Thursday, November 08, 2018

Los 138 discos que nadie te recomendó (2017)



1 – Este libro fue publicado por Grijalbo, editorial que pertenece a Penguin Random House Grupo Editorial, tal cual la editorial Debate, la misma que editó el libro de Fischerman que comenté unos días atrás. El libro de hoy fue escrito por Ernesto  Gontrán Castrillón y Sergio Coscia. Aunque el arte de tapa del libro es un tanto trillado también es muy efectivo, no podemos dejar de prestarle atención a un libro con semejante aspecto. Yo lo estuve hojeando en una librería el año pasado, justo en un momento de escasos dineros y deje el asunto a un costado. A pesar de la malaria de este año lamentable, igualmente me pude comprar un ejemplar.
2 – El libro está piola, sí. Que hayan decidido ordenar cronológicamente los discos es algo que agradezco, el orden alfabético no dice nada (será práctico para encontrar rápido al artista del que buscas leer pero nada más) y el jerárquico termina cansando un poco (en el número uno siempre van a ubicar a The Beatles, o alguna banda o solista clásico del rock similar, y cerca del puesto 500 a alguna banda o solista de nuestros tiempos, ni siquiera voy a discutir si tendrían razón o no, es que no importa si está en el puesto 5 o en el puesto 3200 de los mejores 5000 discos de todos los tiempos, vos contame del disco, yo después veo que me parece).  Y algo de razón tienen Coscia y Castrillón, varios de estos discos han quedado un tanto olvidados pero ¿seguro que NADIE me los recomendó? No estoy tan de acuerdo con esa afirmación. Sería mejor haber titulado al libro “Los 138 discos que te han recomendado poco” o “Los 138 discos que nadie te recomendó como lo hacemos nosotros”. Ahí tendrían más razón.
3 – Números. Son 138 discos, 69 discos para cada autor. Ok. Pero esa equidad en las cantidades de reseñas se muestra desbalanceada cuando empezamos a chequear décadas. Las nueve notas sobre los discos del 2005 al 2015 solo son de Coscia. De los 43 discos de los ‘50s y ‘60s, 41 los comenta Castrillón y solo dos Coscia. Los ochentas también son de Coscia (11 notas de él versus una sola de Castrillón). Los noventas también (12 de Coscia y una de Castrillón). Solo en los ‘70s aparece algún tipo de trato “cincuenta-cincuenta” (35 discos comentados por Coscia y 26 por Castrillón). Castrillón se reservó para si sus opiniones sobre gran parte de los ochentas, noventas y los últimos 17 años hasta 2017. Coscia nos dijo más bien poco acerca de los cincuentas y sesentas (y de los 50’s hay 4 discos comentados, en varias fuentes que he consultado, esa década sigue misteriosa).
4 – Hay otro desbalance. Hay 128 discos de grupos y solistas extranjeros y 10 de grupos y solistas nacionales o similares (Uruguay, Chile). Ah, los 80’s, ‘90s y los 2000 suman 34 discos, mucho menos que los 61 solo de los 70’s. (Nota al margen: ¿fue decidido por los autores todos esos años sin discos, o con pocos discos, para destacar o hubo  recortes por parte de los editores?)
5 – Más números esta vez relacionados con etiquetas. Cito: “Hemos querido encuadrar algunos de estos “incunables” discográficos elegidos tan arbitrariamente por nosotros en varias categorías para mayor referencia de nuestros electores”. Trazaron 14 categorías: Clásicos ignorados (35 Notas); Discos malditos (10 Notas); Los inconseguibles (8 Notas); Los inclasificables (17 Notas); ¿El peor de todos? (4 Notas); Detestados por la crítica (8 Notas); Lo mejor de lo mejor (18 Notas); Placer culposo (5 Notas); El tiempo les dio la razón (6 Notas); Los inolvidables (3 Notas); El triunfo de los humildes (3 Notas); Joyas secretas (9 Notas); Encuentros providenciales (8 Notas) y Los imprescindibles (4 Notas). Como podrán deducir de ciertas etiquetas, hay pica con la crítica musical. Mucha pica. Y eso que uno de ellos escribió crítica musical en el diario La Nación a fines de los setentas (¿quizás por eso?) Lo que parecen no notar los autores es que tanta bronca hacia los que escribieron ayer hace que esa crítica más que ser descartada sea revalorizada por el trabajo de ellos. Ellos no están buscando librarnos de todo canon, están escribiendo laboriosamente para construir uno nuevo, uno donde Prefab Sprout pesa mucho más que The Rolling Stones. ¿Y qué tiene de malo algo así? Que, siempre y cuando defendamos un canon, vamos a cuidar ese lugar llamado “Detestados por la crítica” pero ya no va a ser ocupado por “Ram” de Paul McCartney sino por algún otro disco. Si defendemos un canon en particular por sobre otros, vamos a terminar etiquetando “discos malditos”, sin canon no nos veríamos obligados a maldecir nada en especial. Pero si vamos a defender al canon, al menos hagámoslo en el nombre del Padre, ese que solo bendice discos con buen gusto.
