En un post del 8 de mayo del 2017 acerca
del Bafici de ese año les hable de una película que vi llamada “The Age of
Seventeen”, una comedia muy divertida protagonizada por Hailee Steinfeld. Es
una gran movie acerca del famoso “coming of age” o sea madurar en el viejo y
querido castellano. O también el pasaje de una forma de comportarse a otra. La
actuación de la actriz y la estética que ella llevaba en el film me llevaron a
pensarla como una piba re del under, una flaca de barrio, una más de los
nuestros, de esas que se producen y quedan diosas pero luego se des producen y
se las levanta algún chico suburbano. Pero no, me parece que me engañaron…
Jajá, o yo me deje engañar, que es lo más
probable. De casualidad en el cable, durante este último verano, enganche una
canción muy pegadiza llamada “Capital Letters” interpretada por ella aunque no
de su autoría. Y si en la letra todavía sigue manteniendo en pie ese retrato
cautivador de la piba del under que florece cuando encuentra a su “one and
only”, las imágenes del video la desmienten mal. Como decíamos en nuestra
ingenua adolescencia: “ey, ¡como transaste con el sistema!” Esa inalcanzable
nena con su gorra fashion en el restorán al aire libre, carísimo, mientras la
tarde suave se va… Dios, es imposible que esa lujosa muñeca sea mi heroína
punk, esa que se iba al carajo y estaba a punto de decirle en una carta al
chico que le gustaba que le iba a practicar sexo oral. No, no pueden ser la
misma flaca, pero lo son.
La peli de ayer nos incluyo y el video de
la canción de hoy nos excluyo, bueno. ¿Y la canción en sí? El titulo de este
post está referido a esa línea que ella canta que se te adhiere a la memoria y
ya no podes dejar de canturrear. Además la entrega que ella le pone a este
nuevo personaje es total y se asemeja a la entrega que tuvo con el personaje de
ayer. Entonces, ¿Qué hacemos? ¿Le creemos o no le creemos? ¿Mintió ayer, miente
hoy o siempre todo es mentira?
Primero la fe es mía y ella es asunto
aparte de eso. En realidad, se podría decir que una gran parte de los productos
que los mass media nos arrojan para entretenernos son básicamente engaños muy
bien articulados y poco más.
Segundo, si queremos creer en su personaje,
lo seguiremos haciendo, aunque ella de muestras de que bien podríamos dejar de
creerle y si queremos dejar de creerle, lo haremos, aunque ella nunca haya dado
a entender si creerle o no.
Tercero y lo más importante según creo ver:
una película, un video, una canción, nos aportan medios ambientes que elegimos
para desplegar nuestras propias historias en ellos, a nuestro pulso, con
nuestro sentir. Yo mi vi incluido en el marco de aquella película, aunque bien
podría pensarse que la película nunca se pensó para que alguien como yo se
sienta incluido. Y ese exactamente eso lo que se vuelve manifiesto en este
video, ¿Quién va a tener ganas de ver el video de esa canción en la que yo si
me sintiese incluido? Pues bien, yo. Y así se acerca el final.
El video me vende pescado podrido pero la
canción es la música de fondo de una mujer y yo y los dos nos vamos para
arriba, así nomás. Poco importa cuánto me está mintiendo esta canción o aquella
película. Yo no me miento cuando voy encantado, el asunto es plasmar, respetar,
acordar. ¿Por qué debería ser tan importante ese engaño que los otros
perpetran?
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