Nos fuimos a pasar un par de semanas a la costa a mediados de Febrero. Después de dormir siesta y tomar unos mates viendo al sol pasar por el cielo de la tarde, a eso de las siete de la tarde más o menos arrancaba nuestro DJ set en la terraza de la casa que alquilabamos. Eran nuestras canciones, una era esta. Bailabamos entre nosotros: tres chicos y dos chicas, a veces invitabamos a algunos amigos y conocidos del lugar. A eso de las nueve, la cena, muchas ensaladas, muchas frutas. A continuación, nos ibamos caminando al centro y de ahí en más la noche disponía la duración de la salida y las sensaciones vividas. A veces volviamos pronto a la casa, a veces no. Y las mañanas muchas veces eran insoportables, con ese gusto agrio en la boca y el sol pegandote en la cara. Manteniamos las persianas bajas mientras fumabamos, mirabamos TV, tocabamos la guitarra o charlabamos de cualquier huevada. Y después al siesta y más tarde otra vez los mates, otra vez el DJ set. Algunos de nosotros garchaban, yo no tuve esa fortuna. Pero es el ultimo recuerdo hermoso que tengo de ella. Justo cuando sonaba esta canción ella empezaba a mover las caderas y me miraba a los ojos, buscando seducirme. Yo me acercaba a ella con los brazos extendidos, tratando de lucirme, mientras ella largaba su risotada. Nos abrazabamos y girabamos, a veces, con suerte, logre comerle la boca pero nada más. Cuando volvimos a los suburbios, ella corrió a los brazos de su novio. Y terminó casandose con ese boludo. Desde el día de la boda que no volví a verla. ¨Jessie¨, ¡volvé! ¡¡que me quede con las ganas!!
(Este relato me lo mando el Caiman Sigiloso y aquí paso a postearlo, mientras veo que se me ocurre comentar a mi)
Tuesday, August 30, 2005
Thursday, August 04, 2005
Los Gatos Salvajes en vivo 30/7/05
El viernes me sorprendió mi amigo Alberto (con quien hemos hablado en varias oportunidades de Brian Wilson y Litto Nebbia, entre otros asuntos musicales) pidiendome que consiga entradas en plateas para el Sábado para él y para mi ya que me invitaba. Lo dude un toque y ahí sobre el pucho me decidí y fui a buscar las entradas. Llegue al ND Ateneo de una manera muy complicada y ya fuera del horario de venta de entradas pero fueron tolerantes conmigo (creo que lo son por el simple hecho de tratar de vender el mayor número de entradas). Conseguí dos plateas a $50 en fila 3, a unos pasos del escenario, excelente ubicación (todavía le debo plata a Alberto y no se muy bien como devolversela). El mismo Sábado arreglamos encontrarnos en un lugar bien distinto al que finalmente resultó ser el lugar de encuentro, mientras Alberto me miraba impaciente comerme unos ravioles con mucha calma (dato que me remarcó en varias ocasiones durante la noche), me comentaba lo que sentía con respecto a la fecha. Tomamos el tren a Once, el 132 hasta Paraguay al 900 y allí, casi inmediatamente, me encontré con mi amigo David que hacía tres años que no veía. Ya lo imaginaba presente en estas fechas de reunión de Los Gatos Salvajes luego de 40 años homenajeando su único disco. Lo que nunca me imaginé es a mi mismo en esas fechas, porque, tengo que ser sincero, todo esto me olía a una rancia nostalgia mal concebida, pero muy grande fue mi error y el recital se encargó de demostrarmelo. Realmente lo disfrute muchisimo (en especial la canción Marian que aun recuerdo con mucha emoción), de hecho una parte de mí no dejaba de sentirse un ladrón, agarrado como garrapata a la emoción de otros pero es una sospecha que la frescura y la energía de la música se encargo de despejar. En serio, fue genial. Como recital y como experiencia, me reencontré con viejos y olvidados amigos y pude recrear, aunque sea de segunda mano, la sensación que aquella generación vivía en sus días. Siento que algo de esa ingenuidad nos haría falta en el presente, al menos para accionar nuevos mecanismos de comunicación y de reflexión más allá del escepticismo o cinismo imperante. Había que cambiar el mundo y todavía no se logró ¿recuerdan?
