¡Hola! Me llamo Tunuya Maguya y quiero usar este espacio cedido gentilmente por Maco (sí, es otro pseudónimo, su nombre real es Omar) para contar algunas historias personales con diversos personajes y amigos ocurridas hace tiempo atrás, empezando hace 12 años y siguiendo a lo largo del camino, todas relacionadas a un disco de un olvidado grupo pop de los ‘90s llamado Limbo. El disco en cuestión se llama Ruidos en el cielo, dura casi 53 minutos, trae 12 canciones y no esta indicado el año de edición, pero supongo que es del ’92-’93. Todo empezó cuando el Mulo le regaló este cd a mi hermano Juan José, al cual no le gustó, en su momento no escuche este disco entero, lo pique apenas unos segundos por tema para decretar que no me gustaba a mi tampoco, un año después trate de venderlo o canjearlo y el tipo que atendía la disquería El Atril en Morón lo rechazó de plano, con una sonrisa sardónica en sus labios (“eso no se lo encajo a nadie”) con el correr de los años he encontrado títulos de verdad muy tristes en ese local, lo cual solo afirma que la sordera continúa. Recuerdo que en ese momento también yo estaba avergonzado de llevar este cd, lo tenía abandonado en un caja dentro de un ropero, lejos de mi colección de cds orgullosamente exhibidos en el living. Recién hoy, febrero de 2006, voy a registrarlo en mi lista de cds como parte de la colección, su tapa va a formar parte de las otras tapas escaneadas, pues ser sordo es aquí una cuestión de elección y puesto que hace un par de años cambie mucho en cuanto a gustos musicales, decidí entender si me gustaba o no ESCUCHANDOLO. Mi hermano Juan José le regaló al Mulo, por sugerencia mía, el disco de King Crimson – In the court of the crimson king en aquel 1994. Ese año nos juntamos en casa, de casualidad, la pesada del Oeste Ignoto: Toto (el más negro de todos), Javo (que eligió no ocultar su admiración por el hit “Sentidos” por lo que recibió nuestras cargadas de muchachotes brutos), José ( y su eterna sonrisa), Federico (y sus labios de neumáticos marca Jagger) y Diego (y su inocultable sex-appeal, el único de nosotros que indiscutiblemente garchaba) (Perdón por la falta de chicas, a mi gustaban muchas pero ellas no gustaban de mí). Cuando me accidenté y vinieron a verme recuperar el fede recordó al javo como aquel al que le gustaba Limbo y esto molestó al querubín, un año después, 1995.
Doce canciones, un signo del zodíaco para cada una de ellas en su costado, una chica muy hermosa llamada Maru cantando eso de: “quiero estamparte un beso”, una mujer que salió refuerte en las 3 fotos del librito. Un ex Virus (Julio Moura), un ex Mimilocos (Alfredo Peria). De esto último me dí cuanta recién hoy que hace años lo sabía, tengo una nota sobre los Mimilocos de un suplemento Sí de Clarín que fotocopie gracias a la contribución de Marcelo: cantante-guitarrista-compositor de los paladines del under ochentoso en los alternativos noventas llamados La Criatura, la nota es del ’87, yo la conseguí en el ’99 (Nota de Maco: reedición de TRULEPA de Los Mimilocos YA!!!!!!) De Moreno a Morón, de Morón a Pontevedra, de Pontevedra a Merlo.
Algunas frases: “¿Para que sirve una canción si no vivirá? está encerrada en un cajón”, “Los demás no me importan si no van a despertarme”, “Puedo más que tu locura... con el viento suave de mi amor”, “Cuando llegue la hora/solo quiero saber/como decirte GLORIA/que llegue”. La tontera de “Fe de días”, la lujosa candidez de “Paiu-Paiu” (querido homenaje a las onomatopeyas del doo-wop, tal vez), aires de tango en “Una sensación desconocida” (¿homenaje a Federico Moura?) Canciones pop con algo de tecno. Este disco no va a figurar entre los mejores discos del rock nacional cuando se hacen esas encuestas repasando el sagrado canon de los obviamente destacados. Ni falta que le hace. Los discos pueden ser grandes por acarrear un montón de historias escondidas en las sombras de la memoria. Somos obsesivos consumidores de pop y ya sabemos que no nos van a tomar en serio. Abrimos nuestras mentes y disfrutamos de Henry Cow, pero no por ello renunciaremos a Kylie Minogue. En esta historia todos tenemos algo para decir, cada uno a su manera. En todas esas diversas esferas musicales, tan distintas entre si, están nuestras pasiones, nuestras razones, nuestros sentimientos.
Experiencias que sugieran redimensiones contraculturales aca no hay, al menos, no se destacan a primera vista, porque uno siempre dice algo, aun en el silencio. Vestidos para matar, la música de este trío me recuerda al beso que Ella y yo jamás nos dimos. Final caja negra.
4 comments:
Hay un Pure Volume con trestemas de Trulepa para bajar.
Tenes la fecha de la nota de Mimilocos... me gustaría tenerla.
24 de Abril de 1987, en esa fecha apareció la nota en el Suplemento Sí de Clarín. Yo la obtuve el 21 de Agosto de 1999 gracias a Marcelo Criatura Perez. Hoy es 2 de Febrero del 2009 y el disco Trulepa de Los Mimilocos sigue siendo aun un secreto para mi! Basta ya!!! CULTURA ROCK PARA TODO EL MUNDO!!!!!
Desesperado esperaba la edicion de este disco despues de ver a Limbo en Rocanrol En mi grupo de amigos estabamos todos enamorados de Alfredo
Que bueno lo del amor!! Pero yo estaba enamorado de la chica que cantaba que estaba más buena que comer pollo con la mano!! Gracias por comentar!!
Post a Comment