1 – Quiero empezar este post con una curiosidad que me causó gracia por un tiempo, una ocurrencia mía mejor dicho. En el último número que salió hasta el momento de la revista La Mano en noviembre del año pasado no se menciona en ningún momento el fallecimiento de Néstor Kirchner el 27 de octubre. No sé si solo olvidaron mencionarlo o hubo alguna intención en la omisión, si hubo algo deliberado en el acto de no mencionar su muerte. Luego se fueron sumando los meses sin la revista: Diciembre, Enero, Febrero, Marzo, Abril, Mayo…. Entonces fue que a comienzos de este año se me ocurrió pensar que el ex presidente les mando un gualicho desde el más allá, una maldición tipo “no volverás a publicar ningún número hasta que hayas reparado tu error. ¡Enmienda tu alma! La Inrockuptbles si recordó el acontecimiento. No puedo decir nada de la Rolling Stone porque casi nunca la compro. Así que, muchachos de La Mano: si alguno llega a leer este post prueben con prenderle velas a San Néstor y por ahí la suerte cambia.
2 – Más allá de cualquier broma, la verdad que duele e inquieta perder una gran revista como lo es La Mano. Da bronca. Tantas revistas horripilantes siguen su curso inalterable y nuestro refugio en el mundo se esfumo. Inesperadamente se fue. Me apresuro a notar que no es coincidencia que una revista cultural, aunque mayormente musical, desaparezca. Estos no son los buenos tiempos para medios de comunicación independientes que buscan, indagan, opinan. En la nota de opinión que apareció en el más reciente número de la revista Inrockuptibles (firmada por el periodista Pablo Conde, Nº 157 Año 14 Mayo 2011, página 92) el asunto está bastante bien explicado. Mucho mejor de lo que podría explicarlo yo. Y no me rompan las bolas con que es la falta de plata o que es Internet. Lo que faltan son movilizaciones culturales. Nos hace falta dejar tanta comodidad televisiva y salir a explorar o a cambiar la vida.
3 – Bueno. Antes de irme una vez más al carajo con mis discursitos voy a poner unos reparos, marcar algunas cosas que me pusieron a escribir este post porque la ocasión lo amerita. Yo me compre todos los números de la revista La Mano. Todos: desde Abril del 2004 hasta Noviembre del 2010. Nunca hubo dos números iguales pero si hubo varias etapas bien definidas, bien distintas las unas de las otras. Y me siento obligado por la sinceridad a admitir que la última etapa de la revista fue bastante floja. Inclusive para el verano de este año saque de las cajas y bolsas donde están guardadas todas aquellas viejas ediciones y las más recientes también. La diferencia entre el ayer y el hoy se veía incluso en el formato físico del producto. Antes sacaban revistas más lindas, más grandes. Luego la crisis empezó a diezmar la calidad y la cantidad. Pero siempre es mejor algo en los kioscos antes que el vacío de hoy. Me gusta pensar que este lapso de ausencia puede resultar en un renacimiento vigoroso del emprendimiento. ¡Te imaginas! ¡Una nueva Mano! Con las fuerzas de ayer, que otra vez sea esa revista con la cual nos enterábamos de la existencia de un montón de manifestaciones y opiniones muy valiosas, muy dignas.
4 – La ilustración que decora este post lo saque de la revista Inrockuptibles, podemos estar felices de todavía tener esta revista en los kioscos. Y todavía siguen trayendo la Rock de Lux. Atrasada, sí, pero con CD y toda la info de siempre. Y está Barcelona y Crisis y tantas otras que no sigo o no conozco. Pero La Mano tiene que volver. Tiene que volver y demostrarme equivocado. Que somos muchos los que queremos OTRA COSA. Que vuelvan aquellas voces. Que vuelva Cerdos y Peces. Que vuelva Esculpiendo Milagros. Que vuelvan las ganas de experimentar. Cuando pido que vuelvan aquellas viejas publicaciones no estoy pidiendo que vuelva el ayer sino que el presente sea más diverso, más fructífero. De lo contrario puede que terminemos abrumados, confinados, abatidos, cansados de tanto leer, escuchar y ver las mismas historias de siempre.
Saturday, May 28, 2011
Wednesday, May 25, 2011
Un gusto conocerte
Fueron y son muchos días de soledad. Te fuiste cuando menos te busque, quedaron tus colores todos en la mesa. Todos desordenados, todos tuyos los colores. Podemos arreglar todo si queremos pero tenemos que encontrarnos y charlar. Tenemos que dejar de pensar y esperar. Lo que me mata es esperar. Vos te dormías de aburrida conmigo. Yo sigo lento y pesado, insoportable. Recién hoy me puse a escribirte esta carta y no te la voy a enviar. ¿Qué era lo que querías vos? Todos esos colores que no se quedaron con vos. Tanta luz entre las hojas rojas. Más te miro y más extraña sos. Yo quería ser libre y alguna mentira por el estilo. Hoy quiero estar con vos y mañana no sé. Ahora estoy más inseguro que ayer, algo me dejo trabado, demorado en un viento que no existe. Me como las palabras que más me valdría escupir. Y seguís en mi cabeza, sueño de años. Te vi dormida, despierta, mirando la luna por la ventana del verano, con tu pelo traías olor a rocío. La noche estaba toda tirada, desparramada, desnuda de nubes, toda estrellada aunque no se notaba porque tenemos humo de ciudad. Nos pasamos viendo películas en silencio un montón de veces, escuchando la radio a veces pero nunca te hice escuchar mis discos. Tenía miedo de que vos también me dijeras que escucho cosas muy raras. Mentí mucho para seducirte y me la paso conjeturando solo acerca de lo que vendrá. Me engaño a mi mismo y se está volviendo algo muy aburrido. Quiero terminar algo de una buena vez. Me dijiste que no querías salir conmigo pero nunca me quedó bien claro porque. Se me amontonan sueños en la memoria cuando despierto pero me olvido de anotarlos. Me olvide notar como hacerte cambiar de idea. ¡Como saberlo! ¿No? Extraño nuestro calor, cuando me di cuenta, por fin, que te extrañaba, me di cuenta al mismo instante que me tengo que convertir en Sol, volverme el generador y no pensar en añoranzas. Tengo que ser el calor y dejarme de boludear. Vos vas a venir con tu aire intrigado a preguntarme sobre tus cosas y yo voy a ser menos egoísta para escucharte. No voy a ayudarte a esconderte. Ni sueñes con correrle a la muerte. Yo no corro pero mucho menos quiero seguir parado acá como un idiota. Mi corazón parece sano, quiero aprovecharme de eso. Vos también te sentís sola como yo. ¿Te acordás? La chica en la película diciendo que Dios está presente siempre entre la comunión de las personas. “Justo acá” decía y marcaba el espacio vacío entre ella y el muchacho. Justo acá está Dios entre vos y yo. Ser una religión es ser unidos por algo que no sé que es pero sé que puede estar. Puede estar cuando tenga mis ojos bien instalados.
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