1 – En el número 224 de la revista Los Inrockuptibles
apareció una entrevista a Juana Molina escrita por Yumber Vera Rojas. Fue en
mayo de este año. Al mes siguiente fue tapa de revista en Rolling Stone.
Apareció fumándose un porro. La entrevista la escribió Gabriel Orqueda y en la
misma edición apareció la reseña discográfica escrita por Claudio Kleiman. En
mayo, este disco fue reseñado por la revista española Rock de Lux. En junio por
la revista inglesa The Wire y, al mes siguiente, apareció una reseña en la
revista italiana Blow Up. Yo solo leí las dos revistas argentinas. De las otras
tres siempre chusmeo los contenidos. Ellos ya escribieron lo suyo, ahora me
toca escribir lo mío.
2 – Ya en mayo alguien lo subió a Internet para download
gratuito y, devorado por la impaciencia, me lo baje y lo escuche casi de
inmediato. Días después, un 24 de junio fui a una disquería de Castelar con
$250 a comprármelo. Dicen por ahí que es su mejor disco. A ella misma le
parecía extraño: ¿Cómo hace alguien para llegar a tal conclusión? ¿Midiendo
que, sopesando que cosa? Sí, es un gran disco pero ¿el mejor? A mí me suena a
truco periodístico para llamar la atención de los lectores.
3 – Este es su séptimo disco. Fui a verla en vivo dos veces
y tengo todos sus discos originales. Si no me falla la memoria escribí cuatro
posts sobre ella en este blog. Ya ni tengo ganas de auto citarme, quien tenga
ganas de enterarse, se enterara. Hoy estoy con Halo. Voy a tratar algo distinto
esta vez. Voy a tratar de escribir una microhistoria para cada track, a ver que
me sale.
4 – “Paraguaya”. Estoy
de pie en el medio de la nada con un asfalto al costado. Espero el colectivo. Y
la gente se cansa de esperar el colectivo, ese mismo que espero y de a poco se
van a tomarse otra línea. Sigo esperando solo.
“Sin Dones”. Llegaron a casa
llenos de ruido. Me alegre de verlos. Trajeron el vino y la luna buena. Me
enseñaron a jugar al truco por enésima vez y volví a olvidarlo. Me quedo
alegría y un dolor de cabeza.
“Lentísimo Halo”. En mi barrio
siempre hay mucho silencio. Pero hace unos días la calle se lleno de voces como
de fantasmas. Discusiones como de películas. Es de noche pero todavía no son
las diez. Salgo a verlos y no hay nadie. Nada. Nadie. La sangre hace tic-tac en
mi frente preocupada. Vuelvo a entrar y vuelven a sonar. Me siento cerca de la
ventana tomando mates. Una película con voces en la oscuridad y el viento corre
lento. Invierno.
“In The Lassa”. Después de
bañarme y vestirme, busque rápido las llaves del auto y de casa. Salí y maneje
un montón. La lluvia complica todo. Inés me mando un whatsapp con mucha mala
onda. Llegue a tiempo pero igual me cago a pedos. Estoy harta de que me trate
así. “Laura, no puede ser que todo lo termine haciendo yo”. Yo pensaba por
dentro: “Porque sos boluda, por no pedir ayuda.”
“Cosoco”. Me gane todas las
figus. El gato del otro cuarto me empujo contra la pared porque estaba enojado.
Me hice mierda la cabeza pero me la banque. Porque yo no soy gato como él.
“Cálculos y Oráculos”. Dolores
por todas partes del cuerpo. Dolor de los huesos. Mis amigos llevados por el
tiempo. Hace rato que no silbo, yo silbaba todo el día. Silbaba un montón de
canciones y ahora ya no. Carlitos se me prende de la pierna y me saca de mis
pensamientos. “Dale, gurí, volvé con tu hermana”, le dije. Un ratito más y ya
iba a estar listo el asado.
“Los Pies Helados”. Le di a los
remos por meses. Por dentro me reía mientras miraba el techo, fumando el de
después. Verónica prendió la tele y se puso a ver algo por TV. Llevó mucho
laburo pero valió la pena. Todo por un polvo.
“A00 B01”. Se va a caer. Se
agarraba como podía con sus patitas de las hojas más firmes del yuyo pero se va
a caer. El otro miraba desde abajo y eligió no subirse. No era firme como un cardo,
ese vegetal. Se cayó.
“Cara De Espejo”. Velocidad. El día va terminándose. Postes y
más postes de iluminación a ambos costados de la autopista. Luces que van
prendiéndose perezosamente.
“Andó”. Ella espera mirando para
ambos lados de la esquina. Mira por la vidriera como el restorán hierve de
clientes y pedidos. Justo se retira de su turno. Pasa su hermana a buscarla.
Van a ir a ver una película aburrida y reírse de eso.
“Estalactitas”. Comprar pan,
azúcar, yerba. Recalentar lo del mediodía para los chicos. Antes, ir a
esperar a Pupi a la parada del
colectivo. Falta media hora. Mucho viento, pibes a la deriva en las esquinas.
Ella llegó y fuimos a casa.
“Al Oeste”. Respirar. Pensar.
Cantar. Hablar. Caminar. Escuchar. Mirar. Soñar despierto. Bostezar. Rascarse
la cabeza. Recordar. Comer. Reír. Entender. Habitar.
5 – Las microhistorias no
reflejan lo que suena. Intente escribir lo primero que se me cruzo por la
cabeza mientras escuchaba cada tema. Trate de que mi teclear sobre la netbook
dure lo mismo (más o menos) que los tracks. Lo logré varias veces.
Hay un par de videos dando
vueltas por YouTube de canciones de este excelente disco. Un disco que llega a
todos nosotros como un recodo nuevo de la riquísima travesía sonora de Juana
Molina. Lo que arrancó con su sabor en “Segundo” (2000), fue prosiguiendo en
más ramas: “Tres Cosas” (2002); “Son” (2006); “Un Día” (2008) y “WED 21” (2013).
Bienvenidos hoy a “Halo”. Solo el inicio del camino con “Rara” (1996) quedó a
medio cocinar.
6 – Mi historia con Juana Molina
empezó en octubre de 2004 con “Segundo”. Entre “Segundo” y “Halo”: 72
canciones. 72 visiones alteradas de la realidad en trece años. Desde esta
agencia de viajes, nosotros te recomendamos este tour. Mares, tierras y cielos
de diversas complejidades.
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