En el post de hoy voy a arrancar al revés.
2013. Hace 5 años me acorde de una recopilación que había salido en los
ochentas del gran sello 4AD que se llamaba “Lonely is an eyesore” y que fue
editado en Argentina por DG Discos, el sello que editaba acá discos del Reino Unido. Era una
recopilación un tanto dark, o postpunk o after o como ustedes prefieran
llamarlo. Pero entre tantas bandas inglesas etéreas, o en negro, aparecía una
nueva banda estadounidense llamada Throwing Muses con una canción llamada
“Fish”. (Si lo buscan, hay un video en YouTube, con letra y todo) Era como rock
alternativo antes de que esa denominación fuese la gran cosa de los noventas de
aquí y de allá. La línea “Lonely is an eyesore” aparece en la letra de esa
canción de ritmo vertiginoso, cantada por una voz tensa y cautivante. La letra
me suena a estar escrita en asociación libre y la música suena como folk
alterado por sueños que te sacuden. Esta fue la presentación en sociedad de
esta gran banda que hasta el día de hoy sigue dando vueltas por ahí. Este disco,
del que les hablo hoy, también tuvo su edición en vinilo nacional en 1987, del
cual soy orgulloso dueño de una copia de aquella fortuna, porque el arte de
tapa salió más claro y lindo. Pero, para asegurarme, en 1997 me conseguí el
disco en su versión CD. El vinilo creo que lo conseguí en 1994, no estoy muy
seguro.
Este discazo trae diez canciones pero no
aparece la canción “Fish”. Lo aclaro para que sepan que hay que ubicar, al
menos, dos producciones para escuchar lo que les describo. Por cierto, yo no
escuche la recopilación entera, solo me moleste en ubicar el track de las
Throwing Muses, me imagino que el resto del disco estará igual de bueno
pero no lo sé.
El grupo consistía de tres mujeres y un
varón, este último en la batería. Las chicas tocaban dos guitarras y el bajo.
Las guitarristas cantan y componen y son: las geniales Kristin Hersh y Tanya
Donelly (averigüen más sobre ellas que ambas tuvieron carreras solistas y
bandas).
“Call me” arranca abruptamente el disco,
como si hubiese sido mal registrada. Una “rapsodia”, como supo decirle el
crítico Pablo Schanton en una revista Revolver en una genial lista de canciones
que fui buscando con devota insistencia. Es una belleza “Call me”, diferentes
tensiones, diferentes climas en un solo tema, por eso Pablo les decía
rapsodias. Luego “Green”, la única canción de este disco compuesta por Tanya
Donelly, es una hermosura lo que el bajo y la batería están haciendo. Las voces
cambiantes, las líneas de guitarras. “Hate My Way”, todas estas preciosas
combinaciones de instrumentos hubo alguien llamado Marcelo Aguirre en una
Esculpiendo Milagros que supo
relacionarlas a Captain Beefheart y sus blues mutantes. “Vicky’s Box”, el
temazo ese que ya he nombrado en el post sobre Ultra Vivid Scene, es el cuarto
milagro de esta obra maestra. Hermosas líneas de guitarra y bajo, cambios de
ritmo y narración, conjurando un exorcismo, y la precipitación hacia la
liberación del final. ¡Por Dios, estoy llorando otra vez como cuando era pibe!
¡Cuántas veces me salvo esta canción sola! “Rabbit’s Dying”, mezclando
festividad y pesar, confundiéndonos.
Antes del lado B hay una interrupción.
Simon Reynolds es un crítico musical que
nació y vivió muchos años en Inglaterra y luego se mudó a EE.UU donde
actualmente vive. Él escribió varios libros y algunos de ellos se los editaron
en castellano. Yo los leí a casi todos: “Después del Rock”, “Retromanía”,
“Postpunk”, “Como un golpe de rayo”. Una editorial española llamada Contra
publicó la versión en castellano de “Energy Flash”, la cual aun no logre
conseguir, y casi seguro que ahora debe estar carísima, por ende inaccesible.
En los noventas ya sabía de él gracias a EE.MM. y luego en 1996 pude
conseguirme la guía SPIN, esa misma que cite en el inicio del post sobre
Toiling Midgets. En este último libro que nombro, que es el primero,
cronológicamente hablando, estaba lo mejor de él, aun con sus defectos. Él era
joven, éramos jóvenes. Yo disfrute leyendo “Después del Rock” y “Retromanía”
pero para el de postpunk algo pasó. O ya no sos mi margarita o justo hablaste
de algo que yo más o menos conocía, pero igualmente yo miraba al futuro con
esperanzas y sueños, después iba a venir algún gran libro… Y vino “Como un
golpe de rayo”… Puede que tan solo sea yo y mi pesado culo viejo pero… no
encuentro palabras para describir mi desilusión. No me gustó casi nada. Cuando
fui a buscar las canciones de Ke$ha que él dice que tanto le gustan, me
encontré con más decepción aun. ¿Y qué es eso de destacar bandas porque vendían
muchos discos? Casi no lo puedo creer, viniendo del inventor de la etiqueta
“postrock” en una vieja revista The Wire, allá por el 94, creo. Y es que los
tiempos cambian y (yo ya debería saberlo mejor que otros) esos cambios no
siempre son para mejorar. El Reynolds de estos días ya no es tan recomendable
como el Reynolds del ayer y por eso va como homenaje a aquel escriba (rogando
que venga el cambio que lo ponga venturoso otra vez) esta lista de discos que
apareció en Spin Alternative Record Guide en 1995:
1 – The Stooges – Funhouse
2 – Public
Image Ltd. – Metal Box
3 – My
Bloody Valentine – Isn’t Anything
4 – The Sex
Pistols – Never Mind the Bollocks, Here’s the Sex Pistols
5 – The
Smiths – The Smiths
6 – Hüsker
Dü – Zen Arcade
7 – Can –
Soon Over Babaluma
8 – The
Slits – Cut
9 –
A.R.Kane – 69
10 – Throwing
Muses – Throwing Muses
Estoy casi cien por cien de acuerdo con
aquel Reynolds, excepto por el disco de los Sex Pistols, el cual me parece
bastante piola pero no para que figure entre los diez mejores discos alternativos
de todos los tiempos (de hecho, nunca entendí porque tanto ruido por los Sex
Pistols, cuando los Clash o Buzzcocks o Alternative TV editaron mejores
canciones punk a mi gusto pero bueh). Aquel Reynolds que nos recomendaba
Throwing Muses guarda poca relación con el de ahora que festeja la frivolidad y
el pasatismo como elementos no solo presentes sino de algún modo celebrables de
ciertas músicas de nuestros días. Pero el mundo es ancho, el amor es grande, siempre
se aparecen voces nuevas para considerar.
Perdón por la interrupción, vuelvo al
disco. Nos quedamos en el lado B y arranca con “America (She can´t say no)” que
también inicia abruptamente, dando la sensación que tomaron por asalto el
estudio de grabación. Cencerros de aquí para allá del parlante izquierdo al
derecho, un country rock pero mezclado con post punk. Después de este tema,
viene “Fear”. ¡Como se puso el tráfico! Este tema me recuerde un poco a Joy
Division pero con dos voces femeninas en juegos de sonidos distintos a los de
Manchester. “Stand Up”, la canción favorita de mi amigo Toto, quizás por su
prolija confección, la batería firme, las líneas de bajo y las guitarras
acústicas. “Soul Soldier”, yo le solía decir a él “de acá robaron los Peligrosos
Gorriones” y por ahí tenía razón, ya no tiene sentido discutirlo hoy. Como ya
nos tienen ellas acostumbradas, luego de esas tensiones se viene un cambio
total de ambiente y llega una cierta calma, como si fuesen dos canciones dentro
de una sola. El disco termina con “Delicate Cutters”, una canción a pura voz y
guitarra acústica, una canción a puro desgarro.
Justo ahora me acorde de un número de la
revista Los Inrockuptibles (que ya no sale más, menos mal que les escribí un
homenaje antes de que esto pasó) que fue armado por gustos, preferencias y
obsesiones de los pibes de Radiohead. En una de esas páginas, Tom Yorke expresó
su admiración por Kristin Hersh y su capacidad para poner cualquier cosa que le
estuviese jodiendo en la cabeza en sus canciones para que luego eso no le joda
la vida. Los usos catárticos de las músicas, según lo veía el bueno de Tom
pensando a la buena de Kristin. Yo no sé si ella estuvo de acuerdo o no con él.
Lo que sí sé es que hay discos maravillosos
y este es uno de ellos. Diez grandes canciones que se graban en la calma sangre
del aire quieto, en la savia de los vientos. Músicas mágicas.
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