Thursday, November 05, 2020

Para mí ese ritmo total

1 – Estamos en el año 2000 en una fábrica de adhesivos. El año anterior ese laburo me había salvado, en ese año me estaba complicando las cosas otra vez. En varias ocasiones nos habían boludeado con el cobro del sueldo. Encima yo era uno de los pocos mensuales, los demás casi todos eran quincenales. Uno de esos quincenales hizo un negocio con su compañero mensual, que luego termine enterándome que fue un poco como una benévola estafa.

 

2 – Cuando entré en 1999 uno de mis compas era dueño de un radiograbador medio hecho verga, al cual solo le funcionaba más o menos la radio FM y AM. Me la vendió a bajo precio, pero yo nunca la saqué del laburo. La tenía en mi puesto de envasado para escuchar la radio mientras trabajábamos. Los de la sección envasado éramos los únicos que estábamos todo el día ahí. Escuchar músicas hacía más ameno el asunto. A eso de las dos o tres de la tarde, nuestra sección se llenaba de compañeros de otras secciones que ya habían terminado sus tareas y se venían con nosotros a colaborar. Ese radiograbador no había sido realmente de él, sino de un antiguo compañero que la dejó ahí para que otros la usen. Que fue lo que yo también hice cuando finalmente dejé ese trabajo de operario. Me podría haber regalado el aparato, pero me lo vendió. A ese radiograbador en el 2000 se le rompió la perilla para sintonizar radios y quedó clavada en FM Hit que creo que era 105.5 MHz. Todas las tardes del 2000 escuchamos el programa llamado “Los 40 Principales”, el cual, día tras día, pasaba casi siempre las mismas canciones a más o menos la misma hora. Al principio mis compañeros toleraban esa programación con resignación, tal cual me pasaba a mí. Con el correr del tiempo, poco a poco la paciencia se fue agotando hasta dar paso a unas puteadas, pero con buena onda.

 

3 – Hasta que llegó una semana particularmente complicada. Nos tocaba a todos cobrar el sueldo un miércoles, cosa que no pasó, no había plata. El jueves volvimos todos a trabajar con bronca para enterarnos que ese día tampoco íbamos a cobrar. El viernes todos volvimos a trabajar con muchísima bronca. Desde que el día empezó que estábamos todos decididos a tomar alguna medida si las cosas continuaban así. Durante todo ese viernes los rumores iban y venían. Que había plata, que no había plata. Para las dos de la tarde, con todos los compañeros en nuestro sector, la cosa estaba a punto de reventar. El encargado traía y llevaba noticias. Si volvían a salirnos con eso de que no había plata, había que hacer paro o algo así. Finalmente, a las tres de la tarde, el alivio: íbamos a cobrar. Cuando llegó la buena nueva justo sonaba en la radio la canción “Ritmo Total” de Enrique Iglesias. A modo de festejo, uno de mis compañeros, en un toque, se subió a una de las mesas de laburo y bailó por unos segundos al ritmo de la canción. Por un ratito todos aplaudimos y después cada cual volvió a lo suyo. La escena festiva duró unos instantes, pero, como el tema seguía sonando, a mí me quedó grabado el optimismo de al final cobrar con el ritmo de ese tema.

 

4 – El tema me parecía horrible en aquel 2000 y me sigue pareciendo horrible 20 años después. Como lo dije en el post anterior, acá no se trata de hablar de músicas sino de recuerdos que vienen añadidos con una canción. La otra vez era un lugar relacionado a una canción y hoy es un evento relacionado a una canción. A veces las canciones están para musicalizar recuerdos. No está tan mal que sea así. La valorización de las músicas es la aventura de todo oyente. Los que escribimos de ciertas músicas buscamos aportar ópticas que quizás contribuyan en esa aventura tuya, solo tuya. Y si a vos sí te gusta Enrique Iglesias, nunca permitas que yo te señale equivocado/a. Solo necesitas leer otro post de este blog, u otro blog, eso es todo.

 

 

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