Monday, March 26, 2007

2007 - El paso del tiempo dejó hoyos en mi ideario

2007: se cumplen 40 años de psicodelia, 30 años de punk, 20 años de noise-rock, 10 años de raves ¿y? Bien, sé muy bien que hay varios ejemplos de cada estilo y/o movimiento musical/cultural, de los que acabo de mencionar, anteriores a los años’67-’77-’87 y ’97 respectivamente. El punto aquí no es descorchar y celebrar aquellos asuntos sino revisar esas historias en este presente.

De una forma o de otra, en cada una de estas instancias se pensaba y se actuaba teniendo en mente un diálogo entre la cultura oficial y una alternativa a lo que se veía como un sistema de opresión que deseaba homogeneizar impulsos y descartar todo aquello que no respondiera a una particular funcionalidad. Pero guardemos reparos, historicamente nos vendieron la idea del rock como un moviemiento rebelde, casi hasta revolucionario. No puede haber mucha rebeldía en algo manejado por el antojo de las leyes del mercado. En estos cuatro momentos del pop hubo ejemplos de criterio autónomo y espacios abiertos de reflexión sensata. Pero fueron los menos. En la gran mayoría de los casos lo que conocemos son diferentes maneras de una negociación que dejaba afuera cualquier gesto de cuestionamiento hacia un falso contrato social. Esto no puede llamarse mundo si siento, cada día, que mis sueños de la libre capacidad de cada individuo a elegir como vivir, se quedan en sueños para siempre. No, para mí, esta forma que tiene el mundo hace milenios es casi insoportable.

Dicen que cuando pasas los veinte y no te suicidaste ni te volviste loco, entonces transaste. Puede que sea cierto. No lo sé. Lo que sí sé es que hay una naciente insastifacción en mí. Hoy tenemos resuelto el asunto de la obtención de ciertas músicas. Hay mucha exquisitez estética al alcance de la mano, por vía de Internet, principalmente. Yo doy cuenta de ella cada vez que puedo. Pero el marcado descuido hacia el prójimo es preocupante y más marcado es cuanto más ajeno parece el otro. Porque creo que de eso se trata hacer y escuchar música: estar comunicados con otros. La dedicación por la tolerancia, la busqueda de espacios de autonomía, parecen vetustos aparatos indignos de ponerlos a funcionar. Pero atención, no me olvido que en aquellos años (en especial los sesentas y setentas) había muchisimas malas noticias para alimentar al desaliento pero a uno hoy aquí le queda la sospecha de que había maneras e gritar que el estado de las cosas no tenía nada de gratificante. Hoy, nuestra deseperanza social duerme en nuestras cabezas. O damos rienda suelta a toda esa impotencia convertida en ponzoña en cada una de esas charlas virtuales que leo por ahí en los blogs en donde los pibes pierden toda elegancia sopapeandose uno a los otros por nimiedades.

Ni falsas ilusiones ni oscuro nihilismo, las razones del poder no pueden ser las nuestras, al menos tal como yo veo al poder, como un bicho parásito que persiste chupandole la vida al resto de los desapoderados. Entonces nuestras mentes le tienen que encontrar nuevos caminos a nuestras razones. No hace falta que nombres al movimiento, tan solo falta la decisión de movernos hacia algun otro lugar, muy diferente a este rincón ruinoso de lo que nunca fue.

¿Y todas aquellas historietas? En cada una de estas etiquetas que empece nombrando se esconden todos los hermosisimos gestos de mujeres y hombres repletos del hambre de vivir. Más locos que la locura, eran gentes que buscaban en ese desenfreno de sexo, drogas y demás recipientes, la forma de dar con la luz de la eternidad, todas las formas del humor que se experimentaban en esos sacudones. La manera de reinventar eso mismo que todos somos pero de una manera acelerada, intuitiva. Permitirte la opción de volver a toda tu vida algo nuevo tiene su arte. Un arte alejado de las cadenas de producir y consumir y tan solo eso. Los que no cocinamos ninguna de aquellas salsas, nos aprendimos mal la receta. La cosa, creo, no pasa por con quien cojes o cuantas cosas te colocas en la sangre. Esas son las guirnaldas. La cosa pasa por decidir no dedicarle ni un segundo de tu tiempo a rendirle culto a cosas que no te interesan, que no necesitas. Y a su vez mantener un alto interes en todo aquello que te hermanaba con los demás y con la forma básica y desnuda de tu ser. Era algo así como ver venir a la inescapable instancia de morir pero rodeado de amor y no protegido por el enorme desamparo del comfort moderno.

2 comments:

Anonymous said...

Interesting to know.

maco said...

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