6 – En esta última ironía llegue a lo que más me molestó de esta obra. Hay un latiguillo, un lugar común, una expresión que se iba repitiendo de reseña en reseña y de autor en autor. “Buen gusto”. Esta expresión aparece 4 VECES en la reseña que Castrillón escribió para el disco de Yves Duteil en las páginas 213 y 214. Estoy casi seguro de que ese disco me va a gustar una vez que lo escuche, me llegó lo mucho que le gustó esa obra pero ¿Qué carajos significa “buen gusto”? Me hace acordar a cuando yo hablaba de eso de la “buena música” en el post “Invisible Significado”. Esa expresión me suena a vicio burgués, ese mismo vicio burgués que ellos dicen estar combatiendo. Y remarca lo subjetivo del análisis que ellos tienen, una subjetividad que este blog también tiene en abundancia pero con una diferencia. No creo haberme puesto canónico en mis observaciones. De hecho, si quisiera ponerme canónico ni podría, a los defensores de cánones les disgusta algo como “Videoclip” de Miguel Conejito Alejandro y yo amo esa canción. Esta clase de comida chatarra es aborrecida por los comedores de manjares caros, exclusivos.
Concluyendo, si dejas a los lectores abandonados a la pura subjetividad, te va a pasar como cuando les contas que te enamoraste: te felicitan, te desean lo mejor para tu vida con esa persona pero nadie ve lo que vos ves. Todo gusto es subjetivo, seguro, pero las obras tienen marcos de producción y consumo bien objetivos. Hay coyunturas históricas que favorecen ciertas expresiones y no otras. Cosas que no deberían quedar afuera viniendo de alguien que habla de un disco y lo dice dentro de un libro que me salió seiscientos pesos. Un dato bien objetivo.
7 – Por supuesto, más allá de mis desacuerdos marcados con esta obra, a mí me gustó bastante el libro. De hecho, en varias ocasiones, de algún modo, coincido en gustos con ellos, en especial con Coscia. Siento que estoy más ubicado en el “lado Coscia” de la vida.
Pero cuando le permitís a alguien que en el prólogo de tu libro empiece a dilapidar tiempos y energías quejándose (sin siquiera asumir el atreverse a dar nombres, así con tonito ceñudo y mala onda pero escondiendo las manos) sobre Los Twists y Los Auténticos Decadentes (página 11), entonces me estás diciendo que siempre vas a defender a la culpa, siempre vas a cuidar la vergüenza de que te guste lo que te gusta, esos “placeres culposos”.
Pero yo sé que el amor le va a ganar al miedo, sí, y cuando eso pase, ya no va a ser necesario esconder nada ni mirar mal a quien disfruta de otras músicas que no sean esas músicas nuestras. Te gusta lo que te gusta porque vivís donde vivís y vivís como vivís.
