Un poco de sinceridad para empezar: escuche poca música dance. Escuche más música electrónica, que no siempre es dance. Y no me destacaba por bailar bien en mis “disco nights” allá por los noventas. Pero hoy la ocasión que me puso a escribir fue encontrar el cd de Dual Sessions – “Jazz Rmxs” (2004) que trae “Cheek to cheek”. Hasta el momento es el mejor tema dance que escuche de todos los tiempos (¡una exageración nunca está de más!) Lo cierto es que este tema me sacudió desde el primer momento en que lo escuche por la radio en un aburrido día de trabajo. Me puse a bailarlo de inmediato mientras acomodaba latas de 18 kilos de adhesivo de contacto en tarimas sucias y rotas. Luego de tres años dí con el tema en un cd con archivos MP3.
¿Y porque lo encuantro excelente? Paso a explicar. Desde el vamos, el tema arranca con el sampleo “crudo” del piano de la canción. Crudo porque se escuchan los detalles de ruido de la grabación original, esa falta de limpieza deja en lo sublime a ese piano mágico de los cincuentas (¿cuarentas?¿sesentas?) El sampleo está en loop, o sea, se escucha esas notas rebosantes de optimismo una y otra vez durante casi toda la duración de la canción (3’17”). La repetición constante de una figura melódica, simple y pegadiza, es el truco más viejo de la música dance. Un truco que puede tener éxito y llevarte a la cima del placer o fracasar y hundirte en el fango del disgusto. Todo depende si la figura elegida te gusta y, les digo, a mi el sampleo me ENCANTA. Es enérgico, encantador, sonriente, tiene tanto positivismo que me resulta imposible no sentirme feliz en el microcosmos de su ritmo. Escucho esta canción y me siento muy, muy bien. Y la cosa no se queda acá...
Después de ese inicio insuperable, poco a poco se van agregando elementos que vuelven enorme al track. Ese bajo juguetón, los beats, la guitarra funky barata pero de la mejor, todos esos sonidos de teclados que llenan de espacio y brillo por donde suenan. La voz (siempre cautivante, siempre sonriente) de Louis Armstrong, también sampleado, obvio. Nuestro heroé en aquella música, en aquel país, en aquel tiempo. La voz de la chica que acompaña (aquí, en el presente) a Louis, que queda genial. Esas palabras: “Heaven....I’m in heaven”. La canción original es de Irving Berlin y tuvo muchas versiones. Esta versión es la que me enciende.
Hasta donde yo sé, este tema no fue un hit. Lo escuche pocas veces por la radio y no recuerdo haber visto el cd en las pocas disquerías dance a las que fui. De hecho, es el único tema en ese disco con un tempo relativamente alto. Las otras versiones de standards de jazz (My Funny Valentine, Blue Moon, etc) son más lentas, parecen destinadas a ser calificadas como “lounge” o “chill-out”, digo esto sin quere sonar despectivo. Solo indico que los otros tracks no son tan hermosos como “Cheek to cheek”, aun siendo bastante buenos.
“Vení, bailá conmigo, bailemos cachete con cachete” (o “muy juntitos” como canto yo mientras escucho el tema). En toda esa alegría festiva que brilla en el tema hay algo de un sueño. No solo se trata de bailar apretado a una dama, también se trata de sentir que uno está en un lugar en el que nunca antes estuvo.
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