hurt yourself”. Otras canciones para
destacar: “Formation”, “All night”, “Love drought”
Anotaciones para ir cerrando
Por venir habituado al rock independiente de guitarras hecho
por hombres blancos, siempre me queda la sensación de que toda esta hermosa
música en estos dos discos carece de la fuerza y energía que busco en las
músicas. Es como sentirse nutrido pero no agitado. Con la panza vacía de la
distorsión rockera. Pero todo este hip hop- rap-R&B- soul- funk también
aporta lo que el ánima necesita.
Ella reclama por los derechos de la comunidad afroamericana de
EE.UU y por los derechos de las mujeres a vivir en una sociedad más
igualitaria, más equitativa. Ella gusta de rodearse de montones de
colaboradores de lujo y de esta manera escucharla suena a un posible trampolín
para mandarse a diversas piletas que están a su alrededor. Ella hace público lo
privado no por puro vedetismo, lo hace para ponernos a pensar. ¿Qué hacemos con
el amor, que hacemos por amor, que estamos diciendo cuando decimos “Ni una
menos”?
Acá estoy hablando de una mujer que dijo lo que sintió que
necesitaba decir en 26 canciones. Y ahora nos toca ver que es lo que nos queda
por cantar.
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