“Un narcótico simbólico y adictivo para digerir el fin de
las aventuras sociales” Colectivo Editorial Crisis Revista Crisis N° 13 Febrero
– Marzo 2013
1 – En 1977 Charly García se preguntaba y nos preguntaba:
“¿Qué se puede hacer salvo ver películas?” Eran los tiempos de la dictadura
cívico militar, las cosas estaban muy mal desde muchas ópticas y Charly daba
cuenta de esa gravedad a su manera, como podía. En 1988 actuó en la película
“Lo Que Vendrá”. Yo vi este film en 1990, en un ciclo de cine que organizaron
en Merlo, creo que la Dirección de Cultura del municipio. Las pelis fueron 4,
una por semana en un ciclo que duró todo un mes de primavera: Hombre mirando al
sudeste, Sur, El exilio de Gardel y Lo que vendrá. Fui con un compañero de
secundaria y recuerdo que salíamos comentando lo que habíamos visto y delirando
nuevos argumentos de películas que no íbamos a filmar.
2 – Empecé este post citando a la revista Crisis y lo que se
preguntaba García para tener un marco para discutir sobre un par de cosas
extras a la película en sí. La revista Crisis dijo lo que dijo refiriéndose a
las series extranjeras en el cable que engendran (o buscan engendrar) fanáticos
cautivos. Pareciera que estamos mirando series y películas porque allá afuera
no pasa nada. Quizás esto sea así, yo no lo puedo asegurar. Pero si puedo
asegurar que estoy un tanto molesto con ciertas cosas. Yendo al punto: este
verano, en el ciclo de cine gratis en El Rosedal que organizó la ciudad
autónoma de Bs As, vi varias películas, entre ellas Elefante Blanco. Y el film
es muy bueno pero me dejó un gusto amargo en el paladar de la mente por dos
motivos. El primero: como es una película con un fuerte contenido social, todos
los que la vimos podemos “chapear” de tener conciencia social, de que somos
buena gente, que nos preocupa como están las cosas en este mundo injusto. Y
ganamos ese prestigio de la consideración ajena por mirar un espectáculo, nada
más. Luego de ver la película, no solucionamos nada, no cambiamos nada,
seguimos cómodamente adormecidos en el permanente show de las imágenes de la
pantalla helada. El segundo: aunque intentaron señalarme lo contrario, yo
siento que Elefante Blanco es una película que no moviliza. La manera en que
están expuestas las historias se sienten como una asfixiante pesadumbre que
conducen al pozo sin fondo de la decepción social, de un desencanto
radicalizado con todo lo que nos rodea que no puede o no sabe proponer
alternativas. Es una buena película pero es (volviendo a citar a Crisis)
insuficiente. No auspicia nuevas aventuras sociales, exhibe la interminable
derrota que se experimenta en las villas de miseria y exhibe poco más que eso.
3 – Y ahora sí: te comentó de Lo Que Vendrá. La película la
conseguí este año y hoy ya no me parece TAN buena como me solía parecer cuando
recién la vi. Se trata de un película que muestra una ciudad de Buenos Aires
futurista, decadente, distópica. Los actores principales son Juan Leyrado (un
grande) Charly García (una revelación, actúa mejor de lo que recordaba) y Hugo
Soto (que actúo mejor en Hombre mirando al sudeste, acá me decepcionó
bastante). También anda dando vueltas, en un papel secundario, Rosario Bléfari
(que en los noventas brilló en el grupo de rock experimental Suarez y luego
siguió brillando en una carrera solista que sigue hasta estos días). En esta
Buenos Aires de pesadilla hay una suerte de totalitarismo burocrático abstracto
que no se entiende muy bien porque rige pero si se perciben sus efectos nocivos.
Se perciben sus ansias neuróticas por querer controlarlo todo. Se percibe el
combate mágico que lleva a cabo el enfermero García enfrentándose a la cara
visible de ese gobierno de represión. El que no se expliquen los motivos
políticos de esta dictadura le da al asunto un marcado carácter irracional que
también era el sello de todos los totalitarismos en nuestra Latinoamérica.
4 – Cuando volví a ver esta película 25 años después, me
causó gracia como cambie con el paso de todos estos años. El haber visto el
film solo una vez hace tanto tiempo me llevó a mitificarla en mi memoria. Hoy
ya no me parece tan grandiosa como cuando la vi. Pero, para mí, la película aun
conserva intacta una fuerza que también le encontré veinticinco años atrás.
Visualmente sigue siendo tan poderosa como ayer, tan intoxicante, tan seductora.
La banda de sonido me sigue gustando, la compuso Charly García. Las escenas que
me gustan son muchas y por eso es que recomiendo que la vean. Tiene esa fuerza
ebria fílmica de “Apocalypse Now” o “Blade Runner”. Son tres films bien
distintos el uno del otro pero que yo veo una y otra vez para drogarme con esos
planos, con esas imágenes de irrealidad que hipnotiza. Lo que vendrá no es una
película tan grande como las dos que acabó de citar pero sí que es igual de
atrapante.
5 – Uno de los curiosos aciertos del film es que “lo que
vendrá” no es lo que la película narra, es lo que la película espera. En varias
ocasiones se están vaticinando la llegada de nuevos tiempos. Como si funcionase
como metáfora de aquel ’88 de democracia, al año siguiente la hiperinflación se
devoró el mandato de Raúl Alfonsín y lo que vino después fue el “Brave New
World” del neoliberalismo menemista. En 1987 hubo un intento de golpe de Estado
con el levantamiento carapintada de Aldo Rico y luego vino el de Seineldín. Quizás
hasta fuese obvio que todo estaba dado para que alguien filme algo como “Lo que
vendrá”. Esto era cine independiente cuando todavía ese mote ni siquiera lo
planteaban los críticos de cine en los ochentas. El cine de hoy podría tomar
notas de este film y podría cambiar su humor. Para que el producto comercial,
que en definitiva es, tenga más y nuevos matices. Y que ese producto comercial
le hable al espectador (a vos, a mí) de tal manera que sea posible que los
cambios nazcan.