8 – Dos cosillas antes de irme: Mal para Castrillón en la página 38 cuando nos recomienda que nos acerquemos a Los Zafiros sin miedo, que no son comunistas esos cubanos de principios de los sesentas, asumiendo que no queremos saber nada con las músicas hechas por comunistas. Yo lo tome como si dijese: “escuchen esto tranquilos, que no es el zurdo de mierda de Silvio Rodríguez”. ¿Habré leído mal una vez más? Bien para Coscia en las páginas 191, 192 y 193 (aun sin compartir que hay que menospreciar al “rock de la calle” o al “rock progresivo”) que me explicó el glam de tal manera que quede mucho más estimulado a querer saber más que después de leer casi 700 páginas del libro de Reynolds sobre el tema. ¿Habré leído mal una vez más? Quien sabe…
9 – Al terminar de leer este post, justo me acorde de que Mariana Enríquez dice que se pasó la vida entera respondiendo a la pregunta ¿Por qué no te gustan los Beatles? Tal vez no sea tanto responsabilidad de las músicas de ellos como de los insufribles “beatlemaníacos” y sus canónicas formas de acompañar su gusto. Pero ¿Qué culpa tienen los Beatles de los pobres tontos que los idolatran? Por eso, conseguí este libro (o que te lo presten) y busca esos discos, viví tus experiencias y conclusiones. Que lo demás no importa nada.


Sunday, November 04, 2018

Norberto Cambiasso – Que cien flores florezcan (2018)



1 – Quienes podrían estar siguiendo este blog (cosa que desaconsejo, pues yo quiero que ustedes sean felices) quizás estén realmente hartos de que escriba una y otra vez acerca de Cambiasso. Es que no hay muchos autores a tener en cuenta en estos días. Encima mis otros dos críticos de músicas favoritos, Alfredo Rosso y Pablo Schanton, no editan libros y no sé si se trata de que no pueden o no lo desean. Por lo tanto, casi no me queda más alternativa que insistir con un mismo autor. Pero razones me sobran y en eso estoy, en contarles porque necesitamos leer y releer este libro.
2 – Gourmet Musical es la editorial que publicó este libro, la misma que publicó “Vendiendo Inglaterra por una Libra” en el 2014 del mismo autor. Los dos tomos que se prometieron hace cuatro años aun siguen en compas de espera. Leandro Donozo y Norberto Cambiasso han decidido publicar esta compilación de artículos, los cuales ya habían aparecido en los más diversos medios, antes que insistir con aquello de la progresiva británica. Es una buena decisión, no obstante, por favor, no se olviden de publicar esos libros prometidos.
3 – Es una buena decisión puesto que, hoy por hoy, bien podría ser como un secreto eso de conocer quién es Norberto Cambiasso y como era esa revista llamada Esculpiendo Milagros de la que tanto se nombra pero a la que pocos tienen acceso. Este libro arroja luz sobre algunos de aquellos textos que hoy parecen arcanos. Este libro revela ciertos hilos conductores que el autor ha encontrado en parte de su producción escrita y también sirve como una suerte de catálogo de publicaciones, trabajos y artículos en Internet, escritos por los más diversos motivos e inquietudes.
4 – Esculpiendo Milagros, además de haber sido aquella revista que dejo de salir impresa allá por diciembre de 2001, antes de que el país se fuese al carajo, como parece que está a punto de pasar una vez más en estos días, también fue y es un blog en Internet. Sí, ¡un blog!, ¡tal cual este mismo que ahora estás leyendo! La lástima es que el último post apareció hace ya dos años, cuando vino Fennesz a tocar en Argentina en noviembre de 2016. Si no me equivoco, aquel post era una entrevista al músico electrónico hecha por Jorge Luis Fernández. Algunos posts de ese magnífico blog han sido editados en papel ahora gracias a este libro. Por supuesto, no dejen de entrar a Internet a revisar el blog de EE.MM (incluso cuentan con el link justo ahí, a la derecha, hagan click y alimenten su curiosidad).
5 – Como Diego Fischerman, a Cambiasso le gusta escribir acerca del jazz y sus mutaciones, derivados y evoluciones. Y como aquel autor, también espera que escuchemos las músicas considerando la coyuntura que las vio nacer. Pero donde Diego elige hacer énfasis en lo estético, Norberto decide remarcar también lo sociopolítico. Las músicas bien podrían ser la metáfora sonora de algún tipo de cuestionamiento hacia órdenes sociales nocivos. También podría ser la metáfora sonora de lo mal que se vive bajo ciertas injusticias sociales. Escuchamos músicas bajo ciertos estados del ánimo, seguro.  Pero también escuchamos músicas perteneciendo a un status social particular, a una generación, a un país, a un género, etc.
