“Idea”. Por favor, sigan ese bajo con sus oídos tal si fuesen ojos y
escuchen esa interacción que tiene con la guitarra. Escuchen al teclado mutar
de un segundo a un primer plano. La cámara que le pusieron a la voz de Cathal
Coughlan, los lujos de las músicas de Sean O’Hagan.
“A Few Kisses”. El piano y la percusión del
inicio, guitarras en primer plano y esa misteriosa guitarra en segundo plano,
todo conformado para conjugar en sonidos ese crepúsculo en el arte de tapa (¿o
es amanecer?). Sigamos abrigados en nuestro abrazo, amor.
“Escalator In The Rain”. Este tema con el
entretejido de guitarras entre The Smiths y Felt. Escuchen ese final que
arranca a los 2:44 hasta los 3:37 y siéntanse tan enamorados como nosotros. Una
nota: dicen los que saben que Cathal puso muchas lluvias en sus letras en 1983.
“Dolly”. La guitarra acústica del inicio y
esa batería y esas líneas de bajo, elegancias de 1984 en aquel 2001 previo a
una nueva caída. Dinámicas cambiantes. Final en fade out y el pelo mojado de
ella mientras revisa esos mensajes del celu.
Aparte de este CD yo tengo “The Clock Comes
Down the Stairs” de 1985 en vinilo brasileño, ambas producciones fueron
publicadas por el genial sello Rough Trade. Con la ayuda del librito del CD que
viene con un texto de David Cavanagh escrito en 1996 en ocasión de aquella
reedición, me entere de algunas cosas. Que eran irlandeses emigrados a Londres
en busca de mejores oportunidades, oportunidades que no se hicieron ver.
Microdisney viene a ser algo así como una
banda secreta de los 80s. También me fue de ayuda la entrada que Nick
Dale escribió sobre ellos en Rock The Rough Guide (aparece en la página 569,
para ser más preciso). De ambas fuentes me pude enterar que el gran John Peel
los bancó bastante. Bueno, basta de pausa, sigo con las canciones.
“Dreaming Drains”. En este tema Cathal
Coughlan parece desdoblarse en dos voces que se alternan en una composición que
parece calma pero no lo es hasta que, finalmente, larga esa línea: “¿Cuánto
pasó desde que te dije cuanto te odio?”
“I’ll Be A Gentleman”. Apenas arranca, el
ritmo de este track ya nos tiene bailando. “Bailá conmigo por favor, seré un
caballero pero no me aprietes tanto, ya ves, soy frágil”. La guitarra al estilo
country de Sean en intretejido con el piano y el teclado.
“Moon”. La batería electrónica y el
protagonismo del bajo que luego es ocupado por el piano. Estaba esperando este
lento, esa melodía.
“Sun”. ¡Como me
gusta como los elementos sonoros se van sumando a esta preciosa canción! El
optimismo irrefrenable de la música y la forma de cantar de Cathal. A
propósito, este tema es el que elegí cuando escribí las Fonolas (ver la canción
421 de la Fonola de materia gris parte 9 del 24 de agosto de 2014).
“Sleepless”.
Luego de “Sun” este tema queda medio de garpe, me parece hoy. Y con todo, no
está nada mal, con esa guitarra.
“Come On Over and Cry”. Hay un momento, allá por el 00:38 del inicio de la canción que
retuerce la narración, es un motivo melódico de la voz que es repetido varias
veces. Luego Cathal se queda farfullando fuera del primer plano.
“This Liberal
Love”. Este tema es el que es citado en el inicio del booklet: “El mundo no fue
bueno con él a menos que su deseo fuese la orden del mundo”, todo esto en un
tema que suena a Rock Orientado para Adultos, a lo más conocido de Fleetwood
Mac.
“Before
Famine”. La guitarra acústica me
recuerda a los Go-Betweens, otra olvidada y gran banda de los ochentas. Las dos
bandas estaban tocando y grabando en el mismo periodo de tiempo, vaya a saber
quien inspiró a quien.
“Everybody Is
Dead”. Este tema siempre me sonó a un cruce entre Steely Dan y The Blue Nile.
Alguien le hace una segunda voz a Cathal pero no sé quién. Los gritos del
cantante y líneas de guitarra que había olvidado.
“Dear Rosemary”.
El final, una voz y una guitarra acústica. Yo buscaba por los cielos de Moreno
en aquel 2001 fotos como esa que ilustra la tapa mientras sonaba esto en mi
discman.
14 canciones y
14 comentarios tratando de acertarle al núcleo tierno de este hermoso disco. Y
justo dejó de llover. Y me quede en perplejo silencio, pensando porque no les
dieron bola a los Microdisney. No importa. Quien quiera oír, es por acá. Todo
el mundo es fantástico.