Bajar es lo menos: nos demoramos a la salida del recital buscando un autografo de fan, Alberto consiguió que su ticket lo firmará el bajista pero andabamos en busca de la firma del gran Ciro Fogliatta. Cuando llegamos a Once descubrimos que ya no había trenes hasta las seis de la mañana y eran las dos. Para aumentar la desazón, no había bares abiertos a la vista y tuvimos que vagar hasta Callao y Corrientes para encontrar algo abierto, una lágrima. Pero el tiempo pasó rapidamente mientras hablamos de todo. Hoy, mientras posteo esto, ya pienso cuando voy a copiar el cd que ya me pasó Alberto y ambos estamos esperando el disco en vivo. Bueno, para cerrar, un par de datos, anduvo Andres Calamaro cantando canciones de los ´80s de Litto junto al susodicho. Hubo algunos problemas de sonido pero fueron lo menos importante. Lo importante fue el BEAT, esa loca música del pasado que hoy brilla en nuestras orejas, ese irrecuperable pasado que yo nunca viví pero que cuando escucho a Los Gatos Salvajes lo siento mio también.
Bajar es lo menos: nos demoramos a la salida del recital buscando un autografo de fan, Alberto consiguió que su ticket lo firmará el bajista pero andabamos en busca de la firma del gran Ciro Fogliatta. Cuando llegamos a Once descubrimos que ya no había trenes hasta las seis de la mañana y eran las dos. Para aumentar la desazón, no había bares abiertos a la vista y tuvimos que vagar hasta Callao y Corrientes para encontrar algo abierto, una lágrima. Pero el tiempo pasó rapidamente mientras hablamos de todo. Hoy, mientras posteo esto, ya pienso cuando voy a copiar el cd que ya me pasó Alberto y ambos estamos esperando el disco en vivo. Bueno, para cerrar, un par de datos, anduvo Andres Calamaro cantando canciones de los ´80s de Litto junto al susodicho. Hubo algunos problemas de sonido pero fueron lo menos importante. Lo importante fue el BEAT, esa loca música del pasado que hoy brilla en nuestras orejas, ese irrecuperable pasado que yo nunca viví pero que cuando escucho a Los Gatos Salvajes lo siento mio también.
Wednesday, August 03, 2005
Spoonfed Hybrid - Las frágiles canciones que olvide (pero no del todo)
1º Toma: Viernes 6 de abril del 2001, en los Musimundos (posiblemente todos los locales) había una promoción llamada Ahora o Nunca donde ofrecían 50 % de descuento en algunos cds con respecto al precio de etiqueta. Ese día, del Musimundo de Alto Palermo, compre 7 cds importados a $48,5. Los títulos (agarrate de la silla): Blast, Earthling, Frohmader-Pinhas, Gastr del Sol, O Rang, Spoonfed Hybrid y Von Zamla. Recuerdo como estabamos inclinados todos los consumidores de cds sobre las gondolas, amontonados como cerdos comiendo en esos largos y angostos recipientes, con nuestros gordos e infames traseros apuntando hacia la salida, buscando nuestros bocados. Recuerdo que deje títulos en las bateas sin poder conseguirlos más adelante (ej: Pastels). Recuerdo que en el tren de vuelta a Moreno me encontre con mi amigo Toto (fanático de Fanta Naranja y The Smiths entre otras cosas), recuerdo que le hable de la casa que me quería construir, fue esa la última vez que lo ví (si no me equivoco), recuerdo que le amarretee las deliciosas sorpresas que llevaba en la mochila y no le dije lo que tenía.
2º Toma: En algun momento del Invierno del 2001, mi papá se salvó de morirse, tuvimos que cuidarlo de un derrame cerebral, justo en esos días yo tenía lastimado el dedo pulgar que en Noviembre de ese mismo año casi mutile por completo. Me levanto de mi banquito en mi trabajo de operario en una fábrica de pegamento después de almorzar dos magros sandwichs, voy y tomo dos tragos de gin barato (costumbre que le robe al ruso), sigo con mi almuerzo, en un momento miro las copas de altisimos arboles cercanos al lugar y veo una humilde ave rapaz planear alrededor de uno de ellos, es tan espléndida la visión que me quiebro y empiezo a lagrimear, en el diskman sonaban los Spoonfed Hybrid.
