Entre el 16 de marzo del 2007 hasta el 14 de diciembre del mismo año estuve viviendo una experiencia asombrosa. Curse el primer año del profesorado de inglés en el Instituto Superior de Formación Docente Nº 21 Ricardo Rojas aquí en Moreno. Esa fue la principal razón por la cual publique tan pocos posts durante el 2007. No solo la falta de tiempo, sino también ver a muchas de mis dudas e inquietudes expresadas y canalizadas durante las clases y en las reuniones de compañeros de clase. Incluso decidí apostar a intentar hacer algo por mejorar el instituto y me sume a la Cooperadora. Todavía estamos en eso.
Durante el año formamos un grupo de gente bastante interesante y heterogéneoen la clase. Por estos días estoy extrañando a algunas de esas personas un montón. Era algo más que aprender y ver como aplicarlo. Era escuchar y ser escuchado. Discutir en público o analizar en soledad en mi casa acerca de todo lo que se trataba durante las clases. Y, en plan de sinceridad, fueron tantas cuestiones puestas en escena y tan ricos los matices que la tarea de poner todo eso en este post me parecía (me parece) algo arduo, tan arduo que llevo más de un mes dandole vueltas al asunto. Pero ya escribí otras inexactitudes pretensiosas en este blog y en otras partes anteriormente y es así que aquí voy otra vez!!!!
¿Que significa educar en la era posmoderna que nos toca vivir? ¿Que es éxito y que fracaso? ¿Que es lo que tenemos que lograr? Porque bien sé que nos es tan solo enseñar un lenguaje, siempre hay un extra que, quiera uno o no, viene incluido, agazapado, en la tarea de un docente.
Pero por sobre todas las preguntas también quiero alimentar la idea del desafío que afrontar todos los días. ¿Como escuchar a los pibes? ¿Que puedo yo decirles que les represente un sentido, algo que los guíe por los lugares a donde ellos han decidido por si mismos conducirse? ¿Como respetar autonomías cuando lo que manda es ese anquilosado autoritarismo mental que nos patotea a todos? Pregonar por la libertad en el medio de un mundo de disciplinamiento a un contrato social es contradictorio.
Por supuesto hay más de lo que puedo ver: como desarticular la estructura de repetición de arbitrariedades que el sistema educativo parece representar, como plantar esperanzas desesperadas en el medio de la calma atroz del nihilismo imperante, reconsiderar materiales y temas tocados en consideración de lo que alumno vive, sus necesidades, su hábitos cotidianos. Alentar el error que en muchas ocasiones enseña más que el acierto. La tolerancia como ámbito para nuevas reflexiones y no como el manto que cubre y acepta el rigor del pensamiento único. Como quitarle el aura elitista que la enseñanza del inglés parece tener, eso que parece de todos pero resulta ser de pocos. Además (¡como olvidarlo!) aprender a manejar el idioma con más destreza y no tan solo balbucearlo como a menudo me ocurre.
A modo de prematura conclusión, aun sabiendo que no enumere todo lo que alcanze a ver en el Rojas durante el 2007, tengo que decir que, si bien siempre espero que estos posts en este blog sean leídos por la mayor cantidad de gente posible, escribí este post en particular para mi “yo” en el futuro. Para no olvidarme de lo que me prometí hacer en este presente. Que todos estos desafíos y preguntas permanezcan frescos en mi cabeza y siempre presentes durante todos los años en lo que trabaje de docente. Que no se me acaben las ganas de crecer. Que la gracia me inspire. Que alguien encuentre útil lo que tengo para enseñarle, sea como sea que se llame ese acto misterioso que es decir algo y que alguien que te escuche lo entienda, tanto como para asumirlo como propio o rechazarlo por ajeno a su ser, o al ser que todos somos.
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