6 – Como se trata de Cambiasso y creo saber que le pone mucho cuidado a sus escritos, hay algo que escribió en la introducción con lo que no estoy de acuerdo. Cito: “(…) Y asumir las considerable diferencias entre el Primer y el Tercer Mundo, el desarrollo y el subdesarrollo, los países centrales y los periféricos, o como quieran llamar a esa resistente maquinaria de la desigualdad que siempre ha corroído al capitalismo (…)” No, Norberto, no. Es el capitalismo la resistente maquinaria que corroe a la humanidad entera. El capitalismo no es corroído por casi nada, casi nada le obstruye el paso al capitalismo y su marcha atroz contra la vida de la inmensa mayoría de las personas. Igualmente, creo que tan solo se trata de que yo entendiera todo mal, no sería la primera vez, puedo asegurar. Y, por sobre todas las cosas, estas líneas no desmejoran un notable libro.
7 – Una interrupción para que salgamos al sol. En el número de octubre de la revista inglesa The Wire apareció una nota sobre el sello discográfico Buh Records. Este sello con base en Lima, Perú, viene publicando discos hace un tiempo. Uno de esos discos que editaron es la recopilación armada por Norberto Cambiasso llamada ¡Salgan al Sol!, tal cual aquella vieja canción de Billy Bond y La Pesada del Rock. En ese compilado de dos discos aparecen los siguientes solistas y grupos: Coso, Resistencia Chaco, Antihéroe, Ricarda Cometa, Sales de Baño, Factor Burzaco, Las Orejas y La Lengua, EPN Trío, Cucamonga, O + yn, Circular, Vlüba, Klub der Klang, Cuco, Fútbol, Carlos Alonso, Criadero en Seres, Los Síquicos Litoraleños, Pescadas, Ensamble del Espinal, Honduras Libregrupo, D.I.E.T.R.I.C.H., Alan Courtis. 23 canciones de oscuros exponentes del underground de Argentina. Desde su blog en varias ocasiones y con esta recopilación, Norberto difunde, alienta y acompaña las más inquietas músicas de por acá. Curioso es que esto fue editado en Perú y no en nuestro país y también es llamativo que nunca tuve la suerte de encontrarme con alguien hablando de esta recopilación en nuestros medios de comunicación. Aquí mismo, yo escribí sobre un recital de Las Orejas y La Lengua, mencione canciones de Factor Burzaco, Uno X Uno y Los Síquicos Litoraleños en las Fonolas. Escribí sobre los Reynolds, la banda en la que tocó Courtis. Por último, me queda agregar que el disco “La única posición es la oposición” de los Honduras figura en la lista de los mejores discos del 2010, el año en el que escuche esa producción. Como podemos ver, Norberto publica libros y arma recopilaciones de músicas. Es un verdadero agitador cultural.
8 – Cuando escribí sobre “Vendiendo…” en aquel post del 15 de marzo de 2015, yo les sugería que lean ese libro junto a la revista EE.MM. También escribí sobre mis deseos: un libro de rock nacional y un libro sobre el rock europeo continental. Algunos de mis deseos y sugerencias se encuentran en “Que cien flores florezcan”. Ya que estoy también les recomiendo la lectura de “Días Felices” de Norberto Cambiasso y Alfredo Grieco y Bavio. Editado por Eudeba, este libro no es sobre música, es sobre sociología. Pero está lleno de sentido del humor y reflexiones que te ponen a pensar acerca de los grupos sociales. De cómo nuestra pasividad, conformismo, apatía y conservadurismo son el material con el que armamos nuestros lugares y tiempos. Vamos a salir de la crisis pero si pensamos como hacerlo, no alcanza con desear.
9 – “Que cien flores florezcan” ¡Vaya título! En el número 35 de la revista Crisis, de octubre de este año, apareció una reseña sobre este libro escrita por Pablo Díaz Marenghi. Este periodista nació en 1991. Él tenía un año de edad cuando Esculpiendo Milagros apareció en los kioscos de Capital Federal. Alguien que haya nacido en el 2001, cuando EE.MM. finalmente dejó de salir como edición gráfica, hoy tiene 17 años de edad. Todas esas pibas y esos pibes jóvenes dando vueltas por todas partes se vienen con las novedades. Yo creo que este libro es para ellos. Además del hecho de que pueden leer artículos que aparecieron en revistas hoy descatalogadas, también está la pregunta acerca de que movidas del ayer tendrían un eco hoy. Esos chicos podrían armar una banda que dialogue con aquel Rock In Opposition de fines de los setentas, por ejemplo. Y ese dialogo no va a ser solo musical, también va a ser político. ¡Chabones y pebetas movilizados, queriendo cambiarlo todo! ¡Sí, que cien flores florezcan! ¡Necesitamos cientos de bandas, de blogs, de libros, de revistas, de intervenciones artísticas y sociales! Quizás el mundo está inmundo porque los que estamos como ausentes somos nosotros ¿no?


