Thursday, April 18, 2019

BAFICI 2019 Segunda y última entrega



1 – El viernes 12 fue mi último día en el Bafici. Ya estaba pensando en ir desde el día anterior. Cerca del mediodía me encontré por pura casualidad con mi amigo Ariel que, al comentarle que me iba a Belgrano, me recomendó una nueva forma de llegar. Siguiendo su consejo, fui hasta Liniers, me tomé el colectivo 80, ahí nomás, y me dirigí a la sede central. El bondi me dejó a media cuadra del destino, mucho más cerca y mucho más rápido que la vez anterior.
2 – Como ya me sucedió en otras ediciones, otra vez había varias funciones con entradas agotadas, tanto para ese viernes como para el sábado siguiente. Para el sábado elegí no ir, tenía fiaca y no sabía con precisión que iba a poder ver, entonces… bueh, mejor hablo de lo que sí vi.
3 – Nuestro tiempo de Carlos Reygadas (3 Macos y medio). Este es un film mexicano del año pasado, le habría dado más puntaje si no hubiese sido tan larga, casi tres horas de duración. Aun así no es que su duración se volvió difícil de atravesar, al contrario, el tiempo pasó bastante rápido. Pero igual me quedó la impresión que nos podría haber contado la misma historia en menos tiempo. La historia se trata de una pareja que cría toros y que atraviesa una crisis cuando un tercero se involucra. Se supone que son de esas clásicas parejas “abiertas”, con el chamuyo del poli amor (ese que estuvo de moda el año pasado, por ejemplo) pero en este bizarro triángulo de amor todos quedaron un tanto chuecos. Drogas, alcohol, músicas, preciosas imágenes. Los niños jugando a “atacar” a las niñas, los adolescentes y sus historias. Hubo fragmentos con narraciones en off de niños, que quedó muy bien. Lo que me pareció un tanto a violencia gratuita fue la parte del toro boleteando a una mula. El comportamiento de los toros y de los niños y jóvenes sirven como comentarios a la historia principal.
De repente, al salir del cine y viajando de regreso a Moreno, me acorde de algo que leí en el booklet del cd de Slapp Happy que traía los discos Casablanca Moon y Desperate Straights, este último una colaboración entre Slapp Happy y Henry Cow. Esta colaboración arrancó llena de ganas de hacer músicas y terminó llena de conflictos. Peter Blegvad en ese texto de 1993 se recordaba a si mismo diciendo en 1975: “ah, the Cow is fulla bull” (algo así como “esta Vaca está llena de toros”). Aunque suena a nombre de una sola persona, Henry Cow era una banda, bautizada así en homenaje al compositor Henry Cowell. Se ve que en algún momento de la convivencia, las cosas se pusieron un tanto tensas, al punto de despedir a Blegvad. Él luego acuño está frase para representar con esa imagen la actitud macho alfa dominante de ciertos miembros de la banda. Sin tener la versión de los otros involucrados para poder decidir si Peter tenía o no razón en decir lo que dijo; la frase se ajusta mucho a lo que yo creo que Reygadas nos quiso decir. Nuestro tiempo es un tiempo de toros que todo lo dominan, que todo quieren controlar. En nuestro tiempo, cada consenso está basado en fragilidades, cada supuesto acuerdo puede ser pasado por alto sin mayores consecuencias. Nuestro tiempo deja mucho que desear.
Identifique una canción de Genesis (“The Carpet Crawlers”) en una parte de la película pero no pude identificar la canción que la cierra, la cual me gustó. Buscando esa información, que finalmente no pude encontrar, me entere que el director del film también es uno de los actores protagónicos y que la actriz que hace el papel de su esposa, es también su esposa en la vida real. Es raro tener esos datos hoy, y me gusta no haber contado con esos datos antes de ver la película, hubiese producido en mi una suerte de morbo tipo “¡que chabón, está filmando a un tipo morfándose a su mujer!”, el cual habría desmejorado o interferido en lo que el director nos estaba narrando. Cuando vean el film, por favor, olviden esa info, es más útil no saberlo.
4 – Y se terminó el Bafici y solo vi tres películas pero está bien. ¡Como extraño el Abasto como sede central! Ojala algún día vuelvan allí, Recoleta y Belgrano no terminaron de convencerme. Y deberían pasar más películas y dejar de lado eso de pasar películas clásicas taquilleras tipo “Duro de matar” y volver a ese aire de experimentaciones con imágenes, músicas y documentales de rock que solían poblar el festival. Incluso también me quedo la impresión que dejaron de lado los films que discutían los extremismos políticos y o ideológicos. Esta fue una edición más bien tibia y sin sobresaltos de un festival con mucha historia. Es cosa de ver que se traen el año que viene.

Le agrego un foto que tome ese día a modo posdata.



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