La previa
Así como vivo un montón de días en los que casi no pasa nada, en otros la agitación es intensa. El viernes 4 de noviembre fue intenso. A la mañana tuve que escribir un ensayo (¡y por fin lo hice aproximadamente bien!) para una materia del Rojas. Luego nos reunimos Leo, Manu y yo para viajar en colectivo al Instituto Riglos. Allí teníamos que “bailar” para un video que luego fue parte de una obra de teatro (¡que linda que salió la obra!). Estaban también Eze y Sol filmando y Pau asistiendo. Grabamos el video mientras tratábamos de zafar de la lluvia. Después volví a las carreras a casa y, luego de comer algo, salí hacia Capital al estadio G.E.B.A. De Moreno a Once, de Once un taxi que tardó una banda en llegar y por fin llegue al recital.
Primer tramo que se titula: ¡Me perdí a Toro y Moi!
Llegue tan tarde que no vi ni rastros de Toro y Moi. Habrán sido aproximadamente las siete de la tarde cuando empecé a recorrer los distintos escenarios. ¡Qué bronca habérmelos perdido! Paso a contar: bajo ese seudónimo se esconde un solo tipo pero resulta ser que vino a Argentina con una banda entera, según me contó Gabriela. Cuando le pregunte si estuvo bueno, ella respondió con un “sí, estuvo bueno” pero sin mucha convicción o al menos eso fue lo que percibí. Toro y Moi editó dos discazos: Causers of this (2009) y Underneath the pine (2011) y era una de las principales razones por las cuales iba al festival pero…. Bueh…. A modo de revancha, al otro día escuche su maravillosa música en casa, que a mí me suena “como un Robert Wyatt más pop”. Apenas entré, en uno de los escenarios estaban tocando Rosal pero me quede unos minutos. Seguí caminando y llegue al escenario en el que tocaban White Lies. Sonaban bien, lindas canciones, todo bonito pero me quedaba la sensación de que eso ya lo había escuchado antes en otros grupos. Igualmente no me quede lo suficiente a verlos como para tener un comentario mejor fundamentado para escribir acerca de ellos. Continúe viaje en el medio de una lluvia que parecía un milagro. Llegue al escenario del fondo en donde tocaban 107 Faunos, una gran banda indie de La Plata. Una vez más, no me quede el tiempo suficiente para poder comentar que tan bueno estuvo pero lo poco que escuche me gustó y me quede con ganas de volver a verlos. No me quede el tiempo suficiente porque no me quería perder a los Broken Social Scene.
Broken Social Scene
Los canadienses la gastaron. Le doy 5 macos. ¡Esto es lo que fui a buscar, amigos! Si no recuerdo mal eran como 8 los integrantes de este colectivo. Me quedo la impresión de que el sonido no los acompañó pero igualmente la música era tan buena que superaba cualquier problema técnico. No es fácil explicar a que suenan los Broken pero puedo decir, a modo de torpe resumen, que suenan como un compendio de la mejor música independiente de los últimos treinta años. Algo de post punk, algo de post rock, experimentos inclasificables mezclados con preciosas canciones pop atemporales. A mí alrededor la gente no parecía compartir mi entusiasmo, cosa que se reiteró luego un par de veces más y me dejó pensando… Pero nada me quita el exquisito placer de haberlos visto y de saltar como loco con esas canciones enormes como amores.
Goldfrapp
La artista electrónica Goldfrapp dio un recital movido que no motivo a las masas. A mí me gustó pero hasta ahí nomás. De hecho me dejó pensando que ella no es una artista para estadios al aire libre, sonaría mucho mejor en un teatro con ambiente más íntimo. Mis canciones favoritas de ella son lentas, suaves, misteriosas, totalmente alejadas a lo que uno, en el medio de una sudorosa masa de gente bailando, pediría. Le doy 3 macos. Cuando cantó su famosa canción dance “Strict Machine”, yo pensé que la gente iba a agitar más pero no fue así, pero sí se agitaron cuando sonó una que creo debe llamarse “Rocket”. En varias ocasiones ella arengó al público a prenderse a la fiesta que ella quería generar desde arriba del escenario. Esta fue la muestra cabal de que la química entre público y artista esta vez no estuvo presente y hubo una nota de insatisfacción en su apagada despedida del show. Me quede frente a ese escenario a ver aparecer a The Strokes tiempo después. Desde allí vi por la pantalla gigante a Beady Eye.