3º Toma: Invierno del 2005. Un hombre de 30 años sin ocupación fija mira que tiene una cantidad grande de cds sin escuchar como corresponde (con atención), lo echaron de la plaza donde quería piratear con su colección, esta inciertamente enamorado de una chica que cree que no le va a dar bola, por su amor arma una colección de canciones de amor (que son 60) y elige, entre otras, Stolen Clothes de Spoonfed Hybrid, todavía se acuerda de la melancolía que le trajo ver la ilustración celeste del sobre interno, como tapiz visual de la canción Lynched, como cuando era chico y le pasaba los deditos al tejido del mosquitero mojado por la lluvia, pintando de agua los cuadraditos. Este hombre llora emocionado al armar el recopilado, llora al ver películas tales como El ladrón de orquideas y El gran pez. Este hombre se sienta a escribir esto y sabe que el disco no es EL GRAN DISCO pero poco le importa. Supo, hace ya 4 años, que en alguna parte vio ese nombre: al lado de Bark Psychosis por aquí, hablando acerca de alguna escena por allá. Supo que Guernica es un subsello del legendario sello 4AD, que Guernica editó también a los imprescindibles Insides. Y al muy tacaño le gustó mucho que el cd costara solo $2,5. Yo lo miro y parece derrotado pero también parece angelado. Como en secreto busca y busca. Como en secreto algo va a encontrar. Por hoy, él encontró la canción Boys in Zinc, la que cierra el cd. Lujoso final: de disco y de nota.
2º Toma: En algun momento del Invierno del 2001, mi papá se salvó de morirse, tuvimos que cuidarlo de un derrame cerebral, justo en esos días yo tenía lastimado el dedo pulgar que en Noviembre de ese mismo año casi mutile por completo. Me levanto de mi banquito en mi trabajo de operario en una fábrica de pegamento después de almorzar dos magros sandwichs, voy y tomo dos tragos de gin barato (costumbre que le robe al ruso), sigo con mi almuerzo, en un momento miro las copas de altisimos arboles cercanos al lugar y veo una humilde ave rapaz planear alrededor de uno de ellos, es tan espléndida la visión que me quiebro y empiezo a lagrimear, en el diskman sonaban los Spoonfed Hybrid.
3º Toma: Invierno del 2005. Un hombre de 30 años sin ocupación fija mira que tiene una cantidad grande de cds sin escuchar como corresponde (con atención), lo echaron de la plaza donde quería piratear con su colección, esta inciertamente enamorado de una chica que cree que no le va a dar bola, por su amor arma una colección de canciones de amor (que son 60) y elige, entre otras, Stolen Clothes de Spoonfed Hybrid, todavía se acuerda de la melancolía que le trajo ver la ilustración celeste del sobre interno, como tapiz visual de la canción Lynched, como cuando era chico y le pasaba los deditos al tejido del mosquitero mojado por la lluvia, pintando de agua los cuadraditos. Este hombre llora emocionado al armar el recopilado, llora al ver películas tales como El ladrón de orquideas y El gran pez. Este hombre se sienta a escribir esto y sabe que el disco no es EL GRAN DISCO pero poco le importa. Supo, hace ya 4 años, que en alguna parte vio ese nombre: al lado de Bark Psychosis por aquí, hablando acerca de alguna escena por allá. Supo que Guernica es un subsello del legendario sello 4AD, que Guernica editó también a los imprescindibles Insides. Y al muy tacaño le gustó mucho que el cd costara solo $2,5. Yo lo miro y parece derrotado pero también parece angelado. Como en secreto busca y busca. Como en secreto algo va a encontrar. Por hoy, él encontró la canción Boys in Zinc, la que cierra el cd. Lujoso final: de disco y de nota.
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