“Around the
same time, Eitzel attached a much better set of lyrics and vocals to “Son”, an
album by his San Francisco peers Toiling Midgets – look too for their excellent
junkie mumble album, “Sea of Unrest”. Eric Weisbard
Entrada sobre American Music Club en el libro Spin Alternative Record Guide
1995 Vintage Books página 12 EE.UU.
Hasta donde mi memoria llega a recordar,
esto es toda la literatura que me llevó a este disco, ese párrafo que cite al
principio del post. Lo incluí así, en inglés, para no traicionar al texto
original con mis adaptaciones al castellano. Aunque el libro es del ’95, yo lo
pude conseguir al año siguiente y en 1997 llegue a hacer la traducción de
aquella entrada sobre el grupazo American Music Club. El CD en sí lo compre,
original y en oferta, en el ’98. En lo que respecta a las Fonolas, pueden ir a
la Fonola número 5 del 25 de marzo de 2014, a la canción número 246
(“Destiny”). Esta canción abre el disco, siempre me gustó el inicio de este CD.
Hoy, voy a tratar de rememorar esas otras canciones que no entraron en las
Fonolas.
Es cierto que no tengo libros o revistas
que hablen de ellos pero el CD venía con booklet y este trae algunos datos a
agradecer. Los Toiling Midgets eran un quinteto: dos guitarras, bajo, batería,
vocalista. Comenzaron como combo instrumental, resultado de la combinación de
dos bandas punk de San Francisco: The Sleepers y Negative Trend. Luego se les
unió Ricky Williams con su voz y sus letras, figura de culto cálidamente
recordada por Tom Mallon en ese mismo booklet.
Este disco es la demostración de que el punk tiene más para ofrecernos de lo que
comúnmente los oyentes están dispuestos a esperar. La combinación entre lo
acústico y lo eléctrico en “Late Show”. Los cambios de velocidad de “Destiny”.
La voz singular de Williams, poderosa y burlona, imprimiendo urgencia, poder y
desviación a esas canciones. “Microage” y su impresionante fuerza. El juego
entre las dos guitarras.
Dicen los que saben, en ese booklet, que
Williams fue un incisivo letrista y vocalista de atención pero también un tipo
inestable que dejaba a la banda de garpe en más de una ocasión. De hecho, está
“All the girls cry” como track instrumental para atestiguar toda la bella
amenaza de la banda ya sin su cantante presente, quien luego falleció.
Mark Eitzel, el genial y sensible cantante
de American Music Club, es mencionado como discípulo de Williams en el booklet.
Yo no sé si fue tan así, más allá de que ambas bandas compartieron tiempos,
geografías y miembros de banda.
La reedición en CD de este disco es de
1993, por el sello Fistpuppet Records. El arte de tapa, con un dibujo en blanco
y negro, casi pasó desapercibido en la batea de ofertas de aquella disquería
sobre la avenida Santa Fe, en una de esas famosas cuevas donde nos internábamos
a extraer estas piedras preciosas en la forma de once canciones.
“Sea of Unrest”, la canción, la cual cierra
este disco, parece una canción parida por unos Nick Cave and The Bad Seeds en
esos grandes momentos que suelen tener. Cuando menos lo esperábamos ya se
terminó el disco y estoy listo para beber algo más.