En el medio de un amplio mar de mosquitos (mosquitos en
Moreno, mosquitos en Capital Federal, mosquitos en donde pusieses los ojos) fui
al Festival Internacional de Cine Independiente en su décimo novena edición.
Fui los últimos tres días: viernes 28, sábado 29 y domingo 30 de abril. Vi
cinco películas, ya mismo les cuento cuales.
1 – The Girl with All the Gifts de Colm McCarthy (4 Macos). Un
film británico que vimos el Pequeño Saltamontes y yo en el Cine Gaumont (lo
mismo que la siguiente película: la misma sede, la misma compañía). La historia
sería más o menos así: un hongo infesta a los humanos, volviéndolos zombis. En
la siguiente etapa, este hongo se vuelve planta con frutos y todo, usando a los
humanos como el suelo con nutrientes. Trabajando para encontrar una cura, vemos
a un grupo de científicos y militares en una base, aparentemente lejos de todo.
Diversos percances devienen en cambios de escenario y la chica, de la cual
venimos siguiendo su historia, va tomando nuevas formas de protagonismo. El
humor negro, las dudas éticas (¿tengo que dar la vida por alguien que no daría
la vida por mí?), el lugar de la ciencia, el lugar de la docencia; en fin, un montón
de cosas a seguir pensando en una muy buena película. Me resultó curioso que
una de las heroínas del film sea una maestra, estando nosotros, los
espectadores, a escasos metros de la Escuela Itinerante que mis compañeros
tuvieron que armar frente al Congreso, para hacer oír un reclamo que aun sigue
sin resolverse de parte de uno de los peores gobiernos democráticos de los que
guarde memoria.
2 – Lady
Macbeth de William Oldroyd (4 Macos). Otro film británico del año
pasado. ¡Ojo al piojo! No confundirse al personaje de Shakespeare con este
personaje. Esta película está basada en el libro “Lady Macbeth of the Mtsensk
District” de Nikolai Leskov. Acá estamos en la Inglaterra pero de fines del
siglo XIX. La protagonista es una joven y hermosa mujer que va experimentando
transformaciones. Al principio ella es sumisa y está presa de la opresión
patriarcal, pero poco a poco va liberándose. Paulatinamente también ella va
tomando decisiones cada vez más cuestionables hasta degenerar en la violencia
inhumana, en la falta total de amor al prójimo. La actriz maneja muy bien las
riendas del feroz personaje que le toco interpretar y la película tiene una
hermosa fotografía. Las polémicas y delirantes reacciones de ciertas personas
del público son tan solo una muestra más de que la que manda hoy es la
confusión, no la reflexión.
3 – The Edge
of Seventeen de Kelly Fremon Craig (4 Macos y medio). Una hermosa
comedia estadounidense del año pasado. Una chica de 17 años es la protagonista
de esta “coming of age” que te hace reír a carcajadas y que también te deja
moqueando un toque. La piba entra en crisis cuando su amiga de la infancia se
engancha con su hermano mayor. A partir de ahí, todo parece desmoronarse en su
mundo y la vemos a Nadine, la protagonista en cuestión, arrastrando su manojo
de inestabilidades por donde quiera que va. Grandes actuaciones y un guion que
trata de evitar lugares comunes y lo logra, según creo. Al salir del Gaumont
ese sábado, una manifestación de veganos pasaba por Avenida Rivadavia yendo a
Congreso.
4 – If I
Think of Germany at Night de Romuald Karmakar (3 Macos y medio). La
dieron gratis al aire libre en el Parque Centenario. Un documental alemán sobre
la música electrónica de diversos géneros (básicamente house y DJs). Está
bastante bueno pero tuvo una carencia fundamental que nos dejaba a los
espectadores jugando a las adivinanzas. En la pantalla no figuraban los nombres
de los entrevistados al momento en que aparecían. Tenías que esperar al final,
cuando llegaban los títulos de cierre, para enterarte de quienes fueron los
protagonistas. En el ínterin yo solo logre reconocer a Ricardo Villalobos (me
debo hace más de diez años la escucha de su disco “Alcachofa”). Villalobos es
un músico electrónico y DJ chileno radicado en Alemania hace una bocha de años.
No conozco a los otros involucrados, seguí sin reconocerlos cuando busque
información sobre este film en Internet. Y tampoco pasaban el nombre de los
temas, ni nombres de discos, ni nombres de locaciones. Parecía una película
hecha para los que ya sabían. Justo en estos días volví a ver en casa una serie
de videos que armó la MTV de algún país escandinavo que ahora no recuerdo. Los
más diversos artistas y estilos, todos bajo el mote “This is our music”. En
esos documentales que están en YouTube (a los cuales llegue buscando un
documental en inglés sobre Juana Molina) nunca dejan de mostrar los nombres de
artistas y obras mostradas. Si algo de lo que suena llega gustarte, ya sabes
cómo pedirlo en tu disquería amiga (jeje, una forma de decir, bah). No pasa lo
mismo con este documental. También me llamó la atención que el film no dejó
afuera los pifies de los DJs en algunas de sus pasadas. Errores que llevaron a
un flaco que estaba cerca mío a decir “malísimo” en voz alta. Yo no termine de
entender si eran errores de los DJs o errores del audio de la película. Si te
llegas a equivocar así en un boliche, los bailarines te arrojan todo lo que
tengan a mano.
5 – Streetscapes (Dialogue) de Heinz Emigholz. (¿3 Macos o 5
Macos?) Esta película alemana en inglés la vi en el Village Recoleta el
domingo. Los que lean esto y luego vayan a ver el film por algún medio o se
guarden en memoria el nombre para engancharla en algún otro ciclo de cine, van
a ver solo la película y no van a ver las preguntas y respuestas que vinieron
luego. Entonces, la peli sola (sin ese extra inesperado) sería de 3 Macos. Un
actor hace del director de cine Emigholz y otro director de cine hace de
psicoanalista. El filmmaker anda con un bloqueo creativo y con problemas de
salud. Un colega le ofrece hacer una charla maratónica de cinco días para
desentrañar los males que lo aquejan. Mucha, mucha, mucha charla puede hacerte
cabecear de sueño y a mí me pasó en un par de ocasiones. Pero los temas
tratados no eran nada aburridos. Como filmar la vida, como vivir el cine, la
arquitectura, los márgenes de las historias y el centro de las mismas. Los
cuestionamientos a las pretensiones narrativas que mucho cine detenta. Los
escenarios y la forma de filmarlos como un tercer actor. La película abarcaba
mucho y eso se vio reflejado al final.
Sin saberlo, me cruce en la fila para bajar la escalera
mecánica a Jonathan Perel. Él actuaba en ese film como el analista. Es un
director de cine argentino dos años más joven que yo. Realizó los films
Toponimia y El predio, entre otros trabajos. Jonathan estaba con su familia.
Presentó la peli al principio y se quedó al final a responder preguntas de los
espectadores. Éramos poquitos, quizás no llegábamos a ser 30 en una pequeña
sala. Fue un placer escucharlos preguntar. Cada pregunta enriquecía la película
enormemente. Yo no hice ninguna pregunta pero cada pregunta representaba mis
diversas inquietudes, me sonaban a voces en mi cabeza personificadas por
personas de carne y hueso. Una maravilla. Las posibles conexiones políticas del
film al ser filmado en Montevideo, ayer la tierra del movimiento guerrillero
Tupamaros. Estos últimos fueron influencia en la guerrilla urbana alemana de
los setentas que Heinz citó al pasar. Jonathan aclaró que no fue algo buscado
por el director. (¿O sí?) El psicólogo que estaba contento por el gato que
apareció en la película porque fue el único personaje relajado en el medio de
la tensión de los diálogos. La mujer que preguntó si Emigholz tenía hijos
(porque en el film el analista insta al director a que piense sus obras como si
fuesen hijos). El flaco que hablo de la concepción del tiempo en las nuevas
corrientes de la arquitectura, lo dinámico, los espacios de encuentro. El pibe
que habló de cómo estaba filmada la película. Lo que te perdías de ver al leer
los subtítulos en castellano, volviendo a poner énfasis, esta vez desde una
espectadora, a ese tercer actor que era el escenario elegido y como se elegía
mostrarlo. Y cuando estábamos a punto caramelo, llegó el anticlímax. Una chica
de la organización del Bafici nos dijo que el tiempo había terminado. Yo me fui
en llamas y feliz, pensando mil cosas. También hay público hermoso en el
Bafici.
Streetscapes es la tercera película de una serie de cuatro.
No vi las otras tres. Y, según Perel, este director tiene su historia con el
Bafici. Los que saben de cine y de arquitectura tendrán más cosas que decir. A
buscar esas voces. De las otras 3 también hablaron en el film. De la
colaboración entre Emigholz y el trío alemán Kreidler. (2+2=22 [The Alphabet])
La conexión entre arquitectura y programa político (Bickels [Socialism]). Los
desarrollos arquitectónicos de un ingeniero uruguayo. (Dieste [Uruguay]).
El rinconcito de los famosos: EPS y yo vimos a Ana María
Picchio. Fue a ver “Lady Macbeth” y antes cenó en el restorán de la esquina,
cerca del Gaumont. El domingo me cruce con Ailín Salas antes de entrar a ver
Streetscapes. Entre el público para ver la peli de Emigholz estaba el director
de cine Lisandro Alonso. Y al salir de regreso al Lejano Oeste me lo cruce a
Roberto Pettinato, pochocleando con su familia.
Hablar de cine y literatura y música con EPS entre films, al
ir a su depto., al volver a Moreno. Respirar mosquitos hasta que EPS encendió
un espiral repelente salvador. Mirar libros que no puedo comprar ahí, en esa
librería que está a la entrada del shopping que tiene las salas de cine, la
sede central del Bafici. Enojarme, reír, llorar, silbar, cantar, extrañar, escuchar
la conversación de las dos chicas que bajaron en Padua con el ocaso en la
ventana como fondo.
Mirar el sol que se está yendo.
Mirar el sol que está por aparecer.