1 – Hace unos meses atrás, cuando di por
terminada la colosal tarea de hacer las Fonolas, deje, en algunos de los posts posteriores,
algunos de esos pedidos demenciales míos a cualquiera. Pedí que me pidan
historias y pedí que manden las mismas por mail. Tan solo un lector dejó su
pedido en los comentarios y hace mucho que no reviso mi mail, así que no sé si
alguien dejó algo allí para publicar o no. Hoy estoy cumpliendo con ese pedido.
2 – Para fines de octubre de 2010 me junte
a charlar con mi sobrina María Luz. Ella todavía vivía con sus padres acá en
Moreno. Entre mates, palabras y risas, yo me lleve en un pendrive un montón de
archivos mp3 de Las Pastillas del Abuelo. Con todos esos tracks me arme cuatro
discos el 10 de noviembre. En aquellos días elegí no hablar de ellos en
SS.II. porque no me había parecido que
se hubiesen destacado en nada en especial. Varios años después decidí hacer y
publicar Fonolas y ahí sí di testimonio de haberlos escuchado. Las dos
canciones del grupo que elegí nombrar están en los ordenes 1701 y 1702 de la
Fonola de materia gris (Parte 35) que fue editada el 10 de julio del año
pasado.
3 – Luz tiene los discos originales de la
banda. También fue a verlos en vivo en varias ocasiones. Su hermano, el Pequeño
Saltamontes, también los vio en vivo. En aquellos días, hoy tan lejanos ya, yo
le dije a ella que iba a sumarme a la patota para ir a verlos. Hasta el día de
hoy no cumplí y, honestamente, no creo que lo haga en el futuro. EPS es el
lector que me pidió este texto y yo…
4 – Yo no creo ser quien debería escribir
esto. Sospecho que los textos sabrían mejor si fuesen cocinados por Luchiz o
por EPS. Yo no sé nada de Las Pastillas del Abuelo, ni siquiera me gusta la voz
del cantante, ni me siento apasionado por sus músicas. Pero por algo los nombre
y por algo prometí.
5 – Mi versión de “Enano” no es la versión
original que apareció en 2006. Mi versión suena como un demo casero grabado en
vivo con las voces del cantante y compañía hablando mientras de fondo suena el
riff de guitarra acústica que se mantiene a lo largo de gran parte de la
canción. Gracias a ese riff, la canción figura en las Fonolas. Mi versión
atorranta de la canción suena menos convencional, menos “rockera”, se me
antoja. Sin solos, con percusión antes que batería, con aplausos al final. Al
escuchar la canción, me siento como que estoy con ellos y me siento sin
presiones. No hay que saberse la letra de memoria, no hay que poguear. Y de paso,
sentado con ellos, entre mate y mate, pedirle al cantante que deje el acento de
barrio a un costado. Que así, su universo expresivo empezaría a crecer.
6 – Nada tengo para decir de la letra. Esto
marca una gran diferencia entre quien me pidió que escriba esto y yo. Sospecho
que El Pequeño Saltamontes basa su pasión por esta canción en lo que dice la
letra, en las cosas que la letra le cuenta a él. A mí la letra no me terminó de
conmover.
7 – La reunión entre ustedes y yo está en
cada canción que se nos antoje compartir. Convencer a otros es nada, compartir
con otros es todo. En cada reunión me voy a sorprender de percibir lo distintos
que somos. Me voy a sorprender por las porquerías que ustedes escuchan y
también ustedes se sorprenderían de las porquerías que escucho yo. Nos vamos a
emocionar cuando justo nos gusta lo mismo por casi las mismas razones.
En este mundo que está cada vez más hecho
mierda ¿hay algo más lindo que compartir?
1 comment:
Tarde pero seguro.
Gracias por cumplir.
Y, sí, acertaste. El poder de esa lírica fue lo que me conmovió... pero sospecho, además, que la versión casera a la que te referís es la misma que escuché yo y a través de la cual me enamoré por primera vez de esta canción. Si es esa, no sé... hay algo que hace que esa combinación atorrante de guitarra, voz y armónica pegue tan bien y logre un efecto cautivante que no se repite en ninguna otra.
No he vuelto a oír esa versión y, en comparación con otras que andan pululando por YouTube, me sigue pareciendo insuperable.
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