1 – Voy a empezar a comentarles este documental de 2020 con una lista de protagonistas. Bellas implicadas en las artes sonoras conocidas como músicas. Músicas (danzas de sonidos, ruidos y silencios) en las manos de músicas (danzas de razones, emociones y vidas).
Lisa Rovner (la
directora de la película) (1979)
Laurie Anderson
(la narradora) (5/6/47)
Laurie Spiegel
(20/9/45)
Suzanne Ciani
(4/6/46)
Clara Rockmore
(9/3/11 – 10/5/98)
Aura Satz (1974)
Delia Derbyshire (5/5/37 – 3/7/01)
Daphne Oram (31/12/25 – 5/1/03)
Eliane Radigue (24/1/32)
Bebe Barron (16/6/25 – 20/4/08)
Pauline Oliveros (30/5/32 – 24/11/16)
Maggi Payne (23/12/45)
Jessica Rylan (1974)
Maryanne Amacher (25/2/38 – 22/10/09)
Nadia Botello (1986)
Kim Gordon (28/4/53)
Holly Herndon (1980)
Sarah Davachi
(1987)
Wendy Carlos
(14/11/39)
Ramona González
(aka Nite Jewel) (1984)
2 – Ojo, no todas
son tan protagonistas. Algunas de ellas aparecen en este film como voces en
off, comentando acerca de vida y obra de colegas de antaño. En cuanto vean este
documental, de inmediato se van a dar cuenta de quienes protagonizan aquellas
historias y quienes comentan. No lo quiero aclarar para obligarlos a averiguar
por ustedes mismos.
3 – El poster de
promoción de esta producción, ese que figura más arriba, ilustrando este post,
viene con una foto de Maryanne Amacher. En un momento de la película vemos un
video tipo casero. Es una filmación de una sesión sonora en su casa. La artista
pone a funcionar a todo volumen toda la parafernalia tecnológica que tiene en
su casa. Ella está “rockeando el hogar”, como señala Kim Gordon en off. En el
ínterin, vemos al noisemaker Thurston Moore atestiguando todo esto en algo así
como maravillada perplejidad o una aletargada inquietud. Piropos y más piropos
para la duenda del ruido electrónico.
4 – El film
establece que las músicas electrónicas fueron y son más amigables a los
universos femeninos. He aquí la narración de los comienzos de una emancipación
cultural, llevada a cabo a través del trabajo sonoro. Instrumentos y aparatos
electrónicos que posibilitaron la creación de nuevos lenguajes musicales, tan
radicalmente nuevos en ocasiones, que había quienes se ponían a discutir si a
eso se le podía llamar música o no. Para mí, fue y es una discusión sin
sentido. Poco me importa si se llaman músicas o se llaman lo que sea, yo me
siento a experimentarlas.
5 – “Muchos
sonidos nunca han sido escuchados por humanos. Algunas ondas sonoras no las vas
a escuchar, pero te van a llegar. Técnicas de tormenta estéreo combinan
cantantes, instrumentalistas y complejo sonido electrónico. La intensidad
emocional está en su máximo.” Esto es lo que podemos leer en el reverso del
vinilo de White Noise llamado “An Electrical Storm”. Esta excelente obra
maestra de la psicodelia electrónica de los sixties apareció en 1969. En
aquellos lejanos días, un tal David Vorhaus unió talento y fuerza creativa con
Delia Derbyshire y Brian Hodgson. La primera, protagonista fundamental de estas
historias electrónicas. El segundo aparece en el film dando su testimonio en
off. Ambos supieron formar parte de la Unit Delta Plus y luego fueron a White
Noise. Cuando escuchas maravillas como “Love Without Sound” y demás gemas de
este discazo y las relacionas con la increíble cantidad de trabajo que les
llevaba a Delia y compañía el poder armar esas sonoridades, se te vuela la gorra
y la tapa de los sesos. Sí, tienen razón, la intensidad emocional está en su
máximo.
6 – Claro,
estamos con Hermanas con Transistores, así es. Pero también aparecen, aquí y
allá, algunos hermanos haciendo sus comentarios. Jean-Michel Jarre, Andy
Votel, Rhys Chatham, Morton Subotnick, Charles Amirkhanian, David Rosenboom,
etc.
7 – Un buen
momento para el hipervínculo sin hipervínculo. Quienes quieran saber un poquito
más de Pauline Oliveros pueden ir al post del 21 de marzo del 2020. También
estarán quienes deseen saber algún extra sobre Ramona González, los cuales
pueden ir a chequear el post del 26 de agosto del 2017.
8 – Hay, en estas
mujeres, una suerte de liviandad. Genias de las artes musicales, pero sin el
ceño fruncido. Una seriedad y disciplina en el trabajo que no vuelve agrios los
gestos y las posturas. Esa emocionante actitud, están jugando y te invitan a
jugar. ¡Y esa emoción! Cerca del final, la podemos ver a Eliane Radigue. Está
sentada, escuchando a un ensamble de jóvenes músicos. Ellos reinterpretan su
trabajo del ayer con nuevas instrumentaciones. Son quienes aprecian y
entienden. Ella llora emocionada, quizás casi sin poder creerlo hecho realidad.
Hoy su obra ha sido redimensionada.
9 – Lisa Rovner
nos dejó este documento audiovisual para que todos podamos pensar y disfrutar
al mismo tiempo. Unas hermanas electrónicas haciendo que el aire mute con sus
alas de mariposas sonoras. Sutil encanto de poderes dulces.
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