Thursday, November 01, 2018

Diego Fischerman – El Sonido de los Sueños (2017)



1 – Me gustaría comenzar este post sobre este libro con una anécdota extraída de una película. Años atrás apareció “24 Hour Party People”, un film acerca de las movidas musicales de Manchester desde fines de los setentas hasta comienzos de los noventas. Todo estaba hecho ficción pero basado en ciertos hechos reales, leídos desde cierta visión de las cosas. Uno de los protagonistas, Tony Wilson, les decía a sus amigos, “(...) El jazz es el último refugio de los sin talento. Los músicos de jazz disfrutan mucho más de lo que tocan que cualquiera que los esté escuchando”. Todo esto dicho mientras escuchaban a los A Certain Ratio mutar del avant-funk de antaño a algo con aires latinos en la noche de apertura del club The Hacienda. De algún modo, algunos de ellos se sentían traicionados por este cambio. Pero a mí me llamó la atención esas frases del bueno de Wilson.
2 – En la película Tony decía en serio lo que decía, vaya uno a saber si el verdadero Tony Wilson pensaba así. La impresión que me quedó es que el director del film puso esto en la boca de ese personaje como un chiste, toda la película es como un homenaje lleno de sentido de humor y algo de afecto a este personaje y a toda la movida de Manchester. Pero, más allá de si hablaba en serio o no, la frase polémica tiene su asunto a pensar.
3 – Como cuando Frank Zappa decía: “El jazz no está muerto pero huele raro” o los que afirman que es una forma artística que ha dejado de innovarse y se repite a sí misma una y otra vez; lo cierto es que, desde ciertos sectores del mundo del rock, el jazz es o glorificado de manera exagerada o subestimado de manera acrítica. Y en ambos casos se lo mantiene al margen, lejos de contaminarnos. Algo similar también sucede en sentido contrario, los del mundo del jazz toman al rock y sus derivados casi como una peste, como músicas empobrecidas desde su concepción, ni que hablar de su consumo.
4 – Pues bien, toda esta larga introducción para hablar de uno de los autores que no le teme a la mezcla de los mundos y que nos invita amablemente a que dejemos estas confusas generalizaciones de lado y nos pongamos a disfrutar de ciertas músicas con la mente más abierta. Diego Fischerman escribe de tal manera que uno deja preconcepciones de lado y se dispone a escuchar Las Variaciones Goldberg de Glenn Gould para encontrar con sorpresa que uno ya conocía algo de esas músicas. Es lo que Hannibal Lecter escuchaba en su celda antes, durante y luego de boletear a dos canas en la gran película “El Silencio de los Inocentes”. Puedo leer acerca de Mbongwana Star y sentir que ahora somos dos los apasionados por esos sonidos africanos. Al menos por estos lugares, yo no tuve el placer de leer comentario alguno sobre ellos en nuestros medios. Spinetta, The Beatles, Billie Holiday, XTC, Jaga Jazzist, Luciano Berio, Maria Elena Walsh, Joni Mitchell, Pink Floyd, etc, etc. El sonido de los sueños es una recopilación de notas que han aparecido en  suplementos de diarios y diversas publicaciones, hoy reunidos para deleite de los lectores.
5 – Yo ya había leído anteriormente, en el 2013, un libro que Diego Fischerman escribió en colaboración con Abel Gilbert llamado Piazzolla El Mal Entendido acerca de aquel célebre innovador del tango. Este es también un excelente libro, tal cual El sonido de los sueños. Pero para poder disfrutar más de aquel libro, hoy me queda la impresión que debería volver a el pero acompañado por algunos de los discos de Astor, para poder decodificar mejor algunas descripciones que me quedaron a medio cocinar. De hecho, algo similar a eso estaría bueno que lo hiciese con respecto a este libro que hoy me ocupa.
