Hubo que viajar hasta Liniers y después tomarse el 21 hasta
Tecnópolis. Me pase como un animal por mirar en el lugar incorrecto buscando el
sitio. Hubo que volver caminando unas quince cuadras hasta alcanzar el lugar.
Mirando bien, lo ubique al Pequeño Saltamontes (EPS de aquí en adelante) que
fue el fiel amigo que me acompaño y que disfrutó (y también se tuvo que fumar)
shows memorables. Hidratándonos para afrontar el esplendor de la jornada.
Charlando. Mirando gente pedaleando en un vehículo que servía de promoción de
un producto que ya no recuerdo. Esperando.
Juana Molina – Un día voy a ser otro distinto
La última vez que la vi en vivo fue la primera vez. En el
ND/Ateneo el 12 de agosto de 2006 (ver post del 14 de agosto del mismo año).
¡No me había dado cuenta que pasaron diez años para que llegue está segunda
vez! Juana estaba acompañada de un baterista- percusionista y de un
guitarrista- tecladista. Entre los tres se mandaron un recital de 5 Macos.
Estuvo magnifico, tal cual me lo esperaba. No creo que EPS opine lo mismo que
yo pero ese es otro tema. Tocó sus temas más rítmicos, esas maravillas: “Eras”,
“Ferocísimo”, “Sin guía, no”, “Un día”. Tocó más canciones pero me traiciona la
memoria y también me quedó la impresión que hizo canciones nuevas. Éramos un
montón de bichapongs agitando nuestros cuerpos en bailes raros. Nos bailaba
nuestro baile, era un éxtasis de aire rítmico. Gran, gran recital. Distintos
por un rato distinguido. Y seguimos.
Capital Cities – El barbudo que te pone a bailar
El recital de Juana Molina tuvo lugar en el Arena (marca de
cerveza que no voy a nombrar- un lugar bajo techo) y para ver a los Capital
hubo que mudarse al escenario al aire libre llamado Outdoor Stage (marca de
auto que tampoco voy a nombrar). Nos invadieron las marcas. Hace rato, mucho
rato. 3 Macos y medio para el recital al que nos quedamos poco. Los escuchamos
haciendo Breathe de Pink Floyd (The dark side of the moon, 1973), haciendo su
propio “Kangaroo Court”. No sabemos si se despacharon con “Safe and sound”. Nos
íbamos para no perdernos a Wilco. Estábamos en eso cuando le comente,
asombrado, a EPS, que su público se quedó firme escuchando música e
instrucciones, no se movilizó, tal cual hacíamos él y yo. Asombroso. Fieles al
dance. Y seguimos.
¡Señores, dejo todo, me voy a ver a Wilco!
Los Wilco son una banda enorme, con un reportorio brillante
y las expectativas con las que fui a verlos eran altas. Y superaron mis
expectativas por mucho. Le doy 5 Macos a su recital y me quedo corto.
Arrancaron con “Random Name Generator” y terminaron con “Spiders (Kidsmoke)” y
en el medio hubo toda clase de maravillas sonando. Antes de seguir nombrando
canciones, voy a hablar de los integrantes de Wilco. Está John Stirratt en el
bajo y coros; Glenn Kotche en batería y percusión; Jeff Tweedy en voz,
guitarras y composiciones; Mikael Jorgensen en teclados y piano; Pat Sansone en
guitarras, teclados, percusión y lo que sea; y Nels Cline en primera guitarra.
Más allá de que no tocaron “You Satellite”, que “Ashes of American Flags”
también estuvo ausente (¿quizás para evitar algún enojo del público argentino
que podría interpretarla como chauvinista cuando no lo es?). Más allá de un par
de canciones más que esperaba escuchar y
no tocaron, están las que sí tocaron. Sin orden de aparición: “Heavy Metal Drummer”, “Impossible Germany”, “I
am trying to break your heart”, “Art of Almost”, “Jesus, etc”, “I’m a Wheel”,
“Theologians”, “Handshake Drugs”, “I’m the man who loves you”, “I’ll Fight”,
“Via Chicago”, “Monday” y hasta acá me acuerdo. Hicieron varias
canciones más pero no logro identificarlas, incluso creo haber escuchado que
hicieron un viejo hit de su primer disco pero no lo conozco bien. Porque yo me
sume a seguirlos desde el disco “Yankee Hotel Foxtrot” de 2002 (el cual me
conseguí en el 2007). Aun no escuche nada de los discos anteriores y estaría
piola hacerlo. Tampoco escuche su último disco “Schmilco” de este año. Bueno,
¿Qué más decir? Que Nels reventó la cuerda de una de sus guitarras gracias a
una de sus muchas furibundas ejecuciones de guitarra (tomando las mejores
lecciones de Sonic Youth). Que Jeff tiró un “Por ahí nos quedamos a vivir acá”,
entusiasmado por la respuesta del público. Glenn de pie sobre los bombos de su
set de batería antes de “I’m the man who loves you” que parecía gritarnos
justamente eso. La voz de Jeff, esa voz, la que estás recordando justo ahora.
La parodia al “guitar hero” de Pat, moviendo en círculos su brazo al tocar la
guitarra y en pose. La sobriedad de John y Mikael tocando sus instrumentos. Los
instantes free en “Via Chicago”, alto quilombo de Nels y Glenn en el medio de
una relajada canción folk. Que los Wilco nos hicieron saltar, cantar a los
gritos, que no podíamos creer el hecho de poder estar ahí, viéndolos en vivo.
En un post del 10 de octubre de 2011 yo pedí que los traigan a Argentina. Cinco
años después cumplieron mi pedido. ¡Gracias! Fue excelente estar allí.
The Flaming Lips – El hermoso amor psicodélico delante
nuestro
Fui yo el que escribió “Ojala que vengan los Flaming Lips a
la Argentina” el 16 de junio de 2006. Y, años después, un lector de ese post me
dejó un comentario: “Ahora que vinieron, ojala los hayas ido a ver”. Pero
aquella vez falte a la cita porque las entradas estaban lo suficientemente
caras como para dejarme afuera, con la ñata contra el vidrio. Esta segunda vez
dije presente. Llegamos EPS y yo un toque tarde al evento, ya habían pasado dos
canciones, según nos contó alguien del público. Cuando íbamos caminando hacia
el escenario al aire libre podíamos escuchar “Yoshimi”. Hicieron “Space Oddity”
de David Bowie. Terminaron su set con “Do you realize”, una enorme canción.
Hubo muchas cosas positivas que rescatar de este recital de 4 Macos. El
despliegue escénico de personajes, los efectos, el arco iris inflable, la
burbuja en la que se metió y rodó Wayne, el gong. Los dos bateristas. Las
hermosas canciones. Pero, con todo lo bueno que contarles, a mi me quedaron
emociones mezcladas de este recital. Lo voy a decir: Flaming Lips no es una
banda para festivales, sonarían mucho mejor en un show de ellos solos, sin que
Wayne necesite arengar a la gente a que agite, sin necesitar tanto disfraz. Su
psicodelia es frágil, el duende de sus canciones es esquivo a los modos y
modales de un festival. Yo habría disfrutado aun más del grupo en otro
contexto. Igualmente ¡qué bueno que los pudimos ver!
Peaches – La chica punk electrónica que putea
maravillosamente
A esa altura, EPS y yo nos fuimos a sentar a la platea para
verla en vivo. Muy buen recital, le doy tres Macos y medio porque el
electroclash no es un estilo que me atrape en especial. Pero Peaches se la re
banco. Garra y sudor femenino y feminista con la ayuda de un par de performers
que entraban y salían con diferentes disfraces. La única canción que logre
reconocer fue “Fuck the pain away”, esa que suena en la película “Perdidos en
Tokio” donde el personaje de Bill Murray estaba en un strip club. La muñeca
brava se animó a caminar sobre las manos alzadas de sus fans. En acuerdo con
una mina que canta sobre pijas y bolas, al terminar su show, se pasó un trapo
que le tiraron del público por sus glúteos y por ambas axilas para devolverlo a
sus seguidores. Curioso premio.
Pet Shop Boys – Una enorme pista de baile para celebrarlos
El recital arrancó un poco más tarde de lo anunciado pero
nos dejó a todos contentos. Le doy 4 Macos. Hermosos efectos de iluminación.
También usaron máscaras y disfraces. Además de Neil Tennant y Chris Lowe había
tres músicos más, acompañándolos. Este dúo tecno pop tienen muchos hits, de los
cuales hicieron varios y algunos otros dejaron afuera. Porque se les dio la
gana hicieron “The Pop Kids” dos veces. Entre los otros hits que puedo recordar: “West End Girls”, “Love is a
Bourgeois Construct”, “New York City Boy”, “Se a vida e”, “Home and Dry”, “Go
West”, “Left to My Own Devices”, “Love Comes Quickly”, “It’s a Sin”. Hicieron
un tema que me gusto mucho durante el cual pasaban un video de unas hormigas
devorando figuras de hombres. Fueron el único grupo que pudo hacer bises. Un
rato antes de que salgan a tocarlos, EPS me decía: “Me gustaría haber escuchado
“Domino Dancing” o “Always on My Mind”. Acto seguido, salieron a tocar esos dos
hits en el orden en el que él los nombro, como si lo hubiesen escuchado. Cosa
‘e mandinga.
El rinconcito de los famosos
EPS vio a Bobby Flores y me lo señalo. Yo vi a Claudio
Kleiman que estaba viendo a Wilco desde la platea. Vimos a Juliana Gattas (la cantante de Miranda) junto a su marido
Sebastián Carreras (ex Entre Ríos, ex Índice Virgen) y a los pibes de Victoria
Mil cuando veíamos a los Pet Shop Boys. La gente de la FM Metro estaba transmitiendo
el evento.
El público – un tema aparte
Flojo, el público. Una chica estúpida nos retó a EPS y a mí
por cantar a los gritos “Impossible Germany”. Se ve que no le avisaron que
estaba en un recital. También hubo gente bardeando a Wayne Coyne gratuitamente.
Noté que un par de flacos me miraban de reojo mientras cantaba las canciones
que sonaban, tal si fuese algo fuera de lugar. ¡Fuera de lugar están ustedes
que parecían zombis atornillados a sus miedos! ¡Es un recital, paquetes! A un
recital no solo se va a ver y escuchar, también se va a amar. Y cada cual ama
como mejor le sale.
El Pequeño Saltamontes y yo terminamos cansados de estas
aventuras musicales. No nos quedamos a los DJ sets, se venía, a solo horas de
distancia, el día de la madre con reuniones familiares. Desafortunadamente,
tampoco vimos ningún artista del escenario denominado Music Box. Al pasar por
afuera, entre tantas idas y vueltas, yo iba parando la oreja para escuchar y lo
que sonaba era interesante. Pero no entramos a ver qué onda. Y nos fuimos.
Volver no fue simple y eso que no me volví a Moreno, me quede en lo de EPS un
rato porque luego ambos teníamos que ir a lo de Flor, Javier y Martina. Entre el sueño y el sol que nos
pegaba mal, íbamos caminando por Ramos Mejía- Haedo con las memorias llenas de
guirnaldas musicales. No tengo las palabras exactas para evocar lo bueno que
estuvo esa noche de festival. Las hermosas músicas te dejan así.