Beady Eye
¿Qué puedo decir de Beady Eye? No sé qué decir de Beady Eye, esa es la verdad. Sí, el cantante es el famoso ex cantante de Oasis, uno de los hermanos Gallagher (Liam, para ser más exactos). Puedo empezar por decir que nunca fui un gran fan de Oasis. Me pones un “Roll with It” o un “Rock and Roll Star” y yo salto, bailo y grito como el más ferviente de los creyentes en la banda. La canción “Don’t Look Back in Anger” en un estadio funciona muy bien. Pero una vez que me sacas de esas pocas canciones, ya no me queda mucho más que festejar. Y de Beady Eye no pude festejar nada. Su show debe haber sido estupendo pero no puedo asegurar. Lo vi y no me pareció ni bueno ni malo. Sonó bien y los músicos cumplieron con lo que se esperaba de ellos. Para mí no hubo sorpresa ni placer. Cuando volvía en colectivo a casa no pude recordar nada de su show, por más esfuerzo que hice. Si vos lo disfrutaste, estoy de acuerdo con vos. Si no, también estoy de acuerdo.
The Strokes
Ya pasaron diez años de que apareció el disco “Is This It” de estos pibes de New York. Este fue el único disco que me moleste en conseguir de ellos. En su momento me gustó. Pero hace siete años que no volví a escucharlo. O sea que todo me sonó como nuevo, que no novedoso, inclusive sus temas archiconocidos. Bailé, hice pogo, luego me deje empujar por la marea de gente lejos de la parte de enfrente, lejos de la barrera que separaba a los de la VIP con nosotros, los que estábamos en la popular. El recital estuvo bueno, le doy 4 macos. Los tipos sacaron 4 discos, me quede pensando en conseguirme esos tres discos que no tengo, aun a plena conciencia de que, si no llego a tenerlos, tampoco voy a perderme algo tan grande. La gente se entusiasmo a full con casi cada canción que tocó la banda. De un festival con 24 intérpretes que arrancó a las 4 de la tarde, la gente acompañó con total entusiasmo a UNA sola banda. Curioso. Según se cuenta por ahí, el cantante está peleado con el resto de la banda. Y el resto de la banda tampoco tiene la mejor de las conexiones entre ellos. Yo no sé. Ahí arriba sonaron muy bien pero parecía que cada cual cumplía con su laburo. Algunas de sus canciones son muy buenas y la verdad que estuvo genial volver a compartir tanto agite entre desconocidos. Hacía casi diez años que no iba a un festival. Curiosamente al último festival que había ido tocaron los Sonic Youth, la banda protagonista del día 2 del Personal Fest.
Final
El día sábado 5 de noviembre mi destruido cuerpo de 36 años acusó recibo de aquella noche de rock. Me dolían los pies, las piernas y, principalmente, la cabeza. Me dolía la cabeza como si se tratase de una resaca y no había bebido nada de alcohol. No fui a ver a Sonic Youth porque no me alcanzaba la plata para dos entradas y porque ya los vi en vivo en aquella legendaria primera vez que vinieron. Según Rosso el recital estuvo excelente, lo que yo esperaba que sucediera. En aquel viernes, el clima en el público me pareció enrarecido, como que no había ánimo para fiesta o para dejarse asombrar ante nuevas experiencias. Tal vez sacó estas conclusiones porque estoy demasiado viejo para el fucking rock and roll… No sé. Y encima ¡que garompa atómica eso del sector VIP, sector popular! Las cosas cambiaron y yo no sé muy bien hacia donde nos dirigimos. Estos buenos tiempos para el país parecen plasmarse en malos tiempos para el rock. También hay que sumar que, ante el acceso casi total a casi cualquier música, perdimos la experiencia de saborear en vivo algo que no podíamos costearnos comprando un disco o un cd. Pero estoy seguro que estos tiempos me trajeron una novedad que todavía no aprendí a apreciar. Además, un día en un festival no resumen el inmenso océano de música que podemos navegar. Sigamos prefiriendo soltar amarras.