6 – Cuando termine de leer este libro me quede pensando en cuanto de jazz tenía yo incorporado de mis escuchas. Yo habría dicho bastante poco, si alguien me lo hubiese preguntado alguna vez, pero, cuando lo pensé más y mejor, mi di cuenta que no era tan así. Las afinaciones no convencionales de las guitarras de Sonic Youth, la psicodelia del segundo disco de Soft Machine, la maravillosa canción “The Duchess” del excelente disco “Shleep” de Robert Wyatt, las líneas de bajo “caminantes” de la canción “Tea in the Sahara” de The Police, el fabuloso primer disco de los Henry Cow (del cual un amigo al escucharlo me dijo “eso es jazz”, lo cual no es tan así, pero tampoco tan lejos de ser así), el pop multiforme de Captain Beefheart, el post rock de Tortoise, las improvisaciones de Syd Barrett en aquel primer Pink Floyd, el pop de Otomo Yoshihide, el cuelgue percusivo de los Can y más artefactos. En ocasiones, escucho más jazz del que tomo conciencia. Si bien yo escucho básicamente discos con canciones, concebidos dentro de los mundos del rock y del pop, siempre estoy esperando el momento en el cual los músicos tomen ese formato convencional para llevarlo a otras tierras o que le agreguen cosas inesperadas, ese enrarecimiento que tanto placer me genera, que me despierta gratitud hacia los creadores.
7 – Como pudieron leer más arriba, yo escribo como algo de lo que he leído. En varias ocasiones, solo les mencione canciones o discos puntuales, no la carrera completa de alguien. De hecho, en mi colección hay muy pocos casos en los cuales me encargue de conseguir todo lo que algún músico o grupo de músicos editó. Pero Diego, en varias ocasiones hace eso, te habla de carreras completas, como cuando habla de Miles Davis. Yo recuerdo de este músico de jazz su excelente disco “On The Corner” pero casi no recuerdo haber escuchado nada más de él. Esta concepción de las músicas, escucharlo todo de alguien y sacar uno las propias conclusiones, a mi me sigue sonando, por algo poco razonado de mi parte, a un acercamiento prohibitivo. Pero ahora las discografías están ahí, necesitas el tiempo, la disposición del ánimo y, quizás, algún tipo de archivo de escuchas en la mente y con todo eso ya vas listo a conmoverte.
 8 –Porque uno de los puntos a favor de leerlo a Fischerman es que él vuelve próximo aquello que parecía no estarlo, por esos cuentos mal concebidos de lo que es “buena música” y lo que no lo es. No me quedo la impresión en que se moleste en denostar, él tan solo te muestra eso que le pareció valioso. Todo lo demás será valioso para alguien más. Acá no hay espacio para el fastidio por quienes hacen siempre la misma música, acá consideramos a los que buscan por todas partes. Una óptica más estimulante, según veo.
9 – Fischerman también se toma la molestia de delimitar con precisión sus zonas de exploración. Como ya sabemos, hay músicas, al leerlo descubrirán que él deja bien claro los limites de eso sobre lo cual él eligió escribir. Es especialmente claro en eso en su artículo “Lo que se escucha. Lo que se entiende” de la página 199.
10 – Por último, Diego se encarga de recordarnos de lo subjetivas que son nuestras elecciones sonoras, en especial justo cuando el libro termina, en su especial homenaje a Luis Alberto Spinetta, alguien quien también disfrutaba de llevar al jazz a sus canciones pop. Ese precioso truco del lenguaje que Fischerman escribe en esa última línea, lo último de todo, en la página 249. Si conoces la canción, el tipo te hace seguir la letra y te la deja cantando. Vas siguiendo la melodía en tu cabeza, en ese luminoso costado de tu cabeza y, de repente, él ya no escribe más y uno se queda diciéndose a si mismo esa frase. En voz alta o en silencio. Y te pones a llorar. Y te da felicidad que hay músicas así, te da felicidad que te regalaron un libro así. La felicidad te hace llorar.
11 – Entonces, por eso. Por tantas cosas más que no entran en un post de un blog. Por tantas cosas vivas que se mueven en las músicas, vos también vas y te conseguís este libro. Lo lees y también te asombras, como